La alegría y la belleza de la fe ante la cultura secularizada del relativismo y el
agnosticismo. La propuesta de Benedicto XVI en su mensaje al congreso de la diócesis
de Roma
Martes, 6 jun (RV).- Los jóvenes están inmersos en una cultura secularizada en la
que “dos líneas de fondo empujan en dirección contraria al anuncio cristiano”. Benedicto
XVI pone en guardia contra los riesgos del agnosticismo y del relativismo. “El agnosticismo
–dice- proviene de la reducción de la inteligencia humana a simple razón calculadora
y funcional que tiende a sofocar el sentido religioso inscrito en la profundidad de
nuestra naturaleza”. En cambio, “el proceso de relativismo y desarraigo corroe los
lazos más sagrados y los afectos más dignos del hombre”.
Iba dirigido a los
jóvenes el discurso que el Papa pronunció ayer por la tarde en el congreso de su diócesis,
la diócesis de Roma, que este año lleva por título: “La alegría de la fe y la educación
de las nuevas generaciones”. El Santo Padre fue acogido por el cardenal Camillo Ruini,
su vicario, y por una gran multitud de fieles en la Basílica de San Juan de Letrán,
a donde se trasladó desde el Vaticano.
“Descubrir la belleza y la alegría
de la fe –ha dicho el Pontífice- es un camino que cada generación debe recorrer ella
misma. La alegría de la fe es una alegría que debe ser compartida. Por esto educar
las nuevas generaciones a la fe es una tarea grande y fundamental que compromete a
la entera comunidad cristiana”.
Y hablando a toda la comunidad, el Pontífice
se refirió al congreso del año pasado dedicado a la familia, y recordó a los fieles
que la institución familiar “está hoy asechada y amenazada”, y que “el amor entre
el hombre y la mujer se realiza sólo plenamente dentro del matrimonio”.
A pesar
de la cultura secularizada que nos rodea, dijo el Papa en su aplaudidísimo discurso,
se ha de ofrecer a los jóvenes la verdadera esperanza cristiana y “no se debe abandonar
la gran cuestión del amor”, pues de lo contrario se puede llegar a presentar un cristianismo
desencarnado”. Se trata de educar a los jóvenes a saber escoger en la libertad y al
servicio de la caridad”, puntualizó.
“Los progresos de la ciencia -observó
asimismo Benedicto XVI- son muy rápidos y a menudo vienen presentados en contraposición
a las afirmaciones de la fe, provocando confusión y haciendo difícil la acogida de
la verdad cristiana”. Por esto, el Papa incitó a un dialogo entre fe y razón y a educar
a los jóvenes a una “pastoral de la inteligencia y de la persona que acoja seriamente
las preocupaciones de las jóvenes generaciones”.
“El objetivo –indicó el Papa-
es siempre el mismo: reavivar la fe en nuestras comunidades e intentar despertarla,
o suscitarla, en todas las personas y las familias de esta gran ciudad, donde la fe
ha sido predicada y la Iglesia ha sido implantada ya desde la primera generación cristiana,
y en particular por los Apóstoles Pedro y Pablo”.
Benedicto XVI denunció también
como “el olvido de Dios que existe hoy en vastas partes del mundo y en cierta medida
también en Roma”, produce “mucho ruido efímero, muchas controversias inútiles y también
una gran insatisfacción y un sentido de vacío”. Por esto, el Santo Padre pidió “que
ayudemos a nuestros hermanos y a nuestros ciudadanos a reencontrar el sentido y la
dicha de la propia vida”.
Terminado su discurso, el Papa regresó al Vaticano,
mientras el congreso de la diócesis proseguía sus trabajos, guiados por el cardenal
Ruini y por el secretario general del vicariato, Mons. Mauro Parmeggiani.