LA FAMILIA, TRANSMISORA DE LA FE Catequesis preparatorias para el V Encuentro
Mundial de las Familias en Valencia, España
El Espíritu Santo y la Iglesia
¿Se
puede decir que el Espíritu es conocido por las familias cristianas? ¿En qué se
manifiesta este conocimiento? Estas son las preguntas que nos deja la catequesis
preparatoria para el %º Encuentro Mundial, a celebrar en Valencia, España, la primera
semana de Julio. Intentaremos ayudarnos de los materiales que nos ha facilitado el
Consejo Pontificio para la Familia.
Comencemos con la lectura de la Palabra
de Dios, en los Hechos de los apóstoles, capítulo 2: “Estando comiendo con ellos les
encargó que esperaran lo prometido por el Padre: vosotros seréis bautizados dentro
de poco con Espíritu Santo”
Y la Enseñanza de la Iglesia consiste en que: “Una
vez realizada la obra de la redención, el Padre envió al Espíritu Santo el día de
Pentecostés para santificar a los creyentes y darles acceso al Él por medio de Cristo
en un mismo Espíritu. El Espíritu Santo habita en la Iglesia y en el corazón de los
fieles como en un templo, y en ellos obra y da testimonio de su adopción como hijos
del Padre.
Ahora nos preguntamos nosotros, los cristianos: ¿Se puede decir
que el Espíritu es conocido por las familias cristianas? ¿En qué se manifiesta este
conocimiento? Esta pregunta se puede responder con lo que Jesús dijo a la samaritana,
cuando le pidió agua junto al pozo: “Si conocieras el don de Dios… El que bebe de
esta agua vuelve a tener sed, quien beba del agua que yo le daré no tendrá sed jamás,
pues el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en manantial que brota dando
vida eterna” (Jn. 4, 14).
La samaritana, que era una mujer de mucha vida… ¡había
tenido siete maridos! Se interesa por el agua que brota desde dentro de cada uno.
¿Y cuál es ese manantial? El Espíritu de Dios que recibieron los apóstoles en Pentecostés,
y el Espíritu que habida dentro de nuestros corazones. Por eso es importante la pregunta:
¿Es conocido el Espíritu en las familias cristianas? Los que dan culto a Dios, como
le decía Jesús a la samaritana lo han de hacer desde dentro, “en espíritu y en verdad”
“Los
padres transmiten a sus hijos la fe en el Espíritu Santo desde los primeros momentos
de su existencia, cuando viven según el Espíritu. En el momento en que los hijos son
capaces de entender, se requiere una explicación adecuada. Momentos fundamentales
de la misma son: la preparación y celebración de los sacramentos de la Iniciación
Cristiana, especialmente el de la Confirmación”.
De esta forma, en casa y en
la parroquia, los hijos van creciendo en conocimiento de Dios y en vida espiritual
interior. La familia es el lugar donde se experimenta ese gozo compartido por el amor,
las atenciones mutuas, y los hijos se desarrollan en la verdad y en la libertad, siempre
bajo la acción del Espíritu Santo. Y así él nos va guiando como iglesia doméstica”,
como guía a la Iglesia universal.
“El Espíritu Santo guía a la Iglesia a la
verdad plena, la gobierna con diversos dones y la embellece con sus frutos; con la
fuerza del Evangelio, la rejuvenece y conduce a la unidad consumada con Cristo, su
Esposo”
La condición de este Pueblo es la dignidad y libertad de los hijos
de Dios; tiene por ley el nuevo mandato de amar como Cristo nos amó y como fin dilatar
el reino de Dios; está destinado a todos los hombres y aunque, con frecuencia, parezca
una pequeña grey, es un germen segurísimo de unidad, de esperanza y de salvación para
todo el género humano.
¿Y cuáles son las principales funciones que desempeña
el Espíritu Santo en la Iglesia y en la familia "Iglesia doméstica"? La principal
labor del Espíritu en nosotros es capacitarnos para conocer mejor a Cristo, y en él,
el plan de salvación que Dios tiene sobre el mundo. Si estamos viviendo en un mundo
desorientado, con muchas rupturas y sinsabores en nuestras relaciones, Cristo nos
muestra que en la cruz está la resurrección. Que no hay que tener miedo, que por mucho
mal que fabriquemos los hombres, Dios está con nosotros y no nos abandona. “El
Espíritu Santo… nos hace presente el misterio de Cristo, sobre todo en la Eucaristía,
con el fin de reconciliarnos, conducirnos a la comunión con Dios y hacer que demos
fruto abundante. Además, el Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza, suscita en
nosotros la fe, la conversión del corazón y la adhesión a la voluntad del Padre.
Oración
por la familia: Dios todopoderoso y eterno que enviaste tu Espíritu a los Apóstoles:
derrama también sobre nosotros este Espíritu de amor, para que demos siempre fiel
testimonio de aquel amor que has querido que fuera el distintivo de los discípulos
de tu Hijo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.