Benedicto XVI se despide de Polonia con una exhortación a permanecer como fieles custodios
del depósito cristiano y transmitirlo a las generaciones futuras
Lunes, 29 may (RV).- Mientras Benedicto XVI se encuentra nuevamente en el Vaticano,
al concluir ayer su peregrinación a Polonia, siguen vibrando las emociones que conmocionaron
los corazones de innumerables personas, cuando daban la vuelta al mundo las imágenes
y las palabras del Papa - ‘hijo del pueblo alemán’ - en Auschwitz, ‘valle oscuro
de la humanidad’. Con el anhelo de que del recuerdo del horror brote la resistencia
contra el mal y triunfe el amor.
Benedicto XVI finalizó ayer por la noche su
viaje pastoral a Polonia donde ha transcurrido cuatro días. En la tarde de ayer el
Santo Padre visitó los campos de concentración de Auschwitz - Birkenau. De su entrada
así como sus primeros momentos en Auschwitz nos informa Patricia Jáuregui:
Nuestra enviada
especial a Polonia nos relata los indescriptibles momentos vividos por Benedicto XVI
en Auschwitz y después en Birkenau:
Después de
esta invocación al Dios de la paz, Benedicto XVI pronunció su vibrante alocución:
Y, desde el
campo de Birkenau, Benedicto XVI se trasladó al aeropuerto de Cracovia para emprender
su viaje de regreso a Roma. Al concluir estos cuatros días de peregrinación en la
tierra de su amado predecesor, el Siervo de Dios Juan Pablo II, el Santo Padre renovó
a los polacos la exhortación que les dirigió el Papa Wojtyla, despidiéndose, por última
vez de su patria. Palabras de esperanza que invitan al testimonio cristiano, a la
misericordia, a la solidaridad y a perseverar en la fe, desarrollando el papel que
les corresponde en Europa y en el mundo: «Cuando hace cuatro años, despidiéndose de
su patria por última vez, mi amado predecesor Juan Pablo II exhortó a la nación polaca
a dejarse guiar siempre por sentimientos de misericordia, de fraterna solidaridad
y de entrega al bien común, expresando su firme confianza en que, de este modo, esta
misma nación no sólo podía encontrar un lugar apropiado en la Europa unida, sino que
además con su tradición podía enriquecer este continente y el mundo entero.
Ayer,
mientras la presencia de los polacos en la familia de los estados de Europa se va
consolidando cada vez más, Benedicto XVI renovó de todo corazón aquellas palabras
de esperanza: «Os ruego que permanezcáis como fieles custodios del depósito cristiano
y que lo transmitáis a las generaciones futuras». Nuestra enviada especial, Patricia
Jáuregui, nos ofrece una crónica conclusiva de esta visita apostólica de Benedicto
XVI a Polonia: