Audiencia General: recorriendo las etapas de su reciente viaje pastoral a Polonia,
Benedicto XVI da las gracias a los católicos y a todo el pueblo polaco
Miércoles, 31 may (RV).- Siguiendo la costumbre de Juan Pablo II, el Papa Benedicto
XVI ha aprovechado la catequesis de la Audiencia General de hoy para hablar de su
reciente viaje pastoral a Polonia. Una vista a la patria de su predecesor como homenaje
al ministerio pastoral de Karol Wojtyla, siguiendo sus huellas por los lugares que
le vieron nacer y crecer. Siguiendo “las raíces de su fe robusta, de su humanidad
sensible y abierta, de su amor por la belleza y la verdad, de su devoción por María,
de su amor por la Iglesia y sobre todo de su vocación a la santidad”, ha sido una
oportunidad también, como ha dicho Benedicto XVI, “para agradecer al Señor el don
de este infatigable servidor del Evangelio”.
El Santo Padre ha destacado las
principales etapas de su peregrinación en Polonia, que inició bajo el signo del sacerdocio
en la catedral de Varsovia en un encuentro con el clero polaco, al que siguió después
el testimonio de una solicitud ecuménica en la Iglesia luterana de la santísima Trinidad.
Y la solemne eucaristía en la plaza Pilsudski.
En el programa no podían faltar
las visitas a los santuarios que marcaron la vida de sacerdote y obispo de Karol Wojtyla:
Czestochowa, Kalvaria Zebrzidowska y el de la Divina Misericordia. “He querido reproponer
la fe –ha dicho Benedicto XVI- como postura fundamental del espíritu, que implica
por entero a la persona: sus pensamientos, sus afectos, intenciones, relaciones, el
cuerpo, la actividad, el trabajo cotidiano”. El Papa ha dicho que visitó también otros
simbólicos santuarios como Wadowice, la ciudad natal de su predecesor, y la catedral
de Wawel, en Cracovia.
Bellas experiencias de su viaje fueron el encuentro
con los jóvenes y la celebración conclusiva de su visita en la solemnidad de la Ascensión
el domingo en Cracovia. “Proseguid firmes en la fe”. Esta es la consigna que ha proclamado
con vigor el Papa en tierra polaca. El final de su alocución lo ha dedicado el Pontífice
a su vista al campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau. “No hay otra respuesta a
los horrores de aquella fábrica de muerte que la Cruz de Cristo: el Amor que desciende
hasta el fondo del abismo del mal para salvar al hombre”.
Este es el resumen
que de su catequesis ha hecho el Papa en español para los fieles de nuestra lengua
presentes en la Audiencia.
Queridos
hermanos y hermanas:
Deseo compartir hoy algunos
aspectos de mi reciente viaje a Polonia, en el que he visitado algunos lugares tan
significativos para el querido Papa Juan Pablo II, encontrando siempre una multitud
entusiasta de los hijos de esa noble Nación.
Han
sido jornadas densas de encuentros, celebraciones multitudinarias, visitas
a diversos santuarios marianos y lugares que son como hitos en la historia espiritual
de Karol Wojtyła, y también en el alma de tantos polacos.
En
Auschwitz salta a la vista la magnitud del horror al que se puede llegar cuando se
trata de eliminar a Dios para ocupar su puesto. Por eso he alentado a todos los polacos
a permanecer firmes en la fe, fieles a Cristo y a la Iglesia, para que no falte su
testimonio evangélico en Europa y en el mundo. Un testimonio que todos han de dar
para evitar que en la humanidad del tercer milenio se llegue a las atrocidades de
los campos de concentración.
Saludo cordialmente
a los visitantes de lengua española, en particular a los grupos del Movimiento de
Vida Cristiana, del Regnum Christi, de Schönschtatt y la Asociación Providencia, así
como de la Parroquia de San Pelayo, acompañados del Cardenal Eduardo Martínez Somalo,
y a los demás grupos y personas de Latinoamérica y España. Invito a todos a terminar
el mes de mayo invocando con devoción a la Santísima Virgen María.
Como
siempre el Santo Padre se ha dirigido a los jóvenes a los enfermos ya los recién
casados, con las siguientes palabras: “Queridos hermanos y hermanas, en la fiesta
de la Visitación de al Beata Virgen la Iglesia recuerda a María que se dirige a su
anciana pariente Isabel para servirla. De esta manera, es para nosotros ejemplo y
modelo de solicitud hacia aquel que tiene necesidad. Queridos jóvenes, aprended de
María a crecer en la fiel adhesión a Cristo y en el amor servicial hacia los hermanos.
Que la Virgen Santa os ayude, queridos enfermos, para hacer de vuestro sufrimiento
una ofrenda al Padre celestial, en unión a Cristo crucificado. Sostenidos por la maternal
intercesión de la Virgen, vosotros queridos recién casados, dejaos guiar por el Evangelio
en vuestra vida conyugal”.