El Papa denuncia en Varsovia el relativismo que domina la sociedad y las personas
e instituciones que "intentan falsificar la palabra de Cristo y erradicar del evangelio
la verdad, demasiado incómoda para el hombre moderno"
Viernes, 26 may (RV).- Benedicto XVI ha afirmado esta mañana que el relativismo domina
en la sociedad y que hay personas e instituciones que "haciendo caso omiso de la tradición
intentan falsificar la palabra de Cristo y erradicar del evangelio la verdad, demasiado
incómoda para el hombre moderno". El Pontífice ha hecho estas manifestaciones ante
cien mil de personas que han asistido bajo la lluvia en la plaza "Jozef Pilsudki",
de Varsovia, a la misa con la que concluyó su estancia en la capital polaca, primera
etapa de la visita de cuatro días que realiza a Polonia siguiendo las huellas de Juan
Pablo II.
Las actividades de esta primera etapa del Santo Padre en Varsovia,
iniciaron esta mañana en torno a las 9,30 en la Plaza Piłsudski, antes llamada Plaza
de la Victoria, que es muy probable vuelva a cambiar nombre para asumir el de Plaza
Juan Pablo II. Se trata de un lugar histórico, es el sitio donde Juan Pablo II había
iniciado el 2 de junio de 1979 su primera visita en patria, y al final de su homilía
había dicho “Que descienda Tu Espíritu y renueve la faz de la tierra! De esta tierra!
Pues bien, Visiblemente emocionado Benedicto XIV Llegó a la esta enorme explanada
en cuyo frente se eleva, junto al altar de la ceremonia una enorme Cruz, la misma
que en entonces acompañara esta primera misa de Juan Pablo II.
Una muchedumbre
ordenada y en actitud solemne, pese a la incesante lluvia, aguardaba la llegada de
Benedicto XVI que como hemos dicho, emocionado, llegó al altar, bajo la enorme Cruz,
para celebrar la Santa Misa votiva al Espíritu Santo, y culminar su visita a Varsovia.
Presentes las más altas autoridades civiles de la nación, la entera Jerarquía católica
y representantes de las otras iglesias y confesiones religiosas.
Benedicto
XVI ha iniciado su homilía recordando las palabras pronunciadas hace 27 años en Varsovia
por Juan Pablo II: “queridísimos hermanos y hermanas en Cristo Señor, junto con ustedes
deseo elevar un canto de gratitud a la Divina Providencia, que me permite hoy estar
aquí como peregrino”. Las hago mías, ha dicho el Santo Padre y agradezco al Señor
que me ha concedido poder llegar hoy a esta histórica Plaza. Aquí, en la vigilia de
Pentecostés, Juan Pablo II pronunciaba las significativas palabras de la oración:
“Descienda tu espíritu, y renueve la faz de la tierra, de esta tierra!”. En este mismo
lugar, recordó, fue despedido con una solemne ceremonia fúnebre el gran Primado de
Polonia cardenal Stefan Wyszynsi, de quien por estos días se celebra su vigésimo quinto
aniversario de muerte. “Dios unió estas dos personas no solo mediante la misma fe,
esperanza y amor, sino también mediante los mismas vivencias humanas, que han relacionado
a los dos fuertemente a la historia de este pueblo y de la Iglesia que vive en él”.
El Santo Padre ha profundizado en su homilía en el lazo de unión existente
entre la fe y la profesión de la Verdad Divina, entre la fe y la dedicación a Jesucristo
en el amor, entre la fe y la práctica de la vida inspirada en los mandamientos. Estas
tres dimensiones de la fe son fruto de la acción de Espíritu Santo que se manifiesta
como fuerza interior que armoniza los corazones de los discípulos con el corazón de
Cristo y hace capaz de amar a los hermanos como Él los ha amado: De esta manera la
fe es un don, pero al mismo tiempo una tarea.
La homilía prosigue: A lo largo
de la historia de la Iglesia los Apóstoles han predicado la palabra de Cristo preocupándose
de entregarla, intacta, a sus sucesores, los cuales a su vez la han transmitido a
las sucesivas generaciones, hasta nuestros días y recuerda que tantos predicadores
del Evangelio han dado la vida precisamente a causa de la fidelidad a la verdad de
la palabra de Cristo, y de este modo, nace la Tradición de la Iglesia. Benedicto XVI
observa que al igual que en siglos pasados también hoy existen personas o ambientes
que, dejando de lado esta secular tradición, quisieran falsificar la palabra de Cristo
y quitar del Evangelio la verdad, según ellos, demasiado incómoda para el hombre moderno.
Incisivo y preciso ha sido Benedicto XVI cuando se ha referido al hecho de
que se trata de crear la impresión de que todo es relativo, inclusive que las verdades
de fe dependerían de la situación histórica y de la valorización humana. Sin embargo,
el Papa ha rebatido que la Iglesia no puede hacer callar el Espíritu de Verdad. Que
los sucesores de los Apóstoles, junto con el Papa, son responsables de la verdad del
Evangelio, e inclusive todos los cristianos están llamados a compartir esta responsabilidad
aceptando las indicaciones que le son propias.
A propósito de este aspecto
el Papa ha hablado del papel de los cristianos, diciendo que cada cristiano tiene
el deber de confrontar continuamente las propias convicciones con los dictámenes del
Evangelio y de la Tradición de la Iglesia en el compromiso de permanecer fieles a
la palabra de Cristo, inclusive cuando esta es exigente y humanamente difícil de comprender.
“No debemos caer en la tentación del relativismo o de la interpretación subjetiva
y selectiva de las Sagradas Escrituras. Solo la verdad íntegra nos puede abrir a la
adhesión a Cristo muerto y resucitado por nuestra salvación”.
“De hecho Cristo
dice si me amáis, la fe no significa solamente aceptar cierto número de verdades abstractas
sobre los misterios de Dios, del hombre, de la vida y de la muerte, de las realidades
futuras; la fe consiste en una íntima relación con Cristo, una relación basada en
el amor de Aquel que nos ha amado desde el inicio hasta hacer ofrenda total de sí
mismo”.