2006-05-26 15:52:00

El Papa denuncia en Varsovia el relativismo que domina la sociedad y las personas e instituciones que "intentan falsificar la palabra de Cristo y erradicar del evangelio la verdad, demasiado incómoda para el hombre moderno"


Viernes, 26 may (RV).- Benedicto XVI ha afirmado esta mañana que el relativismo domina en la sociedad y que hay personas e instituciones que "haciendo caso omiso de la tradición intentan falsificar la palabra de Cristo y erradicar del evangelio la verdad, demasiado incómoda para el hombre moderno". El Pontífice ha hecho estas manifestaciones ante cien mil de personas que han asistido bajo la lluvia en la plaza "Jozef Pilsudki", de Varsovia, a la misa con la que concluyó su estancia en la capital polaca, primera etapa de la visita de cuatro días que realiza a Polonia siguiendo las huellas de Juan Pablo II.

Las actividades de esta primera etapa del Santo Padre en Varsovia, iniciaron esta mañana en torno a las 9,30 en la Plaza Piłsudski, antes llamada Plaza de la Victoria, que es muy probable vuelva a cambiar nombre para asumir el de Plaza Juan Pablo II. Se trata de un lugar histórico, es el sitio donde Juan Pablo II había iniciado el 2 de junio de 1979 su primera visita en patria, y al final de su homilía había dicho “Que descienda Tu Espíritu y renueve la faz de la tierra! De esta tierra!

Pues bien, Visiblemente emocionado Benedicto XIV Llegó a la esta enorme explanada en cuyo frente se eleva, junto al altar de la ceremonia una enorme Cruz, la misma que en entonces acompañara esta primera misa de Juan Pablo II.

Una muchedumbre ordenada y en actitud solemne, pese a la incesante lluvia, aguardaba la llegada de Benedicto XVI que como hemos dicho, emocionado, llegó al altar, bajo la enorme Cruz, para celebrar la Santa Misa votiva al Espíritu Santo, y culminar su visita a Varsovia. Presentes las más altas autoridades civiles de la nación, la entera Jerarquía católica y representantes de las otras iglesias y confesiones religiosas.

Benedicto XVI ha iniciado su homilía recordando las palabras pronunciadas hace 27 años en Varsovia por Juan Pablo II: “queridísimos hermanos y hermanas en Cristo Señor, junto con ustedes deseo elevar un canto de gratitud a la Divina Providencia, que me permite hoy estar aquí como peregrino”. Las hago mías, ha dicho el Santo Padre y agradezco al Señor que me ha concedido poder llegar hoy a esta histórica Plaza. Aquí, en la vigilia de Pentecostés, Juan Pablo II pronunciaba las significativas palabras de la oración: “Descienda tu espíritu, y renueve la faz de la tierra, de esta tierra!”. En este mismo lugar, recordó, fue despedido con una solemne ceremonia fúnebre el gran Primado de Polonia cardenal Stefan Wyszynsi, de quien por estos días se celebra su vigésimo quinto aniversario de muerte. “Dios unió estas dos personas no solo mediante la misma fe, esperanza y amor, sino también mediante los mismas vivencias humanas, que han relacionado a los dos fuertemente a la historia de este pueblo y de la Iglesia que vive en él”.

El Santo Padre ha profundizado en su homilía en el lazo de unión existente entre la fe y la profesión de la Verdad Divina, entre la fe y la dedicación a Jesucristo en el amor, entre la fe y la práctica de la vida inspirada en los mandamientos. Estas tres dimensiones de la fe son fruto de la acción de Espíritu Santo que se manifiesta como fuerza interior que armoniza los corazones de los discípulos con el corazón de Cristo y hace capaz de amar a los hermanos como Él los ha amado: De esta manera la fe es un don, pero al mismo tiempo una tarea.

La homilía prosigue: A lo largo de la historia de la Iglesia los Apóstoles han predicado la palabra de Cristo preocupándose de entregarla, intacta, a sus sucesores, los cuales a su vez la han transmitido a las sucesivas generaciones, hasta nuestros días y recuerda que tantos predicadores del Evangelio han dado la vida precisamente a causa de la fidelidad a la verdad de la palabra de Cristo, y de este modo, nace la Tradición de la Iglesia. Benedicto XVI observa que al igual que en siglos pasados también hoy existen personas o ambientes que, dejando de lado esta secular tradición, quisieran falsificar la palabra de Cristo y quitar del Evangelio la verdad, según ellos, demasiado incómoda para el hombre moderno.

Incisivo y preciso ha sido Benedicto XVI cuando se ha referido al hecho de que se trata de crear la impresión de que todo es relativo, inclusive que las verdades de fe dependerían de la situación histórica y de la valorización humana. Sin embargo, el Papa ha rebatido que la Iglesia no puede hacer callar el Espíritu de Verdad. Que los sucesores de los Apóstoles, junto con el Papa, son responsables de la verdad del Evangelio, e inclusive todos los cristianos están llamados a compartir esta responsabilidad aceptando las indicaciones que le son propias.

A propósito de este aspecto el Papa ha hablado del papel de los cristianos, diciendo que cada cristiano tiene el deber de confrontar continuamente las propias convicciones con los dictámenes del Evangelio y de la Tradición de la Iglesia en el compromiso de permanecer fieles a la palabra de Cristo, inclusive cuando esta es exigente y humanamente difícil de comprender. “No debemos caer en la tentación del relativismo o de la interpretación subjetiva y selectiva de las Sagradas Escrituras. Solo la verdad íntegra nos puede abrir a la adhesión a Cristo muerto y resucitado por nuestra salvación”.

“De hecho Cristo dice si me amáis, la fe no significa solamente aceptar cierto número de verdades abstractas sobre los misterios de Dios, del hombre, de la vida y de la muerte, de las realidades futuras; la fe consiste en una íntima relación con Cristo, una relación basada en el amor de Aquel que nos ha amado desde el inicio hasta hacer ofrenda total de sí mismo”.







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