2006-05-06 15:40:50

La familia, primera y principal transmisora de la fe


LA FAMILIA, TRANSMISORA DE LA FE
Catequesis preparatorias para el
V Encuentro Mundial de las Familias en Valencia, España


La familia, primera y principal transmisora de la fe

Queridos amigos de radio vaticano, bienvenidos a nuestro espacio sobre el Encuentro Mundial de las Familias. Antes de iniciar con la primera catequésis que tiene por titulo: la familia, primera y principal transmisora de la fe, nos gustaría que ustedes escucharan algunos de los párrafos del mensaje que el santo padre Benedicto XVI dirige a este V Encuentro Mundial para el que nos estamos preparando.


Benedicto XVI al recordar que fue su venerado antecesor, Juan Pablo II, quien convocó el V Encuentro Mundial de las Familias, con el tema de "La transmisión de la fe en la familia", dijo textualmente:
“Me propongo alentar, como lo hizo Juan Pablo II, "la estupenda novedad" del "Evangelio de la Familia", cuyo valor es central para la Iglesia y la sociedad. La familia cristiana tiene, hoy más que nunca, una misión nobilísima e ineludible, como es transmitir la fe y la inserción en la comunidad eclesial. Los padres son los primeros evangelizadores de los hijos, don precioso del Creador. Así se va construyendo un universo moral enraizado en la voluntad de Dios, en el cual el hijo crece en los valores humanos y cristianos que dan pleno sentido a la vida.
Ya desde ahora –sigue diciendo el Santo Padre- encomiendo al Señor y bendigo a las familias que participarán o se unirán espiritualmente a dicho Encuentro. Que la Virgen María, Madre nuestra, que acompañó a su Hijo en las Bodas de Caná, interceda por todos los hogares del mundo”


Este el tema de la primera catequésis: La familia, primera y principal transmisora de la fe.


Para poder comprender este primer punto, es bueno que nos hagamos la siguiente pregunta: ¿Perciben los esposos de hoy que la familia es la primera y principal transmisora de la fe, o desconocen o abdican de esta misión?


Tocamos aquí un punto esencial de nuestra realidad cristiana. Por tanto, tratemos de fijar cómo es nuestra propia familia ante tal pregunta. Para esto debemos de saber que nadie da lo que no tiene. Si en una casa no se da importancia a los valores de la persona, esto puede repercutir de forma grave sobre la misma familia y sobre la misma sociedad.


Los valores de la persona: el amor, la verdad, la justicia, la responsabilidad, la solidaridad, etc., son fundamentales en la construcción del mundo. Y en primer lugar, estos valores derivan de la fe en el Dios vivo, que quiere el amor, la verdad y la justicia. Los padres en la familia, son los maestros insustituibles de los hijos. Los valores de la persona que hemos mencionado anteriormente entre ellos se adquieren en casa, en familia, como Iglesia doméstica.
“La familia cristiana, por el sacramento del matrimonio y por el bautismo de los padres y de los hijos, es "Iglesia doméstica" y participa de esa misión; y en cuanto engendradora de sus hijos, se convierte en la primera y principal institución encargada de transmitir a los hijos el misterio salvífico de Dios. Por ello, los padres son los genuinos transmisores a sus hijos de la fe que profesan”.
De ahí la necesidad de preguntarnos: ¿qué tipo de maestro, maestra, soy yo en mi casa? No le echemos siempre la culpa a la sociedad o alguna institución evadiendo nuestra responsabilidad.


Ahora bien, la familia sola no puede hacer todo, primero porque vivimos en sociedad, necesitamos la ayuda de los demás y la colaboración en esta tarea de educar. En segundo lugar, porque son valores sociales, que afectan y crecen en las relaciones humanas. De ahí la necesidad del apoyo de la escuela, la catequesis parroquial, y por qué no del Estado. El estado tiene obligación de proteger a la familia para cumplir con sus obligaciones en orden al bien de los hijos y del bien de la sociedad.


Justo es decir que estas instituciones son de apoyo, y jamás sustituirán la presencia y la formación que dan los padres. Y así leemos en las catequesis preparatorias:
“La familia no es una institución autosuficiente ni autónoma en la transmisión de la fe a sus hijos; sino que necesita estar en íntima relación con la parroquia y la escuela -sobre todo si es católica-, que frecuentan sus hijos. El modo informal (a veces ha de ser también formal) de la catequesis familiar se complementa con la catequesis parroquial y la clase de religión del centro educativo”.


Acabamos con una invocación a Nuestro Padre del cielo para que nos ayude en esta tarea:
Oh Dios, que has dado a la familia cristiana el honor y la responsabilidad de transmitir la fe a sus hijos; concédele tu fortaleza para cumplir con fidelidad la tarea que tú le encomendaste. Por interseción de Jesús, María y José, modelo de toda familia. Amén.








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