2006-05-04 13:48:35

Profundo malestar del Papa por las ordenaciones episcopales en China que constituyen una "grave violación de la libertad religiosa" y añade nuevos obstáculos diálogo entre la Santa Sede y Pekín


Jueves, 4 may (RV).- Benedicto XVI ha recibido con profundo malestar la noticia de dos ordenaciones episcopales en China sin respetar las exigencias de la comunión con el Papa. La Santa Sede considera este deplorable episodio como una "grave violación de la libertad religiosa" que añade nuevos obstáculos al deseado diálogo entre la Iglesia de Roma y las autoridades de Pekín.

Benedicto XVI ha recibido la noticia de dos ordenaciones episcopales en China con profundo malestar, ya que un acto tan importante para la vida de la Iglesia se ha llevado a cabo, en ambos casos sin respetar las exigencias de la comunión con el Papa. Una declaración de la Oficina de Prensa de la Santa Sede ha informado esta mañana de la contrariedad del Santo Padre ante las ordenaciones episcopales de los sacerdotes Giuseppe Ma Yinglin y Giuseppe Liu Xinhong los pasados 30 de abril y tres de mayo en China, y las califica de grave herida para la unidad de la Iglesia para las que están previstas severas sanciones canónicas.

Según informaciones a las que alude la Oficina de Prensa en su declaración, obispos y sacerdotes han estado sometidos a presiones y amenazas, protagonizadas por organismos externos a la Iglesia, para que participasen en las ordenaciones episcopales que, sin el mandato pontificio, son ilegales y contrarias a sus conciencias. La declaración califica este episodio como una grave violación de la libertad religiosa, a pesar de que se haya intentado disfrazar las ordenaciones episcopales como una necesidad para dar un pastor a las diócesis vacantes.

La Santa Sede expresa además su temor a que, según se anuncia, en fechas próximas se realicen nuevas ordenaciones episcopales con las mismas modalidades y ante esa eventualidad reitera la necesidad de que se respete "la libertad de la Iglesia y de la autonomía de sus instituciones de cualquier injerencia externa". La Santa Sede espera que “no se repitan tales inaceptables actos de violenta e inadmisible constricción".

La Santa Sede, que sigue con atención el atormentado camino de la Iglesia católica en China y es consciente las peculiaridades del mismo, pensaba y esperaba que deplorables episodios como éste pertenecieran ya al pasado. Por último se muestra disponible, como ya hiciera en repetidas ocasiones en el pasado, al diálogo honesto y constructivo con las autoridades chinas para encontrar soluciones que satisfagan las legítimas exigencias de ambas partes. “Porque iniciativas como ésta –finaliza la declaración- no sólo no favorecen el diálogo sino que además crean obstáculos nuevos”.







All the contents on this site are copyrighted ©.