En su mensaje a la Universidad Católica de Milán el Papa subraya su «misión fundamental
en la continua búsqueda de la verdad mediante la investigación, la conservación y
la comunicación del saber por el bien de la sociedad»
Martes, 2 may (RV).- Con motivo de la 82 Jornada de la Universidad Católica de Milán,
Benedicto XVI ha hecho llegar un mensaje por medio del cardenal Secretario de Estado,
Angelo Sodano, al arzobispo de esta diócesis italiana, cardenal Dionigi Tettamanzi.
Este Ateneo que está dedicado al Sagrado Corazón de Cristo, está llamado «a desarrollar
plenamente los estrechos lazos que existen entre verdad y caridad» - se lee en este
mensaje del Santo Padre - de forma que «el conocimiento de Dios-Amor ilumine los ámbitos
teoréticos del saber y, al mismo tiempo, la primacía del mandamiento de la caridad
dirija siempre los ámbitos más prácticos».
Destacando el profundo apego del
Pontífice hacia este gran Ateneo católico de Italia y uno de los mayores del mundo
- con el anhelo de que permanezca siempre fiel a sus orígenes, valorizando los mejores
recursos científicos de este país - Benedicto XVI ha enviado con este mismo mensaje
una contribución personal, como signo de activa solidaridad.
Evocando el magisterio
del Siervo de Dios Juan Pablo II, Benedicto XVI pone de relieve «la misión fundamental
de toda Universidad en la continua búsqueda de la verdad mediante la investigación,
la conservación y la comunicación del saber por el bien de la sociedad». Pues «una
Comunidad académica católica se distingue por la inspiración cristiana de los individuos
y de la misma Comunidad, por la luz de fe que ilumina la reflexión, por la fidelidad
al mensaje cristiano tal como es presentado por la Iglesia y por el compromiso institucional
al servicio del pueblo de Dios».
Tras hacer hincapié en las ineludibles cuestiones
fundamentales del ser humano, como son el sentido del vivir y del morir, que no pueden
quedar apartadas en la esfera subjetiva, el Papa recuerda la tarea y compromiso de
las universidades católicas de impulsar «la ciencia en el horizonte de una racionalidad
auténtica y plena, que esté abierta a lo trascendente, a Dios». Reiterado asimismo
que «una correcta relación entre fe y ciencia es posible a la luz de la revelación
de Cristo, que unió en sí a Dios y al hombre, la eternidad y el tiempo y el espíritu
y la materia». Precisamente, recuerda luego este mensaje del Papa, «el trabajo cotidiano
de una universidad católica se desarrolla en este horizonte, descubriendo la intrínseca
unidad que enlaza las distintas ramas del saber. Como son la teología, la filosofía,
la física, la medicina y todas las disciplinas que abarcan también las tecnologías
más especializadas, todas entrelazadas entre sí».
«Elegir la universidad católica
significa optar por este planteamiento que, a pesar de los inevitables límites históricos,
ha cualificado la cultura de Europa, en cuya formación las universidades nacidas históricamente
del corazón de la Iglesia han dado una aportación fundamental», destaca el mensaje
enviado por el cardenal Sodano en nombre de Benedicto XVI, para luego insistir en
que «a la luz de la Encíclica Dios es Amor, es oportuno conjugar el valor de la verdad
con el amor cristiano, buscando las aplicaciones que pueden relacionarse de cerca
con el mundo universitario».
Una de ellas se presenta muy evidente. Se rata
del «binomio ‘verdad-amor’, que es cimiento de la visión cristiana del hombre como
persona. Es decir, de la libertad que, iluminada y formada por la verdad, se realiza
en el amor. Sobre esta concepción del hombre se funda ese proyecto de sociedad que,
a partir del magisterio del Papa Pablo VI de venerada memoria, se llama, precisamente,
‘civilización del amor’».
«Verdad y amor en el centro de la cultura» ha sido
el tema elegido para esta Jornada, que se celebró el pasado domingo 30 de abril, y
que ha sido, se lee en el mensaje pontificio, una gran oportunidad para profundizar
en las motivaciones que son cimiento de esta Universidad Católica, tan importante
en la historia reciente de la Iglesia y de la sociedad italiana.