Mensaje del Papa a los Obispos del Perú, con motivo del IV centenario de la muerte
de Santo Toribio de Mogrovejo
Lunes, 24 abr (RV).- Con motivo de las celebraciones del IV centenario de la muerte
de santo Toribio de Mogrovejo, segundo Arzobispo de Lima, Benedicto XVI ha enviado
un Mensaje a los Obispos del Perú, firmado el pasado 23 de marzo, fiesta de Santo
Toribio de Mogrovejo, en el que saluda cordialmente al Cardenal Juan Luis Cipriani
Thorne, así como a los numerosos Arzobispos y Obispos que se han congregado para dar
gracias a Dios por esta figura sobresaliente de Pastor. A continuación, publicamos
el Mensaje del Santo Padre:
Amados hermanos en el Episcopado: Con motivo
de las celebraciones del IV centenario de la muerte de santo Toribio de Mogrovejo,
segundo Arzobispo de Lima, deseo hacer llegar un saludo muy cordial al Señor Cardenal
Juan Luis Cipriani Thorne, así como a los numerosos Arzobispos y Obispos que se han
congregado para dar gracias a Dios por esta figura sobresaliente de Pastor. Saludo
también con afecto a los sacerdotes, personas consagradas y demás pueblo fiel, que
se unen al gozo de la Iglesia por el don que Dios le ha hecho con un Santo tan admirable,
al que pueden invocar como intercesor y en el que tienen un modelo de vida también
para nuestros días.
Deseo igualmente exhortar a todos a considerar esta
efeméride como una ocasión providencial para reavivar el camino de la Iglesia en las
diversas diócesis, inspirándose en la vida y obra de santo Toribio. Él, en efecto,
se distinguió por su abnegada entrega a la edificación y consolidación de las comunidades
eclesiales de su época. Lo hizo con gran espíritu de comunión y colaboración, buscando
siempre la unidad, como demostró al convocar III Concilio provincial de Lima (1582-1583),
que dejó un precioso acervo de doctrina y de normas pastorales. Uno de sus frutos
más preciados fue el llamado Catecismo de Santo Toribio, que se demostró un
instrumento extraordinariamente eficaz para instruir en la fe a millones de personas
durante siglos, y hacerlo de manera sólida y acorde con la doctrina auténtica de la
Iglesia, uniendo así desde lo más hondo, por encima de cualquier diferencia, a cuantos
se identifican por tener «un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo» (Ef
4, 5).
Consciente de que la vitalidad de la Iglesia depende en gran parte
del ministerio de los sacerdotes, el santo Arzobispo fundó el Seminario conciliar
de Lima, que funciona hasta el día hoy. Es de esperar que siga dando abundantes
frutos, precisamente en unos momentos en que urge promover las vocaciones al sacerdocio
y a la vida consagrada, para abordar la ingente tarea de construir comunidades cristianas
que se reúnan con gozo en la celebración dominical, frecuenten los sacramentos, fomenten
la vida espiritual, transmitan y cultiven con premura la fe, den testimonio de firme
esperanza y practiquen siempre la caridad.
El profundo espíritu misionero
de santo Toribio se pone de manifiesto en algunos detalles significativos, como su
esfuerzo por aprender diversas lenguas, con el fin de predicar personalmente a todos
los que estaban encomendados a sus cuidados pastorales. Pero era también una muestra
del respeto por la dignidad de toda persona humana, cualquiera que fuere su condición,
en la que trataba de suscitar siempre la dicha de sentirse verdadero hijo de Dios.
En
esta circunstancia, invoco la intercesión maternal de la Santísima Virgen María, para
que proteja al Pueblo de Dios que camina por tierras Latinoamericanas y lo guíe hacia
la alegría de vivir plena y coherentemente la fe en Cristo. Con estos sentimientos,
les imparto complacido la Bendición Apostólica, con una atención especial por la Iglesia
en el Perú y, en particular, por la Arquidiócesis de Lima.
Vaticano, 23
de marzo, fiesta de Santo Toribio de Mogrovejo, año del Señor 2006. BENEDICTUS
PP. XVI