2006-04-24 15:39:56

Benedicto XVI comparte con los Obispos de Gana sus reflexiones sobre las principales metas y desafíos de la Iglesia en ese país africano


Lunes, 24 abr (RV).- Benedicto XVI ha recibido, al final de esta mañana, a los Obispos de la Conferencia Episcopal de Gana –entre ellos el Card. Peter Poreku Dery, creado por el Santo Padre en el primer Consistorio de su Pontificado-, quienes han finalizado su visita “ad Limina Apostolorum”. Como es tradicional en estas ocasiones, el Papa les ha dirigido un discurso en el que ha reflexionado sobre las principales metas y desafíos de la Iglesia en este país africano.

“Que el espíritu del Resucitado traiga consuelo y seguridad, particularmente, a África...”, deseaba hace unos días Benedicto XVI en su Mensaje del Domingo de Resurrección. Y con este mismo anhelo, el Santo Padre ha analizado la realidad del amado pueblo de Gana, con especial referencia al flagelo de la pobreza; la sacralidad de la vida humana; la familia, basada en el sacramento del matrimonio, unión monógama e indisoluble entre hombre y mujer; la pastoral de la juventud; la formación de los catequistas y el sacerdocio.

A pesar de que quede aún mucho por hacer, el Papa ha expresado su satisfacción ante el progreso alcanzado en la lucha contra la plaga de la pobreza extrema, que desemboca a menudo en un declive moral generalizado, como el crimen, la corrupción, las amenazas contra la sacralidad de la vida humana e incluso el retorno a las prácticas de superstición del pasado. Situaciones que conducen a la desesperanza y ante las cuales la Iglesia ofrece su ayuda, impulsando un conocimiento cada vez más profundo de las promesas de Jesucristo, para que los católicos desempeñen como es debido su legítimo papel tanto en la Iglesia de Cristo como en la sociedad.

Insistiendo luego en la tarea de la Iglesia en la pastoral familiar, Benedicto XVI ha reiterado la importancia del sacramento del matrimonio, que es una de las mayores preocupaciones de los Obispos de Gana. Y tras recordar que la Iglesia respeta las legítimas tradiciones y culturas de los pueblos, el Papa ha señalado la necesidad de purificar aquellas prácticas que son contrarias al Evangelio. “Por ello – ha indicado el Pontífice- es indispensable que toda la comunidad católica siga impulsando la importancia de la unión indisoluble y monógama entre hombre y mujer, consagrada en el sacramento del matrimonio. Para los cristianos el sacramento matrimonial nunca podrá ser sustituido con otras formas tradicionales locales de uniones”.

El Santo Padre ha alentado asimismo a los Prelados de Gana ha perseverar en su misión pastoral dedicada a la juventud, ofreciendo a los jóvenes –que constituyen casi la mitad de la población de este país africano- la debida atención y ayuda espiritual y catequética y tendiéndoles la mano, de forma franca y cariñosa, con el fin de que la misma juventud –reforzada en su identidad católica- pueda afrontar los desafíos que se presentan en las realidades de la economía, la globalización y la salud, saliendo al paso también de los peligros que representan las sectas.

En lo que respecta a la importancia de la formación sacerdotal y recordando su Encíclica, Dios es Amor, Benedicto XVI ha destacado una vez más que el sacerdocio nunca puede ser visto como un modo de mejorar la propia categoría social o nivel de vida, sino como servicio de entrega absoluta, fiel y dichosa a la voluntad del Señor.








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