2006-04-07 16:49:36

El Papa habla con los jóvenes sobre valor del matrimonio, el reto del secularismo y el recuerdo de su propia vocación vivida en el contexto de la inhumanidad del nazismo


Viernes, 4 abr (RV).- El valor del matrimonio, el reto del secularismo y el recuerdo de su propia vocación vivida en el contexto de la inhumanidad del nazismo, fueron los temas principales que el Santo Padre desarrolló ayer por la tarde en su encuentro con los jóvenes de Roma y del Lazio en la Plaza de san Pedro, como preparación de la Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará el Domingo de Ramos.

Un encuentro juvenil multitudinario caracterizado también por el recuerdo de Juan Pablo II, con una oración ante su tumba al final de la celebración, y por el conmovedor abrazo del Papa y la madre y hermanas del sacerdote italiano asesinado en Turquía el pasado mes de febrero. El testimonio de la hermana del misionero Andrea Santoro quiso subrayar el perdón de su madre al asesino esperando que este gesto “contribuya a la unidad de las confesiones cristianas y al creciente diálogo entre las distintas religiones en Oriente Medio”.

El momento central del encuentro, como ya sucedió el pasado 15 de octubre durante la catequesis a los niños, fueron las preguntas y respuestas del Santo Padre a cinco chicos y chicas, todos estudiantes con edades comprendidas entre los 17 y los 21 años. El Pontífice recordó a los jóvenes que “de los siete sacramentos, el matrimonio es el primero instituido por Dios en la creación misma del ser humano”.

En este sentido Benedicto XVI subrayó que más allá de la cultura consumista, que parecer permitir todo pero que en realidad vacía al ser humano, todas las grandes civilizaciones de la historia se han orientado hacia el diseño original de la monogamia y la fidelidad entre hombre y mujer, en el cual puede nacer la nueva generación y existir también progreso.

El Santo Padre habló también de su vocación sacerdotal, la cual nació cuando el régimen nazi anunciaba que en la nueva Alemania no habría habido más sacerdotes ni vida consagrada. La brutalidad de este sistema –dijo el Papa- su rostro inhumano me confirmó que el camino del sacerdocio era la dirección justa.

Otro de los temas abordados por el Pontífice fue el del secularismo, el gran reto de nuestros tiempos, una forma de vivir, de presentar el mundo como si Dios no existiese. Con esta visión se lacera la sociedad, porque cada uno se ocupa de su proyecto y al final todos estarán los unos contra los otros.

Al final del encuentro, llevando en procesión la Cruz de las Jornadas Mundiales de la Juventud que el próximo domingo los jóvenes de Colonia entregarán a los australianos que preparan el encuentro mundial de Sydney 2008, el Papa bajó con una delegación de muchachos a rezar a la tumba de Juan Pablo II. “Queremos recordarle como un jefe –dijo Benedicto XVI- y pedimos al Señor que recompense a Juan Pablo II por su gran obra de difusión del Evangelio en el mundo, y que nosotros tengamos su mismo celo apostólico para que la Palabra de salvación se difunda en cada ambiente de la vida y alcance a cada hombre hasta los confines últimos de la tierra.







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