El Papa habla con los jóvenes sobre valor del matrimonio, el reto del secularismo
y el recuerdo de su propia vocación vivida en el contexto de la inhumanidad del nazismo
Viernes, 4 abr (RV).- El valor del matrimonio, el reto del secularismo y el recuerdo
de su propia vocación vivida en el contexto de la inhumanidad del nazismo, fueron
los temas principales que el Santo Padre desarrolló ayer por la tarde en su encuentro
con los jóvenes de Roma y del Lazio en la Plaza de san Pedro, como preparación de
la Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará el Domingo de Ramos.
Un
encuentro juvenil multitudinario caracterizado también por el recuerdo de Juan Pablo
II, con una oración ante su tumba al final de la celebración, y por el conmovedor
abrazo del Papa y la madre y hermanas del sacerdote italiano asesinado en Turquía
el pasado mes de febrero. El testimonio de la hermana del misionero Andrea Santoro
quiso subrayar el perdón de su madre al asesino esperando que este gesto “contribuya
a la unidad de las confesiones cristianas y al creciente diálogo entre las distintas
religiones en Oriente Medio”.
El momento central del encuentro, como ya sucedió
el pasado 15 de octubre durante la catequesis a los niños, fueron las preguntas y
respuestas del Santo Padre a cinco chicos y chicas, todos estudiantes con edades comprendidas
entre los 17 y los 21 años. El Pontífice recordó a los jóvenes que “de los siete sacramentos,
el matrimonio es el primero instituido por Dios en la creación misma del ser humano”.
En
este sentido Benedicto XVI subrayó que más allá de la cultura consumista, que parecer
permitir todo pero que en realidad vacía al ser humano, todas las grandes civilizaciones
de la historia se han orientado hacia el diseño original de la monogamia y la fidelidad
entre hombre y mujer, en el cual puede nacer la nueva generación y existir también
progreso.
El Santo Padre habló también de su vocación sacerdotal, la cual nació
cuando el régimen nazi anunciaba que en la nueva Alemania no habría habido más sacerdotes
ni vida consagrada. La brutalidad de este sistema –dijo el Papa- su rostro inhumano
me confirmó que el camino del sacerdocio era la dirección justa.
Otro de los
temas abordados por el Pontífice fue el del secularismo, el gran reto de nuestros
tiempos, una forma de vivir, de presentar el mundo como si Dios no existiese. Con
esta visión se lacera la sociedad, porque cada uno se ocupa de su proyecto y al final
todos estarán los unos contra los otros.
Al final del encuentro, llevando en
procesión la Cruz de las Jornadas Mundiales de la Juventud que el próximo domingo
los jóvenes de Colonia entregarán a los australianos que preparan el encuentro mundial
de Sydney 2008, el Papa bajó con una delegación de muchachos a rezar a la tumba de
Juan Pablo II. “Queremos recordarle como un jefe –dijo Benedicto XVI- y pedimos al
Señor que recompense a Juan Pablo II por su gran obra de difusión del Evangelio en
el mundo, y que nosotros tengamos su mismo celo apostólico para que la Palabra de
salvación se difunda en cada ambiente de la vida y alcance a cada hombre hasta los
confines últimos de la tierra.