El Papa subraya que el ser humano jamás puede ser sacrificado a los éxitos de la ciencia
y de la técnica, ante los participantes en un Seminario sobre patrimonio cultural
y universidades europeas
Sábado, 1 abr (RV).- El ser humano jamás puede ser sacrificado a los éxitos de la
ciencia y de la técnica: es una de las reflexiones de Benedicto XVI en el discurso
a los participantes en el seminario sobre el tema: “El patrimonio cultural y los valores
de las universidades europeas, como base a la atracción del Espacio Europeo de Instrucción
Superior”.
El encuentro en el Vaticano ha sido organizado en colaboración
con la Conferencia de Rectores de las Pontificias Universidades, con la Pontificia
Academia de las Ciencias, con la UNESCO-CEPES, con el Consejo de Europa y con el patrocinio
de la Comisión Europea. Han participado en este seminario miembros procedentes de
50 países encabezados esta mañana por el cardenal Zenon Grocholewski, prefecto de
la Congregación para la Educación Católica.
“El hombre es una obra de arte
de la creación”, ha recordado el Papa, ilustrando los puntos firmes de la visión cristina,
en una fase en la cual es “fundamental” la cuestión antropológica. El Pontífice ha
manifestado al mundo académico que toda realidad cultural tiene un pasado y un futuro
hecho de proyectos, y que “se trata, por tanto, de esclarecer cuál es la concepción
del hombre que está en la base de los nuevos proyectos”.
“Es justo que os
preguntéis al servicio de qué hombre, de qué imagen de hombre, debe estar la universidad:
de un individuo cerrado en defensa de sus intereses, de una sola perspectiva de intereses,
de una perspectiva materialista o de una persona abierta a la solidaridad con los
demás, en la búsqueda de un verdadero sentido de la existencia, que debe tener un
sentido común que trascienda a la propia persona”
Otro punto esencial sobre
el que ha reflexionado Benedicto XVI ha sido el de preguntarse “cuál es la relación
que existe entre la persona humana, la ciencia y la técnica”. Y a este respecto el
Papa ha denunciado graves riesgos: “el desarrollo tecnológico, -ha dicho- gracias
a la informática ha ocupado una parte importante de nuestra actividad mental, con
consecuencias que afectan nuestra manera de pensar y pueden condicionar nuestra misma
libertad”. “Es menester afirmar con fuerza -ha dicho el Santo Padre- que el ser humano
jamás pueda ser sacrificado a la ciencia y a la técnica”. Esta es la cuestión antropológica
ante la que hay que hacer valer la riqueza del patrimonio de las Universidades europeas:
“Para nosotros, herederos de la tradición humanista fundada en los valores
cristianos, la cuestión va afrontada a la luz de los principios que han inspirado
nuestra civilización, que han encontrado en las universidades europeas auténticos
laboratorios de investigación y de profundización”.
Benedicto XVI ha terminado
su discurso manifestando el papel que debe tener el proyecto de Universidad para el
futuro: “ayudar a Europa a conservar su alma revitalizando las raíces cristianas que
la han originado”. De la concepción bíblica sobre el hombre Europa ha sacado lo mejor
de su cultura humanista y ha promovido la dignidad de la persona, fuente de derechos
inalienables. “Pero el hombre no puede comprenderse asimismo de manera plena si prescinde
de Dios”, ha afirmado el Papa. Es esta “la razón por la que no se debe abandonar nunca
la dimensión religiosa de la existencia humana y menos en un momento en que se está
construyendo la Europa del tercer milenio”.