2006-03-29 16:45:25

Audiencia general: “Gracia, amor y comunión, aspectos diversos de la única economía de la salvación, que hace de la Iglesia un pueblo congregado por la unidad”


Miércoles, 29 mar (RV).- Este miércoles Benedicto XVI ha celebrado la audiencia general en la Plaza de san Pedro en la que han participado 50 mil peregrinos procedentes de todo el mundo. El Santo Padre, en su catequesis, ha reflexionado sobre el don de la Comunión. “A través del ministerio apostólico la Iglesia, comunidad reunida por el Hijo de Dios venido en carne, vivirá en el sucederse de los tiempos edificando y alimentando la comunión en Cristo y en el espíritu, a la que todos están llamados y en la que pueden experimentar la salvación donada por el Padre.

“Los doce apóstoles, ha proseguido diciendo el Papa, tomaron con gran responsabilidad el ser los sucesores de Cristo, para que la misión que se les había sido confiada continuara después de su muerte. En el curso de los siglos la Iglesia, orgánicamente estructurada y guiada por los legítimos Pastores, ha continuado viviendo en el mundo como misterio de comunión, en el que se refleja de alguna manera la misma comunión trinitaria”.

Ya el apóstol San Pablo habla de este supremo manantial trinitario, cuando desea a sus cristianos: “la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros”. Por otra parte, ha continuado diciendo el Papa, el contexto inmediato, caracterizado por la insistencia sobre la comunión fraterna, parece que esté orientado a ver en la “koinonía” del espíritu Santo, no solamente la “participación” en la vida divina del Espíritu, sino también la “comunión” entre los creyentes que el mismo Espíritu suscita como su artífice y principal agente.

La idea de la comunión como participación en la vida trinitaria, ha subrayado Benedicto XVI, está iluminada con particular intensidad en el Evangelio de Juan, donde la comunión de amor que une al Hijo al Padre y a los hombres es al mismo tiempo el modelo y el manantial de la comunión fraterna, que debe unir a los discípulos entre ellos. Esta vida de comunión con Dios y entre nosotros tiene como propia finalidad el anuncio de la buena noticia.

La comunión – fruto del Espíritu Santo – está alimentada por el Pan eucarístico y se expresa en las relaciones fraternas, en una especie de anticipación de la gloria futura. La Iglesia, ha finalizado diciendo el Pontífice, se revela de este modo una maravillosa creación de amor, hecha para acercar Cristo a cada hombre y a cada mujer, a todos los que quieran verdaderamente encontrarle, hasta el fin de los tiempos.

Este ha sido el resumen que de su catequesis ha hecho el Santo Padre en español para los peregrinos de nuestra lengua presentes en la audiencia: RealAudioMP3

Queridos hermanos y hermanas:
A lo largo de los siglos, la Iglesia, bajo la guía de sus pastores, ha vivido en el mundo como misterio de comunión. Las palabras de San Pablo: “la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros”, manifiestan que el don gratuito del amor del Padre en el Hijo se realiza y expresa en la comunión actuada por el Espíritu Santo. Gracia, amor y comunión, son aspectos diversos de la única “economía” de la salvación, que hace de la Iglesia “un pueblo congregado por la unidad”.

 
Esta comunión, que se nutre del Pan eucarístico y se expresa en las relaciones fraternas, es verdaderamente la Buena Noticia; el don precioso que nos hace sentir acogidos y amados en Dios. La Iglesia, Pueblo reunido en el nombre de la Trinidad, se revela así como una maravillosa creación de amor, hecha para acercar a Cristo a los hombres.

 
Saludo a los peregrinos de España y América Latina, especialmente a los alumnos del Seminario Menor de la Asunción de Santiago de Compostela, a los fieles de las parroquias de San Andrés de Borrassá, San Juan de Mata, San Pedro de Ciudad Real, así como a los alumnos del Colegio de las Esclavas de Santander, Cristo Rey de Benifayó, Jesús-María de Barcelona y Fray Luis de Granada. Vivid en comunión fraterna, “amándoos los unos a los otros” y anunciando, así, el Evangelio a todos los hombres.

 
Al final, como siempre, el Santo Padre ha saludado a los enfermos, a los recién casados y a los jóvenes. El tiempo de Cuaresma, con las repetidas invitaciones a la conversión, os conduzca, queridos jóvenes, a un amor cada vez más consciente hacia Cristo y su Iglesia; que crezca en vosotros, queridos enfermos, el conocimiento de que el Señor crucificado os sostiene en la prueba; y a vosotros, recién casados, que el tiempo cuaresmal os ayude a hacer de vuestra vida familiar un lugar de constante crecimiento en el amor fiel y generoso.







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