Audiencia general: el Papa pide "un renovado compromiso a nivel global” en la lucha
contra la tuberculosis y que se asegure a estos enfermos "condiciones dignas de vida"
Miércoles, 22 mar (RV).- Benedicto XVI ha presidido esta mañana la Audiencia General
en la plaza de san Pedro. En su catequesis el Papa ha reflexionado sobre la evangelización
y el papel de los apóstoles. “Ellos no serán anunciadores de una idea, sino testigos
de una persona”.
También el Papa ha hecho hoy un llamamiento para "un renovado
compromiso global en la lucha contra la tuberculosis” con motivo de la celebración,
el próximo viernes, de la Jornada mundial contra esta enfermedad.
“Los apóstoles,
testimonios y enviados de Cristo”. Sobre este tema, Benedicto XVI ha desarrollado
esta mañana la catequesis en la Audiencia General en la plaza de san Pedro. “La carta
a los Efesios nos presenta a la Iglesia -ha dicho el Papa- como una construcción edificada
“sobre el fundamento de los apóstoles y de los profetas, teniendo como piedra angular
al mismo Cristo Jesús”. En el Apocalipsis, el papel de los Apóstoles, y más específicamente
de los Doce, está aclarado en la perspectiva escatológica de la Jerusalén celestial,
presentada como una ciudad cuyos muros se apoyan en doce basamentos, sobre los cuales
están los nombres de los doce apóstoles del Cordero. Y los Evangelios concuerdan en
el referir que la llamada a los Apóstoles marcó los primeros pasos del ministerio
de Jesús, tras el bautismo recibido en las aguas del Jordán.
El Santo Padre
ha recordado que los evangelios de Marcos y Mateo cuentan que el escenario de la llamada
de los primeros apóstoles fue en el lago de Galilea. Jesús hacía poco que había comenzado
la predicación del Reino de Dios, cuando su mirada se fijó en dos parejas de hermanos:
Simón y Andrés; Jaime y Juan. Eran pescadores empeñados en su trabajo cotidiano con
las redes y la pesca. Pero les esperaba otro tipo de “pesca”. Jesús los llama con
decisión y ellos le siguieron con prontitud: serán “pescadores de hombres”. El evangelio
de Lucas, aún siendo más elaborado, sigue sin embargo, la misma tradición. El destino
de estos “llamados”, de ahora en adelante, estará íntimamente relacionado con el destino
de Jesús. El apóstol es un enviado, pero, antes que nada, es un “experto” de Jesús.
Precisamente,
este aspecto es puesto en evidencia por el evangelista Juan desde el primer encuentro
de Jesús con los futuros Apóstoles, ha explicado el Pontífice. Aquí el escenario es
distinto. El encuentro tiene lugar en las orillas del Jordán. La presencia de los
futuros discípulos, venidos con Jesús desde Galilea para vivir la experiencia del
bautismo administrado por Juan, ilumina su mundo espiritual. Eran hombres a la espera
del Reino de Dios, deseosos de conocer al Mesías, cuya venida era anunciada como inminente.
Basta la indicación de Juan el Bautista que señala a Jesús como el Cordero de Dios,
para que surja en ellos el deseo de un encuentro personal con el Maestro.
La
aventura de los Apóstoles comienza, pues, ha dicho Benedicto XVI como un encuentro
de personas que se abren recíprocamente. Empieza para los discípulos un conocimiento
directo del Maestro. Ellos, de hecho, no serán anunciadores de una idea, sino testigos
de una persona. Antes de ser enviados a evangelizar, deberán “estar” con Jesús estableciendo
con Él una relación personal. Sobre esta base la evangelización será un anuncio de
lo que han experimentado y una invitación a entrar en el misterio de la comunión con
Cristo.
Jesús es el pastor escatológico, que reúne a las ovejas perdidas de
la casa de Israel y va en su búsqueda, porque las conoce y las ama. A través de esta
convocatoria se anuncia el Reino de Dios a todas las gentes. Los doce apóstoles reunidos
a participar en la misma misión que Jesús, cooperan con el Pastor de los últimos tiempos,
yendo también ellos a buscar las ovejas perdidas de la casa de Israel. Después de
la pasión y la Resurrección de Cristo, el carácter universal de la misión de los apóstoles
será aclarado y explícito. Cristo enviará a los Apóstoles a todo el mundo, a todas
las naciones y hasta los extremos confines de la tierra.
Este ha sido el resumen
que de su catequesis ha hecho el Santo Padre para los peregrinos de nuestra lengua
en la Audiencia General.
Queridos
hermanos y hermanas: Después de recibir el bautismo en el Jordán, Jesús
llamó a los Doce Apóstoles, para que se convirtieran en sus testigos y enviados. La
llamada cambió al instante sus vidas: dejando su oficio de pescadores comenzaron a
seguir a Jesús y prepararse para la misión de ser pescadores de hombres y anunciar
el Evangelio. Como el contenido del anuncio no es una simple idea, sino
la persona misma de Jesús, es necesario ante todo un encuentro y una relación personal
con él, para poder transmitir una experiencia que ellos mismos han vivido intensamente.
Por eso los Doce están con Jesús y tienen con él una relación de íntima comunión.
Ésta sigue siendo también hoy la premisa de toda evangelización, que es una forma
de participar en la misma misión de Jesús, el Buen Pastor, en favor de todo el género
humano. Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a la Banda
musical del Seminario Redentorista de Manizales, a los Colegios San Juan Bosco, de
Madrid y Cristo Rey de Gandía, a la Asociación Nuestra Señora de Covadonga, así como
a los demás peregrinos venidos de España y Latinoamérica. Muchas gracias
por vuestra visita.
Al final de la audiencia Benedicto XVI ha pedido "un
renovado compromiso a nivel global” para que se disponga de los recursos necesarios
para curar a nuestros hermanos enfermos de tuberculosis, que con frecuencia viven,
además, en situación de gran pobreza".
El Papa ha animado, además, "las iniciativas
de asistencia y solidaridad" en favor de estos enfermos y ha deseado que tengan siempre
aseguradas "condiciones dignas de vida". El Papa ha realizado el llamamiento con motivo
de la celebración, el próximo viernes, de la Jornada mundial de la lucha contra la
tuberculosis, enfermedad que es una las principales causas de muerte en el mundo,
con 1,7 millones de fallecimientos anuales.
Como es ya tradicional, el pensamiento
final de la Audiencia, lo ha dirigido el Papa a los jóvenes presentes, muy numerosos,
a los enfermos y a los recién casados. “En el clima espiritual de la Cuaresma que
es un tiempo privilegiado para la conversión y la reconciliación con Dios y con los
hermanos, - ha dicho Benedicto XVI - os invito a seguir las enseñanzas de Jesús Maestro,
que forma a sus discípulos a ser anunciadores y testigos de su mensaje salvífico”.