2006-03-21 16:11:44

Benedicto XVI reafirma su profundo y continuo interés por los destinos de Europa y de los pueblos que la componen


Martes, 21 mar (RV).- El Papa saluda y bendice de Benedicto XVI a las personalidades políticas y religiosas presentes en la celebración eucarística que ha tenido lugar esta mañana en la abadía de Montecasino, centrada en San Benito, patrono de Europa. El Papa ha reafirmado su profundo y continuo interés por los destinos de Europa y de los pueblos que la componen.

"Nada anteponer al amor de Cristo". Esta regla benedictina que pone en primer lugar el amor es la única forma de promover efectivamente la paz, la armonía y el diálogo entre los pueblos y las culturas, la colaboración y la solidaridad entre los países más desarrollados económicamente y aquellos que carecen de lo esencial para sobrevivir.

Así lo ha manifestado, en la abadía de Montecasino, el cardenal Paul Poupard que ha presidido esta mañana una solemne celebración eucarística, en ocasión de la Solemnidad de San Benito Abad, y en la que “la presencia de ilustres personalidades del mundo político y diplomático – ha dicho el purpurado- hace que este día y esta celebración sea un momento importante y significativo en el camino de la construcción de la Europa de los pueblos”. Además del presidente de la Cámara de los Diputados, el subsecretario de la Presidencia del Consejo y el presidente de la región del Lazio, han asistido los embajadores europeos acreditados ante la Santa Sede y ante la República Italiana.

El cardenal Paul Poupard ha centrado su homilía en San Benito, la Regla y las raíces cristianas de Europa en el día en que se celebra la Solemnidad de uno de los patronos del continente y padre fundador de la orden benedictina. El purpurado ha transmitido el saludo y la Bendición Apostólica del Santo Padre, quien también ha manifestado su cercanía, su participación espiritual en la celebración y su profundo y continuo interés por los destinos de Europa y de los pueblos que la componen.

El cardenal responsable de los dicasterios de cultura y diálogo interreligioso ha subrayado la ejemplaridad y la grandeza espiritual del padre del monaquismo occidental como uno de los motivos por los que el Santo Padre, hace un año, asumió el nombre de Benedicto.

En el mismo sentido, el purpurado ha retomado la intervención del 1 de abril del entonces cardenal Ratzinger, recibiendo el premio San Benito por la promoción de la cultura y de la familia en Europa, en el monasterio benedictino de Santa Escolástica de Subiaco. En aquella ocasión, días antes de su elección como Pontífice, el decano del colegio cardenalicio afirmaba que “en el debate sobre la definición de Europa, no se juega una nostálgica batalla en la retaguardia de la historia, sino una gran responsabilidad para la humanidad de hoy”. E hizo un comprometido llamamiento a admitir nuestra necesidad de tener raíces para sobrevivir y a no perder de vista a Dios, si queremos que la dignidad humana no desaparezca”.

“El alejamiento de las raíces cristianas -añadía el cardenal Ratzinger- no comporta una tolerancia superior que respeta a todas las culturas del mismo modo, sin querer privilegiar a ninguna, sino la plasmación de una forma de pensar y una de vivir que se contraponen radicalmente, entre otras cosas a las culturas históricas de la humanidad. La verdadera contraposición que caracteriza el mundo de hoy no es la de las distintas culturas religiosas, sino la de la radical emancipación del hombre de Dios, de las raíces de la vida, por una parte, y las grandes culturas religiosas por otra”.







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