Viernes, 17
mar (RV).- En estas reflexiones en familia hablaremos de las relaciones de pareja,
aquellas que parten de la situación ideal, pero que con el pasar del tiempo, o por
múltiples circunstancias, esa situación ideal cambia convirtiéndose en ocasiones en
una verdadera pesadilla. ¿Cómo lograr que nuestra relación de pareja sea duradera,
fuerte, profunda, leal?
Podríamos decir que la situación ideal de una pareja
se presenta cuando el amor se da de manera sincera y desinteresada, pero también cuando
amabas personas comparten valores comunes a sus formas de ser, cuando cada miembro
de la pareja puede ser como es, sin disimular nada, al tiempo que puede, en su relación
con el otro, ser mejor y sacar a relucir las mejores cualidades de su pareja.
Una
relación armoniosa es aquella en que sus miembros pueden resolver sus problemas buscando
soluciones razonables sin tratar de controlar al otro. Las parejas pueden disfrutar
juntos de muchas actividades, compartir tiempo, pero también gozar de las actividades
separadas, porque se fundamentan en la confianza del ser amado. Se arriesgan a ser
vulnerables y expresan sus sentimientos con espontaneidad.
Pocas parejas logran
estos puntos a plenitud. En el curso de la vida, la pareja necesita trabajar para
mantener su unión viva. Generalmente, la intensidad inicial se transforma en profundidad
y en la historia compartida durante el camino recorrido. Si la unión está viva, hay
un sentido de satisfacción y soporte mutuo. Si esta satisfacción se pierde, es importante
tomar una actitud realista sobre lo que está ocurriendo.
Cuando las parejas
pasan por algunas dificultades, muchas de ellas no logran superarlas completamente
y quedan resquemores, dolores, que las llevan incluso al aislamiento, a la sensación
de soledad, aún estando unidos por el amor. Se sienten ignorados, disminuidos, creen
que ya no son necesarios para la otra persona. Es la llamada “soledad de dos en compañía”.
En
algunas ocasiones, el amor y la convivencia, la armonía, se disfraza de necesidad
de compañía, de afán de sentirse apoyados, comprendidos, atendidos. Muchas parejas
convierten su relación de pareja, de amor, en una relación de intereses desde los
económicos, hasta la simple compañía presencial, sin ningún tipo de convivencia, cuando
no una convivencia completamente disfuncional.
Frente a las dificultades, lo
mejor que se puede hacer es enfrentar esos problemas, si la relación está fundamentada
en la sinceridad, en la confianza, en el respeto, entonces tienen las herramientas
necesarias para enfrentar sus dificultades y superarlas.
A veces, esta actitud
promueve una mejor relación con la pareja porque bajan las presiones y la convivencia
se hace más grata. Es fácil sentir que la otra persona no quiere darnos lo que necesitamos;
a veces ése es el caso. Otras veces, la pareja no tiene la capacidad de adaptarse
a situaciones diferentes, a los cambios y eso impide el que avancen como pareja, pues
hoy en día los cambios en la familia y en las relaciones son en ocasiones forzados
a nuevas situaciones.