El Papa subraya que la Iglesia está llamada a dialogar con culturas y religiones diversas,
buscando construir junto a todas las personas de buena voluntad la pacifica convivencia
de los pueblos
Sábado, 11 mar (RV).- El Santo Padre a última hora de la mañana en el Aula de las
Bendiciones, a los participantes en el congreso promovido por la Congregación para
la Evangelización de los pueblos en el 40 aniversario del decreto conciliar Ad gentes.
Benedicto XVI tras haber saludado a los responsables y participantes en el
congreso se ha detenido en el decreto conciliar, aprobado el 7diciembre de 1965, del
que ha dicho que “ha dado un renovado impulso a la misión de la Iglesia”, permitido
poner en mayor evidencia la raíz originaria de la misión, es decir, “la vida trinitaria
de Dios de la cual brota el movimiento de amor que de las Personas Divinas se difunde
sobre toda la humanidad”. “Todo brota del corazón del Padre celestial que tanto ama
al mundo que ha dado a su Hijo Unigénito para que quien crea en Él no muera y tenga
la vida eterna”. Luego, el Papa, refiriéndose a la Iglesia ha manifestado:
Tarea
de la Iglesia es comunicar incesantemente este amor divino, gracias a la acción vivificante
del Espíritu Santo. En efecto, el Espíritu Santo quien transforma la vida de los creyentes,
liberándoles de la esclavitud del pecado y de la muerte, haciéndoles capaces de testimoniar
el amor misericordioso de Dios, que quiere hacer de la humanidad, en su Hijo, una
única familia.
En estos últimos años -ha explicado el Santo Padre- se ha percibido
la necesidad de confirmar este esfuerzo porque en la época moderna, como observaba
mi amado predecesor Juan Pablo II, la missio ad gentes parece sufrir una fase de desaceleración
por las dificultades debidas al cambiante cuadro antropológico, cultural, social y
religioso de la humanidad.
Benedicto XVI ha subrayado que la Iglesia está hoy
llamada a confrontarse con nuevos desafíos y está preparada para dialogar con culturas
y religiones diversas, buscando construir junto a todas las personas de buena voluntad
la pacifica convivencia de los pueblos.
Refiriéndose siempre a la actividad
misionera del Pueblo de Dios, el Santo Padre ha subrayado que se trata de un mandato
cuya actuación fiel exige paciencia y previsión, valentía y humildad, escucha de Dios
y vigilante discernimiento de los signos de los tiempos. La acción evangelizadora
“debe proceder por el mismo camino de Cristo, el camino de la pobreza, de la obediencia,
del servicio, y del sacrificio de uno mismo.
El Pontífice ha hecho hincapié
en que la Iglesia está llamada a servir a la humanidad de nuestro tiempo, confiando
únicamente en Jesús dejándose iluminar por su Palabra e imitándole en el darse generosamente
a los hermanos.
Benedicto XVI antes de finalizar su discurso ha recordado
a los misioneros que realizan su labor pastoral en las fronteras más avanzadas del
mundo, anunciando el evangelio aún con el riesgo de perder su vida, como ha sucedido
recientemente. “Que su sacrificio -ha dicho el Papa- obtenga una renovada primavera,
rica de frutos apostólicos para la evangelización y que María Estrella de la Evangelización
les ayude en su tarea misionera.
Entre los participantes a este congreso sobre
el decreto conciliar Ad gentes en el 40 aniversario de su publicación, escuchemos
ahora a uno de los relatores del mismo, al carmelita español padre Jesús Castellano
Cervera que nos habla sobre cómo se ha desarrollado el concepto de misión precisamente
en estas últimas 4 décadas.