2006-03-10 17:02:30

El Papa alienta al I Congreso de los Movimientos eclesiales y Nuevas Comunidades en Latinoamérica a “dar cada vez mayor vigor a la vida cristiana en esa parte del mundo en la cual la Iglesia tiene puestas tantas esperanzas”


Viernes, 10 mar (RV).- “Los Movimientos y Comunidades están llamados a tender una mano amiga a otras personas, para que también ellas descubran a Cristo; a quienes aún no lo conocen y a quienes viven su cristianismo de manera superficial, a los que se debe proporcionar también el apoyo necesario para robustecer cada día más su fe y formarla rectamente, ante las acechanzas de una mentalidad secularizada o que promueve la indiferencia religiosa en muchos ambientes latinoamericanos”.

De esta forma se dirige el cardenal secretario de Estado, Angelo Sodano, en una carta escrita en nombre del Santo Padre y dirigida a los participantes en el primer Congreso de los Movimientos eclesiales y Nuevas Comunidades en Latinoamérica, organizado por el Consejo Pontificio para los Laicos y el Consejo Episcopal Latinoamericano, que se está celebrando en Bogotá del 9 al 12 de marzo.

El lema elegido para este Congreso - «Discípulos y misioneros de Jesucristo hoy» - indica dos aspectos esenciales y correlativos en ese continuo caminar de la Iglesia «entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios, anunciando la cruz y la muerte del Señor hasta que vuelva» (Lumen gentium, 8). “En realidad, escribe el cardenal Sodano, el ser discípulo de Cristo no es una situación transitoria que termina en un determinado momento, sino que requiere estar siempre a la escucha, aprendiendo y siguiendo al único Maestro (cf. Mt 23, 8), sin pretender llegar a ser él mismo maestro algún día”.

El Santo Padre les alienta además a “compartir fraternalmente la riqueza de su propia espiritualidad y experiencia, con el fin de contribuir a dar cada vez mayor vigor a la vida cristiana en esa parte del mundo en la cual la Iglesia tiene puestas tantas esperanzas”.

“El cristiano de hoy , se lee en la carta, debe ser siempre discípulo de Cristo, al que puede acercarse de muchos modos, porque siempre nos espera en los senderos de nuestra existencia para enseñarnos cuál es el don de Dios y darnos de beber la verdadera agua viva” (cf. Jn 4, 10).

El purpurado recuerda en otro momento las palabras de Benedicto XVI en Colonia en este ámbito cuando subrayó que «la espontaneidad de las nuevas comunidades es importante, pero es asimismo importante conservar la comunión con el Papa y con los Obispos. Son ellos quienes garantizan que no se están buscando senderos particulares, sino que se está viviendo a su vez en aquella gran familia de Dios que el Señor ha fundado con los doce Apóstoles». Por último la misiva subraya “la importancia de la comunión eclesial, de la que tanto depende la autenticidad de toda experiencia de vida cristiana y la eficacia de las iniciativas pastorales”.








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