Benedicto XVI denuncia algunas formas de explotación laboral, por parte de empresarios
carentes de una sólida inspiración moral, y las dificultades económicas de muchas
familias
Sábado, 4 mar (RV).- La justicia y la caridad - aspectos inseparables del compromiso
social del cristiano – y el deber de los laicos en favor de un justo orden laboral
y económico, atentos a las personas, a las familias, a las situaciones de dificultad
y soledad y a las necesidades no materiales, rechazando toda explotación. Son algunos
de los temas desarrollados en el discurso de Benedicto XVI recibiendo en audiencia
esta mañana a la Unión italiana de Empresarios y Dirigentes cristianos.
Benedicto
XVI ha recordado, una vez más, que «el cristiano está llamado a buscar siempre la
justicia, pero además lleva siempre en sí mismo el impulso del amor, que va más allá
de la misma justicia». Reiterando la específica reflexión que ha dedicado a la relación
entre justicia y caridad, en su Encíclica Dios es Amor, el Papa ha recibido en audiencia
esta mañana a la Unión Cristiana de Empresarios y Dirigentes - federación italiana
nacida hace casi 60 años con el propósito de difundir y testimoniar la Doctrina Social
de la Iglesia.
Tras señalar que el camino cumplido por los laicos cristianos,
desde mediados del siglo XIX hasta la actualidad, ha conducido a tomar conciencia
de que «las obras de caridad no deben sustituir el compromiso en favor de la justicia
social», el Santo Padre ha hecho hincapié en el importante magisterio de la Iglesia
en lo que se refiere a la doctrina social: «En estos últimos tiempos, gracias también
al magisterio y al testimonio de los Romanos Pontífices y, en particular del amado
Juan Pablo II, todos tenemos más claro que la justicia y la caridad son dos aspectos
inseparables del único compromiso social del cristiano».
Y tal como señala
en su Encíclica, Benedicto XVI ha puesto de relieve el deber que tienen los laicos
en este mismo contexto: «A los fieles laicos, de modo particular, les corresponde
el deber de actuar en favor de un orden justo en la sociedad, participando en primera
persona en la vida pública y cooperando con los otros ciudadanos bajo su propia responsabilidad
(cfr Deus caritas est, 29). Precisamente en ello están animados por la ‘caridad social’
que los capacita para estar atentos a las personas en cuanto personas, a las situaciones
de mayor dificultad y soledad y también a las necesidades no materiales (cfr ivi,
28 b).
También ha subrayado el Papa la importancia del Compendio de la Doctrina
Social de la Iglesia, publicado hace dos años gracias al Pontificio Consejo Justicia
y Paz y que constituye un útil «instrumento formativo para todos aquellos que desean
dejarse guiar por el Evangelio en su actividad laboral y profesional».
No
sólo, Benedicto XVI ha expresado su anhelo de que el Compendio de la Doctrina Social
de la Iglesia «sea punto de referencia constante en el examen de las cuestiones, en
la elaboración de los proyectos y en la búsqueda de soluciones para los complejos
problemas del mundo del trabajo y de la economía». Ámbito en el que los «laicos cristianos
realizan una parte irrenunciable de su propia misión y de su propio camino de santificación».
En su denso discurso, el Santo Padre ha manifestado su satisfacción también
por la ‘Carta de valores’ de los jóvenes de esta Unión Cristiana de Empresario y Dirigentes.
Felicitándoles por su sentido positivo y de confianza en la persona; por «el propósito
de valorizar a toda persona por lo que es y por lo que puede dar, según sus propios
talentos, rechazando toda forma de explotación», por la reconocida importancia de
la familia y de la responsabilidad personal. Valores que «lamentablemente, debido
también a las actuales dificultades económicas, corren en el riesgo de no ser respetados
por empresarios que no cuentan con una sólida inspiración moral».