Llamamiento de la Santa Sede y Gan Rabinato de Israel
Jueves, 2 mar (RV).- Firme llamamiento de la Santa Sede y del Gran Rabinato de Israel
en favor de la tutela de la vida humana, condenando la eutanasia y toda violencia.
Y por el bien de la humanidad, en el respeto de las religiones, apremiante exhortación
a la colaboración con el mundo musulmán.
En el VI encuentro de la Comisión
bilateral de las Delegaciones de la Comisión de la Santa Sede para las relaciones
religiosas con el Judaísmo y del Gran Rabinato de Israel para las relaciones con la
Iglesia Católica - celebrado en Roma del 26 al 28 de febrero - «se ha afrontado el
tema de las relaciones entre la vida humana y la tecnología, concientes de que los
grandes progresos alcanzados en la ciencia médica y de los desafíos, así como de las
oportunidades que éstos representan».
Lo afirma un Comunicado publicado hoy,
que en sus diez puntos recuerda «los principios de nuestras respectivas tradiciones
religiosas, según las cuales Dios es el Creador y Señor de toda vida». Por lo que
la vida humana es sagrada, precisamente porque, como enseña la Biblia, la persona
está creada según la imagen divina (cf Gen 1,26-27).
El documento destaca que
«por el hecho de que la vida es un don divino que hay que respetar y preservar, nosotros
repudiamos con firmeza la idea de un dominio humano sobre la vida y del derecho a
decidir sobre su valor o su duración por parte de cualquier persona o grupo humano.
Por consiguiente, repudiamos el concepto de eutanasia activa, en cuanto es una ilegítima
pretensión del hombre sobre la exclusiva autoridad divina de determinar el momento
de la muerte de una persona».
Aún agradeciendo al Creador por la capacidad
que ha donado a la humanidad de sanar y conservar la vida, así como por los múltiples
progresos científicos alcanzados, reconocemos que éstos mismos progresos benéficos
conllevan mayores responsabilidades, profundos desafíos y potenciales peligros. En
este contexto, el mismo Comunicado reitera los valores morales inquebrantables y señala
la necesidad de que «existan límites en la aplicación científica y tecnológica», reconociendo
que «no todo lo que es técnicamente posible es también éticamente aceptable».
Tras
insistir en que «el respeto y cuidado de la vida humana debe ser un imperativo moral
universal, garantizado por todas las sociedades civiles y por sus leyes, promoviendo
así una cultura de la vida», el Comunicado de la Santa Sede y del Gran Rabinato de
Israel, reitera también con firmeza «la obligación de cumplir todo esfuerzo posible
para aliviar los sufrimientos humanos».
Con un llamamiento al personal médico
y a los científicos, para que se dejen guiar por la sabiduría de la religión en todo
lo que concierne a la vida y a la muerte, el Comunicado recomienda al respecto «una
debida consultación, además de con las respectivas familias, también con las autoridades
religiosas cualificadas».
Rechazando también firmemente la idea de que «la
naturaleza transitoria de la existencia humana terrenal se pueda instrumentalizar»,
la misma Comisión bilateral católica y judía condena con firmeza «cualquier tipo de
violencia contra el hombre con el fin de promover cualquier ideología, en especial
cuando se realiza en nombre de una religión». Puesto que ello significa «desacralizar
el Nombre Divino».
Además de recordar la necesidad de «impulsar el bien común
de la humanidad, mediante la promoción del respeto hacia Dios, las religiones y sus
símbolos, los lugares santos y los lugares de oración», este documento reafirma que
cualquier violación debe ser «rechazada y condenada».
Al mismo tiempo, dichas
violaciones, así como las actuales tensiones entre las civilizaciones, requieren que
nos proyectemos mas allá de nuestro diálogo bilateral», aseguran la Santa Sede y el
Gran Rabinato de Israel, afirmando que «es nuestro deber intentar implicar al mundo
musulmán y a sus autoridades en un diálogo y en una colaboración respetuosas. Además
dirigimos un llamamiento a las autoridades civiles para que sepan apreciar la potencialidad
positiva que la dimensión religiosa tiene en ayudar a resolver conflictos y tensiones
y para que, con tal fin, brinden su apoyo al diálogo interreligioso».