Escuchar el programa Miércoles, 1 mar
(RV).- En nuestro programa de hoy dedicado a la cultura y al humanismo queremos rendir
un homenaje a los 500 años de vida cumplidos por el Museo Vaticano.
Los Museos
Vaticano nacieron con una pequeña colección privada de esculturas pertenecientes a
Julio II (1503-1515) situada en el llamado “Patio de las Estatuas del Belbedere”,
hoy llamado “Patio Octágono”. Hace ya 500 años éste Papa colocó un grupo marmóreo
del Laocoonte en los mismos jardines Vaticanos, naciendo así el primer “mini” museo
Vaticano. La escultura del Laocoonte había sido descubierta el 14 de enero de 1506
en un viñedo cercano al Coliseo.
No podemos obviar el hecho de que los Papas
fueron los primeros soberanos que pusieron sus colecciones de arte y sus palacios
a disposición de la cultura y del público.
El pasado año tres millones 800
mil visitantes de los cinco continente acudieron a los Museos Vaticanos. Por qué museos,
en plural, nos podemos preguntar, pues la respuesta nos la da la propia visita al
museo o viendo uno de sus catálogos. Los Museos Vaticanos están divididos en varias
secciones, por lo que en su interior albergan varios museos, como lo es el Museo gregoriano
egipcio, donde se pueden admirar obras orientales de la antigüedad, de Alejandría
de Egipto y Palmira, de Palestina y la sala de los relieves asirios.
Por otro
lado encontramos el Museo gregoriano etrusco, con el Antiquarium romanum, la Colección
de los vasos, los Museos de Antigüedades Clásicas y el Museo Pío Cristiano –con lápidas
cristianas y hebreas. Asimismo en el interior de este impresionante museo nos encontramos
con la Pinacoteca, con tapices, cerámica que va de los siglos IX al XVIII, los micro
mosaicos y la Colección de Arte Religioso Moderno. En el interior de los Museos Vaticanos
también nos encontramos con el Museo Misionero-Etnológico, con el Museo Sacro, el
(Gregoriano) Profano y el Histórico Vaticano.
Asimismo la visita a los Museos
Vaticanos incluye varias salas de los propios Palacios Pontifícios, como el Palacete
del Belvedere, las Galerías superiores –de los candelabros, de los Tapices, y de las
Cartas Geográficas- los aposentos de san Pío V, la Sala delle Dame, y la Sala de la
Inmaculada. Por último también son de visitar las Habitaciones de Rafael y la Capilla
Sextina.
El pasado 17 de febrero se celebró una homilía conmemorativa de este
500 aniversario en la Capilla Sixtina, presidida por monseñor Timothy Verdon, quien
quiso titularla como un pasaje de San Mateo: “El ojo, lámpara del cuerpo” (Mt 6,22).
“El gran complejo de los Museos Vaticanos, como cualquier otro sistema museístico,
en efecto llega a sus visitantes a través del ojo –explicaba monseñor Verdon- a través
del sentido de la vista, que para los cristianos es quizás el más importante de los
cinco, tanto que describimos nuestra condición última, nuestra vocación eterna, como
una experiencia visiva, una visio beatifica”. Como señalaba monseñor Verdon, las personas
que visitan los Museos Vaticanos van a la búsqueda –muchas veces inconsciente- de
la ‘iluminación’, porque en la belleza del arte nos lleva de nuevo a las palabras
de San Mateo que son muy actuales en nuestros días: “La lámpara del cuerpo es el ojo.
Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso; pero si tu ojo está malo, todo
tu cuerpo estará a oscuras. Y, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué oscuridad
habrá!” (Mt 6,22b-23).
Ya Juan Pablo II en 1987 señaló que “el lenguaje de
la belleza, puesto al servicio de la fe, es capaz de llegar al corazón de los hombres,
de hacerles conocer desde dentro a Quien nosotros osamos representar en imágenes,
Jesucristo” (Duocedimun saeculum, 12: EV 10/2390).
Y es que, los Museos Vaticanos
“participan –como señalaba monseñor Verdon- en la misión confiada por el Señor a la
Iglesia sostenida por Pedro y por todos sus sucesores, de predicar la buena nueva
de reconciliación entre el cielo y la tierra a través del sacrificio de Cristo que
a través de la celebración eucarística hacemos presente entre nosotros”.