2006-02-28 07:26:38

Benedicto XVI agradece la contribución del “Óbolo de San Pedro” como la expresión más típica de participación de todos los fieles en las iniciativas benéficas del Obispo de Roma


Sábado, 25 feb (RV).- A las 11 de la mañana, Benedicto XVI ha recibido en la Sala de los Papas del Vaticano a los socios del Círculo de San Pedro. En su discurso, el Pontífice, tras saludar a todos y en particular a los miembros de la Presidencia General con su presidente a la cabeza, les ha recordado que este tradicional encuentro, tras la fiesta de la Cátedra de san Pedro, constituye un momento particularmente significativo, en el que vuestra benemérita institución, ofrece al Papa el Óbolo de San Pedro, recogido en la Diócesis de Roma durante el año pasado, y por lo tanto, circunstancia propicia para manifestarles su viva gratitud, pensando en el esfuerzo que realizan.

Seguidamente el Pontífice ha subrayado que el “Óbolo de San Pedro” es la expresión más típica de participación de todos los fieles en las iniciativas de bien del Obispo de Roma, respecto a la Iglesia universal. Es un gesto, que además del valor práctico, es un valor fuertemente simbólico, como signo de comunión con el Papa y de atención a los hermanos; por esto vuestro servicio posee un valor exquisitamente eclesial. Y tras recordar su Encíclica, en particular la segunda parte, dedicada precisamente al ejercicio de la caridad por parte de la Iglesia como “comunidad de amor”, el Papa les ha entregado idealmente la Encíclica, ya que como fieles laicos que se esfuerzan también mucho en la acción caritativa, están entre los primeros destinatarios.

“En efecto, precisamente pensando en cuantos, como vosotros, colaboran en aquello que podemos decir el ministerio de la caridad de la comunidad cristiana, he trazado un perfil, que os podrá ser útil para esforzaros tanto a nivel personal como de grupo”.

Benedicto XVI ha finalizado su discurso a los socios del Círculo de San Pedro, recordándoles que la principal motivación para actuar debe ser siempre el amor de Cristo; que la caridad es más que sencilla actividad, implica la donación de sí mismo; que este don debe ser humilde, exento de toda superioridad, y que su fuerza procede de la oración, como demuestra el ejemplo de los Santos. A los Santos de la caridad, de los que, a partir del diácono Lorenzo, es rica la historia de la Iglesia de Roma, confío el Círculo de San Pedro. Invoca a cada uno de vosotros la protección de María Santísima, para que os acompañe y os sostenga siempre. Por mi parte os aseguro que os tendré presentes en la oración.







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