Benedicto XVI agradece la contribución del “Óbolo de San Pedro” como la expresión
más típica de participación de todos los fieles en las iniciativas benéficas del Obispo
de Roma
Sábado, 25 feb (RV).- A las 11 de la mañana, Benedicto XVI ha recibido en la Sala
de los Papas del Vaticano a los socios del Círculo de San Pedro. En su discurso, el
Pontífice, tras saludar a todos y en particular a los miembros de la Presidencia General
con su presidente a la cabeza, les ha recordado que este tradicional encuentro, tras
la fiesta de la Cátedra de san Pedro, constituye un momento particularmente significativo,
en el que vuestra benemérita institución, ofrece al Papa el Óbolo de San Pedro, recogido
en la Diócesis de Roma durante el año pasado, y por lo tanto, circunstancia propicia
para manifestarles su viva gratitud, pensando en el esfuerzo que realizan.
Seguidamente
el Pontífice ha subrayado que el “Óbolo de San Pedro” es la expresión más típica de
participación de todos los fieles en las iniciativas de bien del Obispo de Roma, respecto
a la Iglesia universal. Es un gesto, que además del valor práctico, es un valor fuertemente
simbólico, como signo de comunión con el Papa y de atención a los hermanos; por esto
vuestro servicio posee un valor exquisitamente eclesial. Y tras recordar su Encíclica,
en particular la segunda parte, dedicada precisamente al ejercicio de la caridad por
parte de la Iglesia como “comunidad de amor”, el Papa les ha entregado idealmente
la Encíclica, ya que como fieles laicos que se esfuerzan también mucho en la acción
caritativa, están entre los primeros destinatarios.
“En efecto, precisamente
pensando en cuantos, como vosotros, colaboran en aquello que podemos decir el ministerio
de la caridad de la comunidad cristiana, he trazado un perfil, que os podrá ser útil
para esforzaros tanto a nivel personal como de grupo”.
Benedicto XVI ha finalizado
su discurso a los socios del Círculo de San Pedro, recordándoles que la principal
motivación para actuar debe ser siempre el amor de Cristo; que la caridad es más que
sencilla actividad, implica la donación de sí mismo; que este don debe ser humilde,
exento de toda superioridad, y que su fuerza procede de la oración, como demuestra
el ejemplo de los Santos. A los Santos de la caridad, de los que, a partir del diácono
Lorenzo, es rica la historia de la Iglesia de Roma, confío el Círculo de San Pedro.
Invoca a cada uno de vosotros la protección de María Santísima, para que os acompañe
y os sostenga siempre. Por mi parte os aseguro que os tendré presentes en la oración.