Benedicto XVI reitera la apremiante urgencia de impulsar el diálogo entre las civilizaciones,
las culturas y las religiones
Lunes, 20 feb (RV).- Benedicto XVI ha reiterado también este lunes la urgencia de
impulsar el diálogo entre las civilizaciones, las culturas y las religiones, deplorando
las faltas de respeto y la violencia instrumentalizada como respuesta. En su bienvenida
al nuevo embajador de Marruecos, el Papa ha destacado su aprecio por “la tradición
de acogida y comprensión que, desde hace siglos”, caracteriza las relaciones entre
el Reino marroquí y la Iglesia católica, señalando asimismo la importancia de impulsar
la colaboración para promover la paz en el Mediterráneo, sin olvidar los desafíos
que se presentan en la actualidad, como el del fenómeno de los emigrantes que llaman
a las puertas de Europa buscando condiciones de vida digna.
Tras hacer hincapié
en que “ahora más que nunca, el Mediterráneo está llamado a ser un lugar de encuentro
y de diálogo entre los pueblos y las culturas”, Benedicto XVI se ha referido a la
contribución de Marruecos en “la consolidación del diálogo entre las civilizaciones,
las culturas y las religiones”. Recordando el “actual contexto internacional” y la
firme “convicción de la Iglesia católica” de que las religiones, los símbolos y los
sentimientos religiosos deben ser respetados, el Santo Padre ha deplorado asimismo
las injustificables acciones de violencia que responden a las ofensas.
“Es
necesario y urgente –ha señalado el Papa-, que las religiones y sus símbolos sean
respetados y que los creyentes no sean objeto de provocaciones que hieren sus sentimientos
religiosos. Así como nunca se podrá justificar la intolerancia y la violencia como
respuesta a las ofensas, puesto que no son respuestas compatibles con los principios
sagrados de la religión. Es por ello que no podemos dejar de deplorar las acciones
de aquellos que aprovechan deliberadamente de las ofensas causadas a los sentimientos
religiosos para fomentar acciones violentas. Aún más cuando ello se cumple con fines
ajenos a la religión”.
Una vez más, el Papa ha recordado que “para los creyentes
y para todos los hombres de buena voluntad, el único camino que puede conducir a la
paz y a la fraternidad es el del respeto de las convicciones y prácticas religiosas
del prójimo, con el fin de que, de manera recíproca en todas las sociedades, se asegure
verdaderamente a cada uno el ejercicio de la religión elegida libremente”.
En
lo que respecta a los cada vez más numerosos emigrantes que llegan a Europa desde
los países más desfavorecidos, quedando atrapados en la red de la ilegalidad, que
amenaza “la dignidad y la seguridad de las personas”, Benedicto XVI ha señalado la
necesidad de que en los países de acogida o tránsito “no se les considere como mercancía
o simple fuerza de trabajo”, y se les respeten sus derechos fundamentales y su dignidad
humana.
Exhortando a la solidaridad de las naciones interesadas, con el fin
de impulsar el desarrollo de los países de origen de los emigrantes, el Papa ha recordado
que estos problemas tan dolorosos no se pueden resolver por medio de “políticas únicamente
nacionales”, sino gracias a una colaboración internacional cada vez más intensa.
Saludando
al rey marroquí, el Santo Padre se ha referido también a los esfuerzos cumplidos en
esta nación, que ha celebrado el quincuagésimo aniversario de su independencia, para
progresar hacia un futuro moderno, democrático y próspero. Y en sus saludos a la comunidad
católica en Marruecos, el Papa ha deseado que vivan su vocación cristiana “testimoniando,
cada vez con mayor generosidad, el amor de Dios a todos los hombres, en colaboración
fructífera con todos”.