La diplomacia vaticana, una peregrinación larga y apasionada como la historia del
hombre
Viernes, 17 feb (RV).- La diplomacia vaticana camina al mismo ritmo que la Iglesia,
en una peregrinación larga y apasionada como la historia misma del hombre. Esta era
una de las afirmaciones del secretario para las relaciones de la Santa Sede con los
estados, Mons, Giovanni Lajolo, en la Conferencia que impartió ayer por la tarde en
el Círculo de Roma.
El prelado, en su amplia disertación explicó que “la diplomacia
vaticana es la diplomacia del Papa. Pretende ser un instrumento dócil, fiel, siempre
atenta a las indicaciones del vicario de Cristo e intentando siempre interpretar las
preocupaciones cotidianas y trabajar por la realización de sus grandes visiones”.
Mons.
Lajolo expuso con particularidad detallada la composición de la amplia red de representaciones
de la diplomacia vaticana y las relaciones establecidas con 174 países. El prelado
quiso subrayar el desarrollo numérico que han experimentado las nunciaturas apostólicas
en el último cuarto de siglo y cómo durante los pontificados de Pablo VI y Juan Pablo
II, el número de países que han establecido relaciones diplomáticas con la Santa
Sede han pasado de 46 a 174.
Otro de los temas abordados por el secretario
fue el de los reproches que se han vertido sobre la Santa Sede acusándola de haber
legitimado de alguna forma regimenes totalitarios en el poder como el nazismo y el
fascismo. En este sentido, y con una serie de argumentaciones precisas y detalladas,
mons. Lajolo rechazó tales acusaciones “cuya interpretación –dijo- no resiste una
crítica histórica serena”.
En el contexto bilateral de la diplomacia de la
Santa Sede, el prelado enumeró los temas principales de los que se ocupa, y que se
pueden encontrar en los mensajes del Santo Padre para la Jornada Mundial de la Paz
y al Cuerpo Diplomático. En estas ocasiones Benedicto XVI se refirió a Tierra Santa,
Israel, Líbano, Oriente Medio, y particularmente a Irak, la región sudanesa de Darfur
y la región africana de los Grandes Lagos.
Mons. Lajolo citó además otras muchas
situaciones que la Santa Sede sigue con preocupación y entre estas enumeró por ejemplo
en Europa la frágil situación de Bosnia Herzegovina y la incierta futura configuración
institucional de Kosovo; en África, la situación en Somalia, las tensas relaciones
entre Etiopía y Eritrea, las realidades del norte de Uganda o de Costa de Marfil.
En
América Latina, el prelado recordó también los problemas de distinta naturaleza en
varios países como Haití a quien mencionó expresamente. Con respecto a Asia, mons
Lajolo, citó la situación de los cristianos sobre todo en China y las graves limitaciones
que muchos regimenes islámicos imponen a la vida de la iglesia católica.
En
cuanto a la participación de la Santa Sede en las principales organizaciones internacionales
el secretario las circunscribió en tres esferas concretas como paz, desarme y desarrollo,
derechos humanos y cultura. En el primer ámbito: paz, desarme y desarrollo, mons Lajolo
definió paz como silencio de las armas, pero en este contexto retomó las palabras
de Pablo VI para recordar que el nuevo nombre de la paz es el desarrollo.
“La
diplomacia de la Santa Sede – dijo en este sentido- está comprometida en favor del
desarrollo mediante toda una red de intervenciones dirigidas a llamar la atención
sobre las necesidades más urgentes y lograr que converjan sobre ellas todas las ayudas
que la Santa Sede pueda conseguir, así como atraer la atención de las organizaciones
católicas y entes internacionales”.