El Papa manifiesta su cercanía a las familias que acogen a un enfermo mental, especialmente
en los lugares donde las calamidades naturales, las guerras o conflictos armados producen
graves traumas psíquicos en las personas
Sábado, 11 feb (RV).- Con ocasión de la XIV Jornada Mundial del Enfermo, Benedicto
XVI ha asistido esta tarde, en la Basílica de San Pedro, al tradicional encuentro
con los enfermos y los voluntarios que les atienden, recordando durante su discurso,
a todos los enfermos mentales, a quienes está dedicada la celebración de este año.
El
Santo Padre ha dedicado un pensamiento especial a las familias que conviven con un
enfermo mental y afrontan los distintos problemas que ello comporta. El Papa les manifestado
su cercanía a través de las oraciones y las innumerables iniciativas que la Comunidad
eclesial lleva a cabo en tantas partes del mundo, especialmente allí donde hay carencia
de legislación, las estructuras públicas son insuficientes y donde las calamidades
naturales o las guerras o conflictos armados producen graves traumas psíquicos en
las personas. “Son formas de pobreza –ha dicho el Pontífice- que atraen la caridad
de Cristo, Buen Samaritano, y de la Iglesia, indisolublemente unida a Él en el servicio
a la humanidad que sufre”.
Tras la Santa Misa presidida por el vicario general
del Santo Padre para la diócesis de Roma, cardenal Camillo Ruini, el Papa ha dirigido
unas palabras a todos los presentes, bendiciendo después a los enfermos y peregrinos,
en esta tradicional celebración eucarística y mariana, en el día en que la Iglesia
hace memoria de la bienaventurada Virgen María de Lourdes. Durante su discurso Benedicto
XVI ha recordado el significado de la gruta de Lourdes: “Venid a mi todos los que
estáis fatigados y agobiados, y yo os aliviaré” (Mt 11,28) dijo Jesús, “en Lourdes
–ha señalado el Obispo de Roma- Él sigue repitiendo esta invitación”.
El
Papa ha recordado asimismo el tema de este año, “Salud mental y dignidad humana”,
con el que se ha celebrado el congreso en Adelaida (Australia), donde el cardenal
Javier Lozano Barragán, presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud,
ha celebrado esta Jornada Mundial del Enfermo. Las dificultades por las que pasan
los familiares de las personas que sufren un problema de salud mental fueron recordadas
por el propio Pontífice en su Mensaje para esta Jornada Mundial del Enfermo 2006,
señalando que “la Iglesia desea inclinarse con particular solicitud ante las personas
que sufren, llamando la atención de la opinión pública sobre los problemas ligados
con la dificultad mental, que afecta a un quinto de la humanidad y constituye una
real y verdadera emergencia socio-sanitaria”.
Durante el mensaje de esta tarde
en la Basílica vaticana, el Pontífice ha querido entregar de forma simbólica a todas
aquellas personas que trabajan con los enfermos, su Encíclica “Deus caritas est”,
con el deseo de que “el amor de Dios esté siempre vivo en sus corazones, de forma
que así se sientan animados en su trabajo cotidiano”.
Tras el discurso y la
bendición del Santo Padre a todos los presentes y en especial a los enfermos, trabajadores
sanitarios y voluntarios, se apagaron simbólicamente las luces de la Basílica encendiéndose
velas para recrear el clima espiritual de la gruta de Massabielle de Lourdes.
Recordamos
que, con ocasión de esta Jornada Mundial del Enfermo, Benedicto XVI, ha establecido
que se concedan indulgencias especiales y lo ha hecho “movido por el profundo anhelo
de que las enfermedades y dolores de los hombres, soportados con resignación y ofrecidos
humildemente al Padre Eterno, a través de la Virgen María, juntamente con los sufrimientos
de su Hijo Redentor, produzcan abundantes frutos espirituales, y sobre todo con la
esperanza de que se promuevan obras e iniciativas de piedad cristiana y de solidaridad
social en favor de los enfermos. De manera especial, en favor de los que experimentan
alguna forma de trastorno mental y son marginados con más facilidad por la sociedad
y por la propia familia”.