Audiencia general: el Papa recuerda al sacerdote italiano asesinado en Turquía y expresa su anhelo de que el sacrificio de su vida contribuya al diálogo entre religiones y a la paz entre los pueblos

Miércoles, 8 feb (RV).- “Que el sacrificio de don Andrea, ayude al diálogo entre las religiones”. Es la esperanza manifestada por el Papa esta mañana, durante la Audiencia General, recordando al sacerdote italiano asesinado el domingo pasado en una iglesia en Turquía.

Benedicto XVI, antes de concluir la Audiencia general con el rezo del Padre Nuestro, ha recordado la figura del sacerdote italiano asesinado el pasado domingo en Turquía: “No puedo olvidar hoy a don Andrea Santoro, sacerdote Fidei donum de la diócesis de Roma, asesinado en Turquía el pasado domingo, mientras se encontraba recogido en oración en una iglesia. Precisamente ayer por la tarde me llegó una hermosa carta suya escrita el pasado 31 de enero, junto a la pequeña comunidad cristina de la parroquia de Santa María en Trabzon. La leí ayer por la noche con profunda conmoción. Es el espejo de su alma sacerdotal, de su amor por Cristo y por los hombres de su compromiso también por los pequeños en el signo del salmo que hemos escuchado. Esta carta testimonio de amor, de atención a Cristo y a su iglesia será publicada en el Osservatore Romano junto a otra carta de mujeres de su parroquia que me invitan a visitarles y donde también se refleja el don de celo, de fe y de amor que albergaba el corazón de don Andrea Santoro. Que el Señor acoja el alma de este silencioso y valiente servidor del Evangelio y haga que el sacrificio de su vida contribuya a la causa del diálogo entre religiones y a la paz entre los pueblos.

Este miércoles, Benedicto XVI ha celebrado la Audiencia General en el aula Pablo VI del Vaticano en la que han participado más de 8 mil personas. El Santo Padre en su catequesis ha reflexionado sobre la segunda parte del salmo 144: “Tu reino es un reino eterno”. Se trata, ha dicho el Papa, de un admirable canto en honor del Señor, rey amoroso y atento con sus criaturas. Los versículos del mismo retoman el tema fundamental del primer movimiento del himno.

Pero “ahora el salmista centra su atención sobre el amor que el Señor reserva de manera particular al pobre y al débil. Dios expresa su realeza inclinándose sobre las criaturas más frágiles e indefensas”. En efecto, ha subrayado Benedicto XVI, Él es ante todo un padre que “sostiene a aquellos que vacilan” y ayuda a alzarse a los que han caído en el polvo de la humillación. Los seres vivientes se dirigen hacia el Señor casi como mendigos hambrientos y Él les ofrece, como un padre presuroso, el alimento necesario para vivir”.

Llegados a este punto del salmo, florece en los labios del orante la profesión de fe en las dos cualidades divinas por excelencia: la justicia y la santidad. “Justo es el Señor en todos sus caminos, santo en todas sus obras”. El Salmista se pone de parte de los beneficiados a los que se define con distintas expresiones; son términos, ha manifestado el Papa, que constituyen, en práctica, una representación del verdadero creyente. Éste “invoca” al Señor en la oración confiada, lo “busca” en la vida, “teme” a su Dios, respetando su voluntad, “obedece” su palabra, pero sobre todo “ama”, seguro de ser acogido bajo la protección de su manto.

La última palabra del Salmista es la misma con la que se había abierto su himno: es una invitación a alabar y a bendecir al Señor y su “nombre”, es decir, a la persona viviente y santa que trabaja y salva al mundo en la historia. “Bendito es el nombre santo del Señor, siempre eterno”. Es una especie de canto perenne que se levanta de la tierra al cielo, es la celebración comunitaria del amor universal de Dios, manantial de paz, alegría y salvación”.

Benedicto XVI ha finalizado la reflexión volviendo sobre el dulce versículo que dice: “El Señor está cerca de cuantos le invocan y a cuantos le buscan con corazón sincero”. Esta frase era muy querida, ha recordado el Papa, a Barsanufio de Gaza, un asceta que murió hacia la mitad del siglo VI, interpelado muchas veces por los monjes, eclesiásticos y laicos por la sabiduría de su discernimiento.

Este ha sido el resumen que de su catequesis ha hecho el Santo Padre en español para los peregrinos de nuestra lengua presentes en el Aula Pablo VI:

Queridos hermanos y hermanas:

 
En la sección del Salmo que hoy meditamos, la bondad y ternura de Dios para con todos se dirige con atención particular a los débiles y necesitados. «El Señor sostiene a los que van a caer», y muestra su grandeza ocupándose precisamente de quienes más necesitan su ayuda. Por eso el creyente, el orante, es siempre como un mendigo ante un Dios cercano y solícito con quienes «lo invocan sinceramente». En Él busca apoyo en los momentos difíciles de la vida, seguro de su fidelidad, y porque su bondad y su justicia, que llega a todos para salvarlos, no tiene fin. Por eso puede permanecer firme ante las pruebas y desafíos, y siempre tendrá motivos para alabar de corazón al Señor.

 
Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular al grupo del Club Cerro Porteño, de Paraguay, y a los demás participantes de España y Latinoamérica. Que la confianza firme y constante en el Señor llene de paz vuestros corazones, vuestros hogares y comunidades. Muchas gracias por vuestra atención.

Tras haber saludado en varias lenguas Benedicto XVI se ha dirigido a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. “Celebramos hoy la memoria litúrgica de san Jerónimo Emiliani y de santa Josefina Bakhita. Que la valentía de estos testigos fieles de Cristo os ayuden a vosotros, queridos jóvenes, a abrir el corazón al heroísmo de la santidad en la existencia de cada día. Que os sostenga a vosotros, queridos enfermos, a perseverar con paciencia ofreciendo vuestra oración y vuestro sufrimiento por toda la Iglesia. Y a vosotros, recién casados, os de la valentía de hacer de vuestras familias comunidades de amor, marcadas por los valores cristianos”.

Entre los miles de peregrinos llegados de todo el mundo a la audiencia con el Santo Padre se encontraba esta mañana el cardenal Jorge Arturo Medina Estévez, el protodiacono que hace casi 10 meses anunciaba el nombre del nuevo Papa desde el balcón principal de la basílica vaticana. Y nos habla ahora precisamente de las dotes de este gran pastor de la Iglesia.

En la tierra de Turquía, como recordaba Benedicto XVI, moría asesinado el domingo un sacerdote italiano. ¿Qué sentimientos despierta este homicidio?

El Papa hablando de América Latina dice que es “una iglesia joven y una iglesia viva” que se manifiesta en la presencia activa del laicado.