Petición de paz para Tierra Santa en el discurso del Papa tras visitar el belén de
los basureros
Viernes, 6 ene.- “Recemos por la paz en Tierra Santa, para que el Señor les conceda
una paz duradera. Qué el Señor ilumine las almas de ese pueblo y les conceda la paz
definitiva”. Con estas palabras Benedicto XVI respondía a los periodistas congregados
ayer entorno al belén que el Papa visitó, prosiguiendo así con una antigua tradición
iniciada por sus antecesores.
Se trata del belén realizado por los Netturbini
de Porta Cavalleggeri, es decir, los barrenderos encargados de la limpieza y de la
recogida de basura. “Cada año, hasta que le fue posible, el venerado Pontífice Juan
Pablo II vino a admirar este pesebre. También yo, prosiguiendo esta bonita tradición,
he querido acudir a visitar el pesebre que habéis realizado”, señaló el Papa en un
discurso dirigido de corazón, como él mismo matizó, a los miembros de este cuerpo
de limpieza.
“Quería, de hecho, expresaros de persona mi gratitud por el trabajo
que vosotros, queridos operadores ecológicos, realizáis asegurando la limpieza y el
orden en la vasta zona entorno a la Plaza de San Pedro frecuentada por tantos peregrinos
y turistas, esta limpieza no es sólo exterior, sino que también expresa una pureza
interior que hace que nuestra ciudad sea tan hospitalaria”, exhortó el Santo Padre.
Tras
agradecer de “todo corazón” su trabajo el Papa pasó a recordar la tradición de este
Belén. El belén de los Netturbini es uno de los más conocidos en la capital italiana,
como recordó el Papa. Tiene más de treinta años de historia, ya que fue realizado
por primera vez durante la Navidad de 1972, gracias a la colaboración de varios operadores
ecológicos, nombre con el que también se le conoce a este cuerpo de limpieza.
Año
tras año este belén se ve enriquecido por nuevos elementos, como reconoció el propio
Benedicto XVI, que se mantienen fieles al estilo típico de las casas de Palestina
en tiempos de Jesús. “Es realmente imponente”, exclamó el Obispo de Roma. Y no es
para menos, ya que esta pequeña representación a escala cuenta con 95 casas construidas
con piedra de toba y dotadas de puertas y ventanas según el estilo de la época. El
Pontífice también se detuvo a observar los detalles: como los pequeños riachuelos,
los ríos, acueductos, luces, y calles con adoquines como los que se encuentran por
Roma, los llamados “sanpietrini”, y los más de 200 personajes que forman parte de
este tradicional belén.
“La visita al pesebre, especialmente esta noche que
celebramos la vigilia de la solemnidad de la Epifanía –explicó el Papa- es como ir
de peregrinaje a Belén. Pararse a contemplar estas escenas evangélicas se transforma
en un estímulo para meditar sobre el misterio central de nuestra salvación: Dios se
ha hecho hombre por nosotros; nosotros podemos acogerle en nuestro corazón y experimentar
la felicidad de su presencia santificadora”.
“No es suficiente sólo pararse
y mirar, sino que hay que hacer más –exclamó el Papa- Es necesario que Jesús se convierta
en el centro de toda nuestra existencia. Sí es importante que Él sea la guía de nuestro
camino cotidiano y la meta última y definitiva de nuestro peregrinaje terreno”.
Por
último el Obispo de Roma felicitó el 2006 a todos los presentes, recordando después
una frase de san Agustín que le propio Pontífice ha elegido para estas Navidades:
“Despierta hombre: porque por ti Dios se ha hecho hombre”. “Queridos amigos –finalizó
en Obispo de Roma- el Señor quiere que estemos vigilantes y atentos, sin dejarnos
engatusar por todo aquello que es efímero y pasajero”.