2006-01-03 14:11:38

El 2005 ha sido un año “verdaderamente especial para la Iglesia y para los fieles en todo el mundo”


Sábado, 31 dic (RV).- Unas horas antes de presidir en la Basílica de San Pedro la celebración de las primeras vísperas de la Solemnidad de María Santísima Madre de Dios, con el Te Deum de acción de gracias por el año que acaba, Benedicto XVI recibió a los miembros del cuerpo de la Gendarmería del Estado de la Ciudad del Vaticano. En sus palabras de agradecimiento por el importante trabajo que desarrollan, con abnegación y fidelidad, para servir al Papa y a sus colaboradores, junto con el cuerpo de la Guardia Suiza Pontificia, Benedicto XVI puso de relieve que el 2005 ha sido un año “verdaderamente especial para la Iglesia”.

“Esta visita coincide con el último día del año 2005, año verdaderamente especial para la Iglesia –señaló el Papa el 31 de diciembre- La enfermedad, la muerte y los funerales del amado Papa Juan Pablo II, el periodo de la Sede Vacante y del Cónclave y mi elección como Obispo de Roma han sido eventos que han marcado de forma extraordinaria cuantos viven aquí en el Vaticano, así como a los fieles del mundo entero”.

El Pontífice agradeció a estos “queridos amigos” que contribuyen a asegurar la serenidad y el orden en la Ciudad del Vaticano, que acogen a los peregrinos que acuden para visitar las tumbas de los Apóstoles o para encontrar al Sucesor de Pedro. Que intentan resolver los problemas que se pueden presentar en tantas ocasiones, en especial en las celebraciones litúrgicas, en las audiencias en el Vaticano o en las Visitas apostólicas del Papa en Roma o en otras partes del mundo.

Tras hacer hincapié en la delicada y tan necesaria actividad que realizan los miembros del cuerpo de vigilancia de la Ciudad del Vaticano, que requiere dedicación, prudencia y tanta disponibilidad, el Papa recordó que “la liturgia de ese tiempo navideño, presentando el nacimiento del Redentor, nos indica a los pastores que, mientras vigilan y velan por sus rebaños, acogen el anuncio de los Ángeles y van pronto a adorar al Niño en la gruta de Belén”.

Invitación -la de los Ángeles- que es para todos nosotros, siguiendo la exhortación de Jesús a todos sus discípulos a seguir el camino evangélico, sin dejarse llevar los las atracciones del mundo para mantener el don de la fe: “Todos estamos invitados a buscar y a contemplar al Salvador que, por nosotros y por nuestra salvación, se hizo hombre. Vigilar y estar siempre listos a ponerse en acción son conductas del espíritu que se conjugan bien con vuestro trabajo, en el que os empeñáis día y noche. Sabed ser siempre vigilantes también en el ámbito propiamente espiritual. Exhortación que Jesús dirige a todos sus discípulos para que, sin dejarse atraer por las atracciones del mundo, caminen sin cansarse por el sendero del Evangelio y sin perder nunca el don precioso de la fe”.

Para ello es “indispensable rezar siempre, conservando la unión interior con el Señor. Sólo Él da sentido y valor a nuestra existencia”, recomendó el Papa, deseando luego a los miembros de la Gendarmería del Estado de la Ciudad del Vaticano que el mismo Señor les sostenga en todo momento y les recompense por los sacrificios que cumplen. A todos ellos, así como a los que ya se han jubilado, a sus familiares y a sus seres queridos, Benedicto XVI les deseó un año nuevo sereno y rico en bendiciones.








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