2005-12-17 13:29:17

El papel de los laicos en la Iglesia tema central de la alocución del Papa a los obispos polacos al final de su visita ad limina


Sábado, 17 dic (RV).- Benedicto XVI ha reflexionado este sábado sobre el papel de los laicos en la Iglesia. Al recibir al tercer y último grupo de obispos de Polonia, que han finalizado su visita ad limina apostolorum, el Papa ha proseguido el recorrido trazado con los otros dos grupos de prelados polacos, tocando numerosos temas enlazados con el compromiso de la evangelización en el mundo moderno. La parroquia, los movimientos y ambientes apostólicos y el voluntariado han sido los tres marcos en los que el Santo Padre ha subdivido su alocución dedicada a las actividades de los laicos en la Iglesia y en el mundo.

Profundizando en el tema de los movimientos y de los ambientes apostólicos, Benedicto XVI ha destacado la tarea de los obispos diocesanos a alentar, a estas realidades enlazadas con la evangelización, a “obrar en conformidad con el carisma reconocido por la Iglesia, sin llegar nunca a cerrarse al entorno en que viven”. En este contexto, el Papa ha recordado el contacto que dichos movimientos establecen con las Iglesias no católicas, destacando la importancia del diálogo ecuménico. Ecumenismo que se debe interpretar de forma correcta, con la guía de los obispos. Pues “debe consistir en la búsqueda de la verdad y no en fáciles acomodamientos que pueden llevar a los movimientos católicos a perder su propia identidad”.

Recordando luego que, además de estos movimientos, existen múltiples ambientes de laicos que se asocian en un determinado campo o profesión, solicitando a los obispos una pastoral específica, Benedicto XVI ha alentado a los prelados de Polonia a “ofrecer a cada uno de ellos la posibilidad de desarrollar su propia espiritualidad según los desafíos cotidianos”. Con especial atención -como aconsejaba Juan Pablo II y como exhorta el Concilio- a los que desempeñan cargos de primer plano en la sociedad y que anhelan vivir una vida de fe y de testimonio cristiano. “Quienes son o pueden llegar a ser capaces de ejercer este arte tan difícil y tan noble que es la política, prepárense para ella y procuren ejercitarla con olvido del propio interés y de toda ganancia venal. Luchen con integridad moral y con prudencia contra la injusticia y la opresión, contra la intolerancia y el absolutismo de un solo hombre o de un solo partido político; conságrense con sinceridad y rectitud, más aún, con caridad y fortaleza política, al servicio de todos”. (Gaudium et spes 75)

Benedicto XVI ha señalado además que en la realización de esta tarea, “los políticos cristianos, no pueden quedar sin la ayuda de la Iglesia. Se trata, en especial, de ayudarles a tomar conciencia de su identidad cristiana y de los valores universales que se fundan en la naturaleza del hombre, para comprometerse, sobre la base de una recta conciencia, a transmitirlos a los ordenamientos civiles, en vista de una convivencia que respete al hombre en todas sus dimensiones”.

El Obispo de Roma ha hecho hincapié en que “es de suma importancia, sobre todo allí donde existe una sociedad pluralista, tener un recto concepto de las relaciones entre la comunidad política y la Iglesia y distinguir netamente entre la acción que los cristianos, aislada o asociadamente, llevan a cabo a título personal, como ciudadanos de acuerdo con su conciencia cristiana, y la acción que realizan, en nombre de la Iglesia, en comunión con sus pastores”. (ibid. 76)

En su discurso a los obispos de Polonia, el Santo Padre ha puesto de relieve otra dimensión del compromiso de los laicos en la Iglesia, la de los voluntarios. Benedicto XVI ha expresado su gran aprecio y gratitud por cuantos, inspirándose en el ejemplo del samaritano evangélico, ayudan a los más necesitados. A los desamparados, a las madres solas, a las víctimas de la violencia, o de alguna dependencia, a los enfermos, a los minusválidos y a todos los heridos en el alma y en el cuerpo. Grupos de voluntarios que ayudan también en su servicio a la defensa de la vida humana -desde la concepción hasta su ocaso natural– emprendiendo una obra de educación y de preparación a la vida matrimonial y familiar.

En lo que respecta a los laicos voluntarios comprometidos en los países de misión -que deben ser acogidos con ‘gran apertura’ y ‘debida prudencia’- el Papa ha deseado que la gran obra misionera de toda la Iglesia cuente con el apoyo espiritual y material de todos, cada uno según su propia vocación cristiana, en la conciencia del compromiso que mana del Bautismo, de “llevar a todos los pueblos el evangélico mensaje del amor de Cristo”.

Reiterando que la exigencia primordial de la parroquia es la de constituir una ‘comunidad eclesial’ y una ‘familia eclesial’ Benedicto XVI ha recomendado hacer todo lo posible para que las parroquias, aún cuando se trata de parroquias numerosas, no se vuelvan “una masa de fieles anónimos”. Tarea que corresponde a los sacerdotes y, en especial, a los párrocos. Los cuales deben seguir de cerca también las actividades de los Consejos pastorales y los Consejos para los asuntos económicos. Sin olvidar, los contactos con las comunidades de apostolado, impulsando la colaboración entre éstas y evitando todo tipo de rivalidades. En particular, los líderes de las comunidades de apostolado deben recordar siempre que están llamados a realizar un programa pastoral común, guiados por los Pastores responsables.

En el punto dedicado a la parroquia, Benedicto XVI ha señalado también la importancia de la catequesis de los adultos, basada en la Sagrada Escritura, el Magisterio de la Iglesia, la experiencia sacramental y el compromiso a vivir el misterio de la Eucaristía. Expresando su satisfacción por la gran participación de los fieles polacos en la Misa dominical, el Papa ha exhortado a los prelados de Polonia a hacer lo posible para que esta participación tan numerosa “nunca disminuya, sino que siga aumentando”.








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