III predicación de Adviento: “Justificados por la fe en Cristo”
Viernes, 16 dic (RV).- “Justificados por la fe en Cristo” ha sido el tema de la tercera
predicación de Adviento que el padre Cantalamessa ha dirigido en la capilla Redemptoris
Mater del Vaticano ante la presencia del Papa y de la Familia Pontificia.
El
predicador de la casa Pontificia aludiendo a la carta de san Pablo a los Romanos ha
afirmado que anunciar la justificación gratuita mediante la fe en Cristo es el corazón
de una predicación adecuada, más bien, para suscitar la fe allí donde no la hay todavía
o donde está muerta. Por desgracia, ha observado el padre Cantalamessa, esta predicación
“está hoy prácticamente ausente” en la Iglesia. Sin embargo, es fundamental saber,
como escribe san Pablo, que Dios “nos ha salvado, no en virtud de obras de justicia
realizadas por nosotros, sino por su misericordia”. “En eso, según mi parecer, ha
señalado el predicador, se encuentra la novedad del Cristianismo.
Toda religión
traza al hombre un camino de salvación mediante normas ascéticas o especulaciones
intelectuales, prometiéndole como premio final la salvación o la iluminación, pero
dejándole substancialmente solo para realizar este camino. Da ejemplo, pero no la
fuerza. El cristianismo, en cambio, no comienza con aquello que el hombre tiene que
hacer para salvarse, sino aquello que Dios ha hecho para salvarle. El orden ha sido
cambiado, ha dicho el religioso capuchino.
Convertirse ha proseguido el predicador,
no tiene un significado principalmente moral. La primera conversión consiste en creer:
y a través de esta fe nos apropiamos de aquello que es de Cristo: “mi mérito decía
san Bernardo es la Misericordia de Dios”. Todo ello debe convertirse para el creyente
“en experiencia vivida, consoladora y reveladora”. Y nosotros católicos -ha dicho
el padre Cantalamessa- tenemos “una ventaja enorme: los sacramentos, en particular
el sacramento de la reconciliación”. En la confesión “Cristo toma sobre sí mis pecados
y yo tomo sobre mí su justicia”.
El padre Cantalamessa ha recordado el acuerdo
de 1999 entre católicos y luteranos sobre la doctrina de la Justificación, pero más
allá de las reflexiones sobre la salvación a través de la fe o de las obras, ha hecho
referencia a la experiencia de san Pablo: “para Pablo el centro de todo no es una
doctrina, (incluso la de la justificación mediante la fe): es una persona, Cristo.
La unión mística con Cristo mediante la participación en su Espíritu, aquello
que el llama “el vivir en Cristo”: “el vivir en el Espíritu”, este es para Pablo la
meta final de la vida cristiana! Aquello que él más quiere afirmar no es que estemos
justificados por la fe, estamos justificados por la fe en Cristo. No es que estemos
justificados por la Gracia, estamos justificados por la Gracia de Cristo. Es Cristo
el corazón del mensaje antes que la Gracia y la Fe.