Viernes, 2 dic (RV).- En diversos programas hemos hablado de las relaciones de pareja,
y las dificultades que la falta de comunicación o claridad en los mensajes introducen
a las relaciones fluidas y positivas.
Antonio Y Margarita son una pareja que
llevan 12 años de matrimonio, que luego de ciertas dificultades económicas, empezaron
a distanciarse. Aunque la queja inicial era falta de comunicación y que no se llevaban
bien, escarbando en lo profundo encontramos otras cosas que afectaban la relación.
Esta
pareja tenía 4 hijos y mientras los muchachos eran pequeños, ciertos aspectos pasaron
desapercibidos con las mil obligaciones de la crianza. Un punto fuerte de esta pareja
en un principio había sido su buena comunicación y entendimiento, aspecto central
que ahora se estaba deteriorando.
Margarita sentía que Antonio no le prestaba
atención, que sus problemas ya no eran del mayor interés de su esposo, no encontraba
elementos de comunicación efectivos para Antonio. Ya no encontraban tiempo para compartir,
alejados de las tareas domésticas o de las actividades cotidianas con los hijos. Antonio,
por su parte, se sentía agotado y desmotivado, encerrado en un circulo vicioso que
pasaba entre el trabajo y la casa, pero siempre en los asuntos más cotidianos y domésticos.
Había perdido toda motivación.
Por suerte, ambos estaban conscientes de lo
importante que era la relación de pareja, de lo mucho que se amaban –pese a la rutina
y la distancia y eso los motivaba a buscar salidas para salvar la relación.
Esta
pareja, convencidos del propósito de salir adelante y salvar su matrimonio, empezaron
a hacer cambios, por ejemplo, dejar tiempo para ellos, y hacer actividades sencillas
pero significativas. Curiosamente, los hijos empezaron a resentir el nuevo tiempo
requerido por la pareja, pero se adaptaron pronto, y los padres les dieron a sus hijos
el gran regalo del ejemplo de un matrimonio vivo.
Y trabajaron y buscaron soluciones
no sólo a nivel de su comunicación y sus rutinas, sino también en su relación intima,
cuando Antonio empezó a escuchar lo que deseaba su esposa, y cuando exploraron juntos
cómo enfatizar la sensualidad, su relación íntima floreció. La pareja empezó a hacer
cambios para acomodar el deseo de la esposa de realizarse individualmente, y hubo
tiempo para que ella reanudara sus estudios.
Otro punto importante es darse
cuenta de que dónde hay amor o afecto intenso, hay lugar para el enojo o el resentimiento.
Esta dualidad es real, y cuando se ignora, la pareja puede disimular sus resentimientos,
lo que va quitando vida a la relación.
Darse espacio para sentir dolor, sentirse
resentido, ofendido es importante, porque ello nos permite reconocer que somos humanos,
imperfectos, pero buscando soluciones a esas diferencias, buscando las mejores maneras
para convivir en medio de las diferencias.
Enfrentar los problemas con buena
voluntad, buscando soluciones mutuas, entendiendo a la otra parte, mejora la relación
de varias maneras: se sienten más ligeros, y libres, lo que aumenta la satisfacción
personal, que incluye obviamente una mejor comunicación y entendimiento. Un bienestar,
que sin duda repercute completamente en el ambiente familiar, pues genera confianza
y seguridad a todos sus miembros, además de la comprensión y armonía.