Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino
Martes, 29 nov (RV).- Los trágicos sufrimientos y la miseria de los pueblos de Oriente
Medio después de la segunda guerra mundial suscitaron en el Papa Pío XII el deseo
de crear una organización eclesial específica para Oriente Medio, por este motivo
promovió una institución que pudiera prestar la asistencia y el apoyo necesarios en
Tierra Santa a niños, familias, heridos, enfermos, ancianos y exiliados. Con esta
finalidad, en 1949 se fundó la Misión pontificia para Palestina; y hoy, después de
cincuenta años, la Misión ha extendido su actividad caritativa a Chipre, Irak y Siria.
Durante
los últimos cincuenta años, Oriente Medio ha experimentado sin cesar momentos de gran
tensión y conflicto, que a menudo han desembocado en actos de violencia y de guerra
abierta. En esas circunstancias, la Misión pontificia ha redoblado sus esfuerzos,
encaminados a ayudar a las poblaciones locales a rehacer su vida; asimismo participa
en la reconstrucción y en proyectos de desarrollo; suministra los servicios de asistencia
sanitaria tan necesarios; y ha contribuido al restablecimiento de las actividades
agrícolas, industriales y artesanales.
De este modo, la Misión pontificia es
una expresión elocuente de la "nueva cultura de solidaridad y cooperación internacionales"
(Incarnationis mysterium, 12), tan necesaria en el mundo moderno y debe ser una característica
del nuevo milenio, como señalaba Juan Pablo II en su discurso a los representantes
de la Misión Pontificia para Palestina con ocasión de la celebración del 50º aniversario
de su fundación. Las celebraciones de los actos comenzaron en la ciudad de Nueva York,
donde la Misión tiene su sede, y siguieron después en Tierra Santa, Jordania y Libia,
teniendo una digna conclusión en la ciudad donde los apóstoles san Pedro y san Pablo
dieron su testimonio heroico final de Jesucristo y de la salvación que él realizó
para toda la humanidad.
Tras el conflicto árabe-israelí en 1948, la ONU estableció,
(por medio de la resolución 302(IV) del 8 de diciembre de 1949 aprobada por la Asamblea
General), la creación de la Agencia de Naciones Unidas para la Ayuda a los Refugiados
Palestinos (UNRWA). La agencia comenzó a operar el 1 de mayo de 1950. En ausencia
de una solución para la cuestión de los refugiados palestinos, la Asamblea General
ha renovado repetidamente su mandato. Hoy, la UNRWA es la principal agencia proveedora
de servicios básicos -educación, salud, ayuda humanitaria y servicios sociales- a
mas de 3.9 millones de palestinos registrados como refugiados en Oriente Próximo y
Medio. Precisamente fue la ONU quién estableció que cada 29 de noviembre se celebrara
en todo el mundo el Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino, que
mañana también nosotros conmemoraremos.
No podemos olvidar el recuerdo de la
peregrinación hecha por Juan Pablo II a Tierra Santa, precisamente él mismo recordó
las emociones allí experimentadas durante su discurso al primer ministro de la Autoridad
Palestina, Ahmed Qurei, quien acudió a Roma en febrero de 2004 para ser recibido por
el Papa. “Oré fervientemente por la paz y la justicia en la región –señaló Juan Pablo
II- Aunque no han faltado signos de esperanza, por desgracia la triste situación en
Tierra Santa es causa de sufrimiento para todos”.
Y es que, a pesar de los
retrocesos en el camino hacia la paz y de los brotes de violencia e injusticia, “debemos
seguir afirmando –como dijo Juan Pablo II- que la paz es posible y que la solución
de las diferencias sólo puede lograrse a través del diálogo paciente y del compromiso
perseverante de las personas de buena voluntad de ambas partes”. De ahí la condena
al terrorismo en todas sus formas, no sólo porque es una traición a nuestra humanidad
común, sino también porque es absolutamente incapaz de poner los fundamentos políticos,
morales y espirituales necesarios para la libertad y la autodeterminación auténtica
de un pueblo. Por todo esto, el Papa Juan Pablo II alentaba a no caer en el desaliento
y mucho menos, en el odio o las represalias. “Lo que Tierra Santa necesita es reconciliación:
perdón, no venganza”.