2005-11-22 17:02:49

XX Conferencia sobre el Genoma Humano: el Santo Padre subraya “la dignidad del hombre que no se identifica con los genes de su ADN y no disminuye por la diversidad o defectos genéticos”


Sábado, 19 nov (RV).- La dignidad del hombre no se identifica con los genes de su ADN y no disminuye por la presencia de diversidad físicas o defectos genéticos. Así lo ha manifestado esta mañana el Papa a los participantes en la Conferencia Internacional sobre el “genoma humano”.

Benedicto XVI ha recibido esta mañana en la Sala Clementina del Vaticano a los participantes en la Conferencia promovida por el Pontificio Consejo para la pastoral de la salud sobre el “genoma humano”. El Santo Padre en el discurso que les ha dirigido, ve hoy nuevos espacios de “diálogo respetuoso con los no creyentes” sobre el tema de la vida y sus “valores fundamentales sobre los que se rige la convivencia humana” y de la que depende el “futuro de la humanidad”.

El Papa desea que “cada nuevo descubrimiento científico sirva al bien integral de la persona, en constante respeto a su dignidad”. El mundo actual – afirma – está marcado por un proceso de secularización que por una parte reivindica “una justa autonomía de la ciencia y de la organización social” y por otra, olvida “la unión de las realidades temporales con su Creador, alcanzando también a olvidar la salvaguarda de la dignidad trascendente del hombre y el respeto de su misma vida”: “Hoy a pesar de la secularización, en la forma de secularismo radical, ya no satisface los espíritus más conscientes y atentos. Esto quiere decir que se abren posibles espacios e incluso nuevos para un diálogo provechoso con la sociedad y no solamente con los fieles, especialmente sobre temas importantes como los concernientes a la vida. Esto es posible porque en las poblaciones de larga tradición cristiana permanecen presentes semillas de humanismo que todavía no han sido alcanzadas por la filosofía nihilista, semillas que tienden, en realidad, a reforzarse cuando mas graves se convierten los desafíos”.

“El creyente, por su parte – ha proseguido diciendo el Papa – sabe perfectamente que el Evangelio tiene una sintonía intrínseca con los valores inscritos en la naturaleza humana. La imagen de Dios está tan profundamente impresa en el alma del hombre que difícilmente la voz de la conciencia se puede sofocar totalmente Y Jesús “nos recuerda que hay siempre terreno bueno en el que la semilla germina, crece y da fruto”: “También los hombres que no se reconocen ya como miembros de la Iglesia o, es más, que han perdido la luz de la fe, de todas las maneras, permanecen atentos a los valores humanos y a las aportaciones positivas que el Evangelio puede aportar al bien personal y social. Es fácil darse cuenta sobre todo reflexionando sobre aquello que constituye el objeto de vuestra Conferencia: los hombres de nuestro tiempo, más sensibles a los acontecimientos terribles que han enlutado el siglo XX y el inicio de éste, están a la altura de comprender bien como la dignidad del hombre no se identifica con los genes de su ADN y no disminuye por una eventual presencia de diversidad o de defectos genéticos”.

“El principio de “no discriminación” sobre la base de factores físicos o genéticos – ha dicho Benedicto XVI – ha entrado profundamente en las conciencias y está formalmente enunciado en la Carta sobre los derechos del hombre. Este principio tiene su fundamento más verdadero en la dignidad intrínseca de cada hombre por el hecho de haber sido creado a imagen y semejanza de Dios”.

“El análisis sereno de los datos científicos, por otra parte, lleva a reconocer la presencia de esta dignidad en todas las fases de la vida humana, empezando por el primer momento de la fecundación. La Iglesia anuncia y propone esta verdad no solamente con la autoridad del Evangelio, también con la fuerza que procede de la razón, y precisamente por esto siente el deber de hacer un llamamiento a todo hombre de buena voluntad, con la certeza de que la acogida de esta verdad solamente puede agradar a cada uno y a la sociedad. Por lo tanto hay que cuidarse de los riesgos de una ciencia y de una tecnología que pretendan ser completamente autónomas respecto a las normas morales inscritas en la naturaleza del ser humano”.

El Papa recuerda que “los actuales descubrimientos científicos tocan la vida de las familias, comprometiéndolas en opciones imprevistas y delicadas, que es menester afrontar con responsabilidad”. Subraya el Santo Padre por lo tanto la necesidad de “una instrucción adecuada” y de una “formación de las conciencias profunda y clara” en el campo de la genética para que los creyentes puedan asumir “las propias responsabilidades en coherencia con la propia fe”, sin dejarse engañar por “falsos valores o informaciones desviadas” que prevalecen “en la orientación de la opinión pública”.








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