Jueves, 17 nov (RV).- Los derechos de los niños del mundo serán recordados con especial
énfasis el próximo domingo día 20 de noviembre cuando se celebre el Día Universal
de la Infancia.
Escuchar el programa Hace más de cuatro
decenios, en 1959, la Asamblea General de la ONU redactó y proclamó los derechos fundamentales
de los niños reconociéndoles su derecho a ser protegidos frente a ciertas clases de
conducta, como el abandono, los malos tratos, o la explotación; afirmando su derecho
a acceder a ciertos beneficios y servicios como la educación, la atención sanitaria,
y la seguridad social; y apoyando su derecho a realizar ciertas actividades y a participar
en ellas. La Declaración constaba de 54 artículos que fueron agrupados y enumerados
de la siguiente forma: Derecho a la Igualdad; Derecho a la Protección; Derecho a la
Identidad y a la Nacionalidad; Derecho a tener una casa, alimentos y atención; Derecho
a la educación y a la atención al disminuido; Derecho al amor de los padres y la sociedad;
Derecho a la educación gratuita y a jugar; Derecho a ser el primero en recibir ayuda;
Derecho a ser protegido contra el abandono y la explotación; y Derecho a crecer en
solidaridad, comprensión y justicia entre los pueblos.
Este domingo 20 de noviembre
se recuerda a toda la humanidad la celebración del Día Universal del Niño, porque
como el mismo Jesús manifestaba su amor hacia los más pequeños pidiendo que le dejaran
acercarse a ellos, la Iglesia y toda la comunidad siente una especial cercanía hacia
los niños y niñas del mundo, sobre todo a aquellos que más sufren. Benedicto XVI en
su primera visita a un hospital, el pasado 30 de septiembre de 2005, eligió el romano
“Bambino Gesù”, un hospital dedicado a los más pequeños: “he venido aquí entre vosotros
–manifestó el Papa- para testimoniar también el amor de Jesús por los niños, un amor
que fluye espontáneo desde el corazón y que el espíritu cristiano aumenta y refuerza”.
Del mismo modo el Pontífice quiso recordar las palabras del Señor: “En verdad os digo
que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños a mí me lo hicisteis
(…) En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños.
También conmigo dejasteis de hacerlo” (Mt 25,40.45).
Y es que es en cada persona
que sufre, sobre todo si es un niño indefenso, donde Jesús acoge nuestro amor. De
hecho el tema del amor de la Iglesia hacia los más pequeños quedó demostrado ya por
Juan Pablo II cuando eligió el tema de la Jornada Mundial de la Juventud de Colonia,
poniendo en el centro de la mirada de todos los jóvenes que allí acudieron, la adoración
del niño por parte de los Reyes Magos. Es aquí de donde parte nuestro amor hacia los
más pequeños.
Por último y para recordar esta celebración del Día Universal
de la Infancia, del niño, les quiero hacer escuchar un mensaje titulado “Un mundo
apropiado para nosotros”, leído durante el Foro de la Infancia en 2002 ante la Sesión
Especial en favor de la Infancia de la Asamblea de las Naciones Unidas, por las delegadas
Gabriela Azurduy Arrieta, de 13 años, de Bolivia, y Audrey Cheynut, de 17, de Mónaco,
para Radio Vaticano nos lo lee Laura y Juan Lara, dice así:
“Somos los niños
y niñas del mundo.
Somos las víctimas de la explotación y el abuso.
Somos
niños y niñas de la calle. Somos niños y niñas de la guerra.
Somos las víctimas
y los huérfanos del SIDA.
Se nos niega una educación de buena calidad así como
buenos servicios de salud.
Somos las víctimas de la discriminación política,
económica, cultural, religiosa y del medio ambiente.
Somos los niños
y niñas cuyas voces no se oyen: es hora de que nos tomen en cuenta. Queremos
un mundo adecuado a las necesidades de los niños y niñas porque un mundo adecuado
a nuestras necesidades es un mundo adecuado a las necesidades de todos. Pedimos
el respeto por los derechos del niño; el final de la explotación, del abuso y de la
violencia; el final a la guerra; servicios de salud; erradicación del SIDA; la protección
del medio ambiente; el fin del círculo vicioso de la pobreza; educación; y la participación
activa de los niños y niñas.
Nosotros no somos la
fuente de los problemas, somos los recursos que se necesitan para resolverlos.
No
representamos un gasto, representamos una inversión.
No solamente somos gente
joven, somos personas y ciudadanos de este mundo. Somos los niños y niñas
del mundo y a pesar de nuestras diferencias, compartimos la misma realidad.
Estamos
unidos en nuestra lucha para conseguir que el mundo sea un mejor lugar para todos. Ustedes
nos llaman el futuro, pero también somos el presente”.