2005-11-19 16:13:33

Día Universal de la Infancia


Jueves, 17 nov (RV).- Los derechos de los niños del mundo serán recordados con especial énfasis el próximo domingo día 20 de noviembre cuando se celebre el Día Universal de la Infancia.

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Hace más de cuatro decenios, en 1959, la Asamblea General de la ONU redactó y proclamó los derechos fundamentales de los niños reconociéndoles su derecho a ser protegidos frente a ciertas clases de conducta, como el abandono, los malos tratos, o la explotación; afirmando su derecho a acceder a ciertos beneficios y servicios como la educación, la atención sanitaria, y la seguridad social; y apoyando su derecho a realizar ciertas actividades y a participar en ellas. La Declaración constaba de 54 artículos que fueron agrupados y enumerados de la siguiente forma: Derecho a la Igualdad; Derecho a la Protección; Derecho a la Identidad y a la Nacionalidad; Derecho a tener una casa, alimentos y atención; Derecho a la educación y a la atención al disminuido; Derecho al amor de los padres y la sociedad; Derecho a la educación gratuita y a jugar; Derecho a ser el primero en recibir ayuda; Derecho a ser protegido contra el abandono y la explotación; y Derecho a crecer en solidaridad, comprensión y justicia entre los pueblos.

Este domingo 20 de noviembre se recuerda a toda la humanidad la celebración del Día Universal del Niño, porque como el mismo Jesús manifestaba su amor hacia los más pequeños pidiendo que le dejaran acercarse a ellos, la Iglesia y toda la comunidad siente una especial cercanía hacia los niños y niñas del mundo, sobre todo a aquellos que más sufren. Benedicto XVI en su primera visita a un hospital, el pasado 30 de septiembre de 2005, eligió el romano “Bambino Gesù”, un hospital dedicado a los más pequeños: “he venido aquí entre vosotros –manifestó el Papa- para testimoniar también el amor de Jesús por los niños, un amor que fluye espontáneo desde el corazón y que el espíritu cristiano aumenta y refuerza”. Del mismo modo el Pontífice quiso recordar las palabras del Señor: “En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños a mí me lo hicisteis (…) En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños. También conmigo dejasteis de hacerlo” (Mt 25,40.45).

Y es que es en cada persona que sufre, sobre todo si es un niño indefenso, donde Jesús acoge nuestro amor. De hecho el tema del amor de la Iglesia hacia los más pequeños quedó demostrado ya por Juan Pablo II cuando eligió el tema de la Jornada Mundial de la Juventud de Colonia, poniendo en el centro de la mirada de todos los jóvenes que allí acudieron, la adoración del niño por parte de los Reyes Magos. Es aquí de donde parte nuestro amor hacia los más pequeños.

Por último y para recordar esta celebración del Día Universal de la Infancia, del niño, les quiero hacer escuchar un mensaje titulado “Un mundo apropiado para nosotros”, leído durante el Foro de la Infancia en 2002 ante la Sesión Especial en favor de la Infancia de la Asamblea de las Naciones Unidas, por las delegadas Gabriela Azurduy Arrieta, de 13 años, de Bolivia, y Audrey Cheynut, de 17, de Mónaco, para Radio Vaticano nos lo lee Laura y Juan Lara, dice así:

“Somos los niños y niñas del mundo.

Somos las víctimas de la explotación y el abuso.

Somos niños y niñas de la calle. Somos niños y niñas de la guerra.

Somos las víctimas y los huérfanos del SIDA.

Se nos niega una educación de buena calidad así como buenos servicios de salud.

Somos las víctimas de la discriminación política, económica, cultural, religiosa y del medio ambiente.



Somos los niños y niñas cuyas voces no se oyen: es hora de que nos tomen en cuenta.

Queremos un mundo adecuado a las necesidades de los niños y niñas porque un mundo adecuado a nuestras necesidades es un mundo adecuado a las necesidades de todos.
Pedimos el respeto por los derechos del niño; el final de la explotación, del abuso y de la violencia; el final a la guerra; servicios de salud; erradicación del SIDA; la protección del medio ambiente; el fin del círculo vicioso de la pobreza; educación; y la participación activa de los niños y niñas.

 
Nosotros no somos la fuente de los problemas, somos los recursos que se necesitan para resolverlos.

No representamos un gasto, representamos una inversión.

No solamente somos gente joven, somos personas y ciudadanos de este mundo.

Somos los niños y niñas del mundo y a pesar de nuestras diferencias, compartimos la misma realidad.


Estamos unidos en nuestra lucha para conseguir que el mundo sea un mejor lugar para todos.
Ustedes nos llaman el futuro, pero también somos el presente”.
 







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