2005-11-16 16:01:40

Audiencia general: el Papa elogia el compromiso del Movimiento por la Vida en la prevención del aborto voluntario, colaborando “a escribir páginas de esperanza para el futuro de la humanidad”


Miércoles, 16 nov (RV).- Benedicto XVI ha agradecido la valiente actividad del Movimiento por la Vida promoviendo y defendiendo el derecho a la vida y la dignidad de toda persona humana desde su concepción hasta su muerte natural. “Comprometiéndoos en la prevención del aborto voluntario, con una atenta acción de ayuda para las mujeres y las familias -ha explicado-, colaboráis a escribir páginas de esperanza para el futuro de la humanidad, proclamando de manera concreta el “Evangelio de la Vida”. El Papa también ha recomendó a los fieles que "no hagan una distinción entre la economía y el mercado de la solidaridad, contribuyendo siempre al crecimiento social".

Este miércoles, Benedicto XVI ha celebrado la Audiencia General en la Plaza de san Pedro para más de 20 mil peregrinos procedentes de los cinco continentes. En su catequesis, el Papa ha reflexionado sobre el Salmo 135, “Himno de acción de gracias por la salvación realizada por Dios”. Nuestra reflexión vuelve sobre el himno de alabanza de este salmo que la Liturgia de las Vísperas propone en dos etapas sucesivas, siguiendo una específica distinción que la composición ofrece a nivel temático. En efecto, ha manifestado el Santo Padre, la celebración de las obras del Señor se delinea entre dos ambientes, el del espacio y el del tiempo”.

En la escena de la primera parte, ha manifestado Benedicto XVI, están los actos divinos presentes en la creación que han dado origen a las maravillas de la Creación. En esta parte del Salmo se proclama la fe en Dios creador, que se revela por medio de sus criaturas cósmicas. Ahora, en cambio, en esta segunda parte, el alegre canto del salmista, llamado en la tradición judía “el gran Hallel”, nos conduce a un horizonte diverso, el de la historia. Desfilan, de esta forma, ante el orante las acciones liberadoras del Señor que tienen su punto central en el evento fundamental del éxodo de Egipto. Y ello está profundamente conectado con el doloroso viaje por el desierto del Sinaí, que tiene como último objetivo la tierra prometida.

El célebre pasaje a través del Mar Rojo, “dividido en dos partes”, hace nacer al pueblo libre y llamado a una misión y a un destino glorioso, que tendrá su relectura cristiana en la plena liberación del mal con la gracia bautismal. Se abre después el itinerario a través del desierto: allí el Señor viene simbolizado como un guerrero que, prosiguiendo la obra de la liberación iniciada en la travesía del Mar Rojo, se une en defensa de su pueblo castigando a sus adversarios. Desierto y mar representan, entonces, el pasaje a través del mal y de la opresión para recibir el don de la libertad y de la tierra prometida.

Al final, el Salmo se asoma sobre el pueblo que la Biblia exalta de manera entusiasta como “tierra fértil: tierra de torrentes, de fuentes y de aguas subterráneas, tierra de trigo y de cebada, de viñas, higueras y granados, tierra de olivares; de aceite y miel, tierra donde el pan que comas no será racionado y donde no carecerás de nada; tierra donde las pierdas tienen hierro y de cuyas montañas extraerás el bronce” (Dt 8,79)

Esta celebración enfática, que va mucho más allá de la realidad, quiere exaltar el don divino. Un don, ha dicho Benedicto XVI, que permite al pueblo ser libre, un don que nace – como se repite en la antífona de cada verso – del Hesed del Señor, es decir de su “misericordia”, de su fidelidad por el compromiso adquirido en la alianza con Israel, de su amor que continúa a desvelarse a través del recuerdo. En el tiempo de la “humillación”, es decir, de las sucesivas pruebas y opresiones, Israel descubrirá siempre la mano salvadora del Dios de la libertad y del amor.

En el Salmo 135 se entrelazan, por lo tanto, dos modalidades de la única Revelación divina, la cósmica y la histórica. El Señor, ciertamente trasciende como creador y árbitro del ser; pero también está cerca de sus criaturas, entrando en el espacio y en el tiempo. Es más, su presencia en medio de nosotros alcanza su ápice en la Encarnación de Cristo. Es esto, ha dicho finalizado su catequesis Benedicto XVI, lo que la relectura cristiana del Salmo proclama de manera límpida, como lo atestiguan los Padres de la Iglesia, que ven el culmen de la historia de la salvación y el signo supremo del amor misericordioso del Padre con el don del Hijo, como salvador y redentor de la humanidad.

De esta manera, san Cipriano, iniciando su tratado sobre “Las obras de caridad y de limosna” contempla con estupor las obras que Dios ha realizado en Cristo su Hijo a favor de su pueblo, perseverando en un apasionado reconocimiento de su misericordia.

Después de haber leído el comentario de san Cipriano al salmo 135, Benedicto XVI ha afirmado que este doctor de la Iglesia ha expuesto los beneficios que Dios nos ha hecho: el verdadero don, el don del Hijo, el don de la Encarnación, a través del cual Dios se nos ha dado y permanece con nosotros en la Eucaristía y en su Palabra, cada día hasta el fin de la historia. “El peligro del hombre, es que nuestra memoria del mal sufrido -ha subrayado el Papa- es mas fuerte que la memoria del bien. El Salmo sirve -ha añadido el Pontífice- para despertar en nosotros también la memoria del bien, el bien supremo que Dios ha hecho y hace por nosotros.

Este ha sido el resumen que de su catequesis ha hecho el Santo Padre en español para los peregrinos que han participado en la audiencia: RealAudioMP3

Queridos hermanos y hermanas:
El Salmo de hoy proclama la presencia del Señor en la historia de la salvación. Con las pruebas del desierto, que representan el mal y la opresión, el pueblo de Israel, a través del paso del Mar Rojo, recibe el don de la libertad y de la tierra prometida, descubriendo la mano liberadora del Dios del amor. Se entrelazan así dos modalidades de la única Revelación divina: la cósmica y la histórica. El Señor es trascendente, pero también cercano a sus criaturas.

La relectura cristiana del Salmo indica claramente que la presencia de Dios entre nosotros alcanza su culmen en la Encarnación de Cristo. Así lo testifican los Padres de la Iglesia, que ven el vértice de la historia de la salvación y la señal suprema del amor misericordioso de Dios Padre en el don de su Hijo: Cristo salvador y redentor, que se humilló para levantarnos, se hizo esclavo para conducirnos a la libertad y aceptó morir para ofrecernos la inmortalidad.

Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a los de la Parroquia Santiago Apóstol del Álamo de Madrid, así como a los de la Arquidiócesis de Guadalajara y de la Comunidad Apostólica de María siempre Virgen de México, a los de Antofagasta de Chile y otros países latinoamericanos. Saludo también a la Asociación de Sordociegos de España. Proclamad que Dios Padre ha enviado a su Hijo para darnos nueva vida y redimirnos. Él nos libera de todo mal con la gracia del bautismo.

El Santo Padre saludando en italiano a los representantes de la Confederación italiana del comercio, les ha deseado que sus empresas, trabajen de manera que no se disocie jamás la economía y el mercado de la solidaridad, para que contribuyan cada vez más al crecimiento social de Italia. Y dirigiéndose a los delegados del Movimiento por la Vida, les ha agradecido su valiente actividad en el promover y defender el derecho a la vida y la dignidad de toda persona humana desde su concepción hasta su muerte natural. “Comprometiéndoos en la prevención del aborto voluntario, con una atenta acción de ayuda para las mujeres y las familias, -ha explicado- colaboráis a escribir páginas de esperanza para el futuro de la humanidad, proclamando de manera concreta el “Evangelio de la Vida”.

Como siempre Benedicto XVI después de haber saludado en varias lenguas se ha dirigido a los jóvenes a los enfermos y a los recién casados. “Con el ejemplo de santa Margarita de Escocia y de santa Gertrudis, de las que hoy celebramos la memoria, buscad siempre en Jesús la luz y el apoyo para cualquier opción que toméis en vuestra vida cotidiana”.







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