2005-11-12 18:15:22

Visita ad limina de los obispos de Bulgaria: tras la opresión comunista los católicos advierten la necesidad de reforzar su fe y difundir el Evangelio en todos los ámbitos sociales


Sábado, 12 nov (RV).- “Tras el triste periodo de la opresión comunista, los católicos que han perseverado con enérgica fidelidad en su adhesión a Cristo, advierten ahora la urgencia de reforzar su propia fe y difundir el Evangelio en todos los ámbitos sociales, especialmente donde es más manifiesta la necesidad del anuncio cristiano”. Benedicto XVI ha recibido esta mañana en visita ad limina apostolorum a los obispos de Bulgaría, un país como ha lamentado el Papa, que registra un fuerte descenso de la natalidad y un alto porcentaje de abortos, la fragilidad de tantas familias y el problema de la emigración.

En este panorama poco alentador, el Santo Padre ha contrapuesto su alegría por el compromiso social que ha asumido la Iglesia católica en Bulgaria para dar respuesta a las necesidades de tantos pobres. El Pontífice ha animado a los prelados a proseguir por este camino y a no tener miedo de proponer a las nuevas generaciones el ideal de la consagración total a Cristo para contribuir a extender cada vez más el Reino de Dios.

En el mismo contexto Benedicto XVI ha animado a los obispos búlgaros a continuar en su esfuerzo conjunto con otras Iglesias e instituciones católicas, para dotar a sus comunidades de estructuras útiles para las actividades pastorales y para el ejercicio del culto cristiano. En este sentido el Papa ha constatado con particular satisfacción la reconstrucción de la catedral latina de Sofía, dedicada a San José.

Benedicto XVI les ha recordado, en otro momento, que el Señor siempre sabe suplir las eventuales lagunas y la pobreza de los medios. No cuenta la eficiencia de la organización, sino la inquebrantable confianza en Cristo, porque es Él quien guía, rige y santifica a su Iglesia.

Con motivo de la conclusión de la quinquenal visita “ad limina Apostolorum” de los obispos de la Conferencia episcopal de Bulgaria, el Santo Padre les ha recibido y dirigido un discurso en el que, ante todo, ha puesto de relieve el afecto que sus comunidades tienen por el Sucesor de Pedro.

Al mismo tiempo, el Papa les ha dicho que le han sido de consuelo las expresiones de comunión que, durante estos días, cada uno de ellos le han renovado en nombre de todo el clero, de los religiosos y de los fieles confiados a sus responsabilidades pastorales. Y les ha pedido, teniendo en cuenta el ministerio que el Papa está llamado a desarrollar al servicio de la comunión eclesial, que se hagan intérpretes de su constante solicitud con respecto a todos los creyentes en Cristo.

Benedicto XVI ha manifestado también que de las conversaciones que ha mantenido con cada uno de ellos, ha sacado la conclusión de que la Iglesia católica en Bulgaria está viva y deseosa de ofrecer con entusiasmo su propio testimonio en Cristo, en medio de la sociedad en la que vive. Por esta razón, el Papa les ha animado a proseguir por este camino, esforzándose por difundir el Evangelio de la esperanza y del amor, no obstante las fuerzas limitadas que tienen a su disposición.

”El Señor, les ha dicho textualmente el Papa, siempre sabe suplir nuestras eventuales lagunas, así como la pobreza de los medios a nuestra disposición. Lo que cuenta, ha añadido, no es tanto la eficiencia de la organización, sino más bien la inquebrantable confianza en Cristo, porque precisamente es Él quien guía, rige y santifica a su Iglesia, incluso a través de vuestro indispensable ministerio”.

Además, en sus inescrutables designios, Dios – ha añadido el Papa- os ha puesto a ejercer vuestro servicio eclesial junto a nuestros hermanos de la Iglesia ortodoxa búlgara. Por esta razón ha manifestado su deseo de que las buenas relaciones existentes se desarrollen ulteriormente en beneficio del anuncio del Evangelio del Hijo de Dios, principio y fin de toda acción realizada por el cristiano.

A este propósito, el obispo de Roma ha pedido a sus venerados hermanos búlgaros que transmitan su cordial saludo al Patriarca Maxim, primer Jerarca de la Iglesia ortodoxa de Bulgaria, por quien ha formulado votos por su salud y feliz reanudación de su ministerio. Porque como ha recordado el Papa, todavía está vivo en su recuerdo la respetuosa y fraterna acogida que le reservó a su amado predecesor, el Papa Juan Pablo II, durante la visita pastoral que realizó a su país. Y ha añadido que es necesario proseguir por el camino iniciado, intensificando la oración para que llegue cuanto antes la hora en que podremos sentarnos ante la única mesa para comer el único Pan de la salvación.








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