2005-11-03 16:24:14

I Congreso Internacional sobre «El Infinito en la ciencia, en la filosofía y en la teología»


Jueves, 3 nov (RV).- La ciencia que no tiene en cuenta la ética y la religión conduce a la bomba atómica y a la clonación de seres humanos y la fe sin la razón se vuelve presa del fundamentalismo. Esta mañana se ha presentado en el Vaticano el I Congreso Internacional sobre «El Infinito en la ciencia, en la filosofía y en la teología».

«El Infinito en la ciencia, en la filosofía y en la teología», es el tema del I Congreso Internacional del Proyecto STOQ, que tendrá lugar del 9 al 11 de noviembre, en la Pontificia Universidad Lateranse y que ha sido presentado esta mañana en la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

Presentando este encuentro internacional, el presidente del Pontificio Consejo para la Cultura, Card. Paul Poupard, ha hecho hincapié en el anhelo de impulsar «el diálogo en la Iglesia católica entre la cultura científica - que se extiende tan fuertemente en nuestro mundo y nuestra vida cotidiana - y lo que podemos denominar cultura de la fe, que se alimenta de la Revelación y del humanismo cristiano».

Anhelo que dio vida al Proyecto STOQ, cuyo nombre se debe a la sigla en inglés de Ciencia, Teología e Investigación ontológica, y que viene siendo patrocinado por el dicasterio vaticano para la cultura con el apoyo de las Pontificias Universidades Romanas. El Proyecto nace con una amplísima visión cultural, no sólo académica, y se propone contribuir a un cambio de mentalidad de parte de los creyentes en relación con las ciencias, más que limitarse a un estudio especializado de problemas teoréticos.

Al mismo tiempo, el mismo Proyecto desea ofrecer al mundo científico interlocutores competentes con los cuales dialogar con respeto sobre tantos temas pendientes, que el desarrollo de las ciencias, en especial de las ciencias naturales, plantean hoy. Cuestiones de naturaleza filosófica; los grandes problemas existenciales sobre el origen y el destino del universo; sobre el origen de la vida y de los hombres, que apelan a la teología. Problemas que se refieren a las aplicaciones científicas, en especial en el sector biomédico.

Tras recordar que el mencionado Proyecto surgió de la Comisión de Estudio del Caso Galileo, instituida por Juan Pablo II, en 1981, y presidida por el mismo cardenal Poupard, el purpurado ha puesto de relieve que «la lección permanente que representa el Caso Galileo nos impulsa a mantener vivo el diálogo entre las distintas disciplinas y, en particular, entre la teología y las ciencias naturales, si queremos evitar que en el futuro se repitan episodios semejantes».

Pero «no se trata sólo de encontrar una fórmula que asegure buenas relaciones entre la Iglesia y las ciencias, o de denunciar posibles abusos», ha señalado el cardenal Poupard, explicando que el Proyecto STOQ se inserta plenamente en el programa delineado por el Concilio Vaticano II y, en especial, por la Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual Gaudium et Spes.

Sin olvidar que la ciencia moderna, aunque haya tenido como cuna la cristiandad occidental, ha seguido caminos distintos y autónomos y que el acuerdo entre la cultura y la formación cristiana no se realiza siempre sin dificultades, el cardenal Poupard ha recordado que «sabemos a dónde puede conducir una razón científica que tiene su fin en sí misma: la bomba atómica y la posibilidad de clonar seres humanos son fruto de una razón que se ha querido liberar de todo vínculo ético o religioso». Y, en este contexto, el mismo purpurado ha señalado que «sin embargo, también somos conscientes de los peligros de una religión que corta sus vínculos con la razón y se vuelve así presa del fundamentalismo».

«Es la luz divina de la razón, participación del Logos divino en el hombre – como nos recuerda a menudo Benedicto XVI - la que puede ejercer el control sobre la misma razón y sobre las formas aberrantes de religión», ha concluido el presidente del Pontificio Consejo para la Cultura, reiterando que «los creyentes tienen la obligación de ponerse a la escucha de lo que la moderna ciencia secular ofrece, así como pedimos lealmente que se tome en consideración la sabiduría de la fe, como voz experta en humanidad».

Pero la atención que el creyente dirige a la ciencia no es sólo instrumental, ha subrayado el presidente del Pontificio Consejo para la Cultura, añadiendo que «no es sólo para beneficiarse de las ventajas que las aplicaciones científicas ofrecen, como los teléfonos móviles, los ordenadores, la microcirugía y la exploración de los planetas. La ciencia moderna nos dice algo también sobre la estructura del universo y de la materia, sobre el hombre. Se trata de cosas de las que no puede prescindir ningún creyente, en especial, el teólogo».

En esta perspectiva, ha insistido el cardenal Poupard, «el Proyecto STOQ se presenta como actuación de una de las grandes intuiciones del Concilio Vaticano II, al servicio de aquella adquisición de conocimientos mutua entre la Iglesia y la sociedad contemporánea, sin la cual sería difícil construir un mundo plenamente humano, como todos anhelamos».

La participación en este I Congreso Internacional sobre «El Infinito en la ciencia, en la filosofía y en la teología», entre destacados científicos, filósofos y teólogos de todo el mundo - de dos grandes representantes de la investigación científica judía, expertos en el Talmud, pone de relieve también la importancia y el anhelo de impulsar el diálogo interreligioso en el contexto de ciencia y fe.

Las secciones del citado Congreso estarán dedicadas a «El infinito en la Física y la Cosmología»; «El infinito en Matemáticas y Lógica»; «El infinito en Ontología y en la Filosofía de la Mente» y «El infinito en las distintas tradiciones Teológicas.







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