Noviembre: intención general para el Apostolado de la Oración
Miércoles, 2 nov (RV).- «Por los esposos, para que sigan el ejemplo de santidad conyugal
vivida por tantas parejas que se santificaron en las condiciones ordinarias de la
vida». Es la intención general que presenta el Papa para el Apostolado de la Oración
en este mes de noviembre. Intención que evoca las palabras de Benedicto XVI en la
ceremonia de apertura de la Asamblea eclesial de la diócesis de Roma, el pasado mes
de junio:
«La formación de la persona cristiana y la transmisión de la fe se
basan necesariamente en la oración, la amistad personal con Cristo y la contemplación
en Él del rostro del Padre. Y lo mismo vale, evidentemente, para todo nuestro compromiso
misionero, en particular para la pastoral familiar. Así pues, la Familia de Nazaret
ha de ser para nuestras familias y para nuestras comunidades objeto de oración constante
y confiada, además de modelo de vida». «Que la Virgen María, Madre nuestra, que
acompañó a su Hijo en las Bodas de Caná, interceda por todos los hogares del mundo».
Con este dulce anhelo Benedicto XVI finalizaba su carta al Card. Alfonso López Trujillo,
Presidente del Pontificio Consejo para la Familia con motivo del V Encuentro Mundial
de las Familias, que tendrá lugar en Valencia, en julio de 2006. Confirmando esta
celebración, que había sido convocada por Juan Pablo II, el 22 de febrero de este
año - menos de dos meses antes de morir – su sucesor confirmó también el lema elegido
por su amado predecesor: «La transmisión de la fe en la familia».
Destacando
la importancia del V Encuentro Mundial de las Familias, Benedicto XVI manifestó su
propósito de «alentar, como lo hizo Juan Pablo II, la ‘estupenda novedad’ (FC 51),
el ‘Evangelio de la Familia’, cuyo valor es central para la Iglesia y la sociedad.
En su Mensaje, Benedicto XVI recuerda que tuvo la oportunidad de ser el Relator
General de la Asamblea Especial del Sínodo de los obispos para la familia, celebrado
en Roma en 1980. Y que fruto de dicha Asamblea fue la Exhortación apostólica ‘Familiaris
Consortio’, que analiza profundamente la identidad y la misión de la familia, a la
que califica como ‘iglesia doméstica’ y santuario de la vida.
En este contexto,
el Papa reitera que «todos los pueblos, para dar un rostro verdaderamente humano a
la sociedad, no pueden ignorar el bien precioso de la familia, fundada sobre el matrimonio.
‘La alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio
para toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y
a la generación y educación de la prole’ (can. 1055), es el fundamento de la familia,
patrimonio y bien común de la humanidad. Así pues, la Iglesia no puede dejar de anunciar
que, de acuerdo con los planes de Dios (cf.Mt 19, 3-9), el matrimonio y la familia
son insustituibles y no admiten otras alternativas».
«La familia cristiana
tiene, hoy más que nunca, una misión nobilísima e ineludible, como es transmitir la
fe, que implica la entrega a Jesucristo, muerto y resucitado, y la inserción en la
comunidad eclesial», recuerda asimismo Benedicto XVI, haciendo hincapié en que «los
padres son los primeros evangelizadores de los hijos, don precioso del Creador (cf.GS
50), comenzando por la enseñanza de las primeras oraciones. Así se va construyendo
un universo moral enraizado en la voluntad de Dios, en el cual el hijo crece en los
valores humanos y cristianos que dan pleno sentido a la vida».
Precisamente,
hace unos días el presidente del Pontificio Consejo para la Familia, Card. Alfonso
López Trujillo, viajó como ya ha hecho en otras oportunidades, a la capital valentina
con el fin de conocer más de cerca los trabajos de preparación de este Encuentro mundial,
que el Arzobispo de Valencia, Mons. Agustín García-Gasco Vicente, califica como «un
tiempo de gracia» para las familias. Familias - las que participarán y las que se
unirán espiritualmente - que Benedicto XVI encomienda al Señor y bendice en el mismo
Mensaje que hemos recordado.