Ángelus: los santos forman parte de “la gran familia de los amigos de Dios”; ellos
nos ayudan a “pensar sin temor en el misterio de la muerte”
Martes, 1 nov (RV).- Benedicto XVI ha dirigido el rezo del Ángelus este mediodía desde
su estudio en la plaza de san Pedro, donde se han reunido decenas de miles de fieles
y peregrinos para participar en la oración mariana junto al Papa. Los santos forman
parte de “la gran familia de los amigos de Dios” a la cual todos estamos llamados.
“Ser santos -ha dicho el Pontífice- significa realizar plenamente lo que ya somos,
en cuanto elevados, en Cristo Jesús, a la dignidad de hijos adoptivos de Dios”.
Con
la encarnación del Hijo, de su muerte y resurrección, Dios ha querido reconciliar
a la humanidad consigo mismo y abrirla al compartir de su misma vida. Quien cree en
Cristo, Hijo de Dios, renace “desde lo alto”, es como si fuera regenerado por la obra
del Espíritu Santo. Un misterio éste, ha señalado el Santo Padre, que tiene su actuación
en el sacramento del Bautismo, mediante el cual la madre Iglesia da a la luz a los
“santos”.
La vida nueva, recibida en el Bautismo, no está sujeta a la corrupción
y al poder de la muerte”. Para quien vive en Cristo la muerte es el pasaje de la peregrinación
terrena a la patria del Cielo, donde el Padre acoge a todos sus hijos “de cualquier
nación, raza, pueblo, y lengua”.
Por eso es muy significativo y apropiado,
ha explicado el Papa que después de la fiesta de Todos los Santos la liturgia nos
haga celebrar mañana la Conmemoración de todos los fieles difuntos. La “comunión de
los santos” que profesamos en el Credo, es una realidad que se construye aquí abajo,
pero que se manifestará plenamente cuando veremos a Dios “tal como es”.
Es
la realidad de una familia unida por profundos vínculos de solidaridad espiritual,
que une los fieles difuntos a nosotros, a cuantos somos peregrinos en el mundo.
Se
trata de “una unión misteriosa pero real, -ha explicado el Pontífice- alimentada
por la oración y por la participación en el sacramento de la Eucaristía. En el cuerpo
místico de Cristo las almas de los fieles se encuentran superando las barreras de
la muerte, rezando las unas por las otras, realizando en la caridad un íntimo intercambio
de dones”.
Antes del rezo del Ángelus, Benedicto XVI ha anunciado que mañana
por la tarde, “uniéndose espiritualmente a cuantos visitan estos días los cementerios
para rezar a sus difuntos”, también él se recogerá en oración en las Grutas Vaticanas
ante las tumbas de los Papas, que coronan el sepulcro del apóstol Pedro, y tendrá
un recuerdo especial para su antecesor, “el amado Juan Pablo II”.
Asimismo,
el Papa ha exhortado a los fieles para que la tradicional visita a las tumbas de los
difuntos en estos días “sea una ocasión para pensar sin temor al misterio de la muerte
y cultivar aquella incesante vigilancia que nos prepara para afrontarlo con serenidad”.
Después
del rezo de la oración mariana, Santo Padre ha saludado en distintas lenguas a los
fieles presentes en la plaza. Estas han sido sus palabras en español.
Me complace
saludar con afecto a los peregrinos de lengua española que participan en esta oración
del Ángelus. Queridos hermanos y hermanas: en esta solemnidad de Todos los Santos,
la Iglesia nos invita una vez más a proseguir por el camino de la santidad, siguiendo
el ejemplo de aquéllos que nos han precedido y que, fieles a la llamada del Señor,
practicaron las bienaventuranzas, amando a todos como Dios nos ama.