2005-10-24 15:40:21

Misa de acción de gracias por la canonización del jesuita chileno san Alberto Hurado


Lunes, 24 oct (RV).- Esta mañana en la Basílica de san Pedro, el cardenal Secretario de estado de Su Santidad Ángelo Sodano ha celebrado una misa de acción de gracias por la canonización del jesuita chileno san Alberto Hurtado. En la celebración eucarística han participado numerosos peregrinos chilenos presentes en Roma para la canonización. Una hora de gracia para la nación chilena y para la Compañía de Jesús

En su homilía, el purpurado italiano, ha manifestado que esta canonización es una fiesta para Chile, “Hoy en la gloria del cielo contemplamos no sólo a santa Teresa de los Andes o a la beata Laura Vicuña, sino que vemos una estrella luminosa más, que nos indica el camino, como la que guió a los Reyes Magos a descubrir a Jesús. Es la estrella del Padre Alberto Hurtado, de este hijo de Viña del Mar que, en Santiago y en tantas otras ciudades de Chile, anunció con su palabra y su vida el Evangelio de Cristo”.

Hoy es también un día de gran gozo para la Compañía de Jesús, ha recordado el cardenal Sodano, que cuenta a un nuevo hijo suyo entre los santos. Se añade a la gran constelación de santos que esta benemérita congregación religiosa ha dado a la Iglesia y al mundo, desde su fundador san Ignacio de Loyola. Asimismo, el secretario de Estado Vaticano, les ha recordado los años que pasó en Santiago, así como los viajes pastorales al Norte y al Sur del País, desde Arica a la Tierra del Fuego, que le han me han permitido conocer a muchos de los presentes y le han ayudado a apreciar sus cualidades humanas y cristianas. “Estad orgullosos de ellas, manteniendo siempre inalterada vuestra identidad, fraguada durante siglos de cultura y de religiosidad, que han hecho grande a Chile en el concierto de las Naciones. En el fondo, vuestra identidad es la identidad cristiana”.

En su homilía el cardenal Sodano ha explicado el secreto de los santos: su profunda unión con Cristo. Ellos han comprendido muy bien el sentido de la parábola del Evangelio que se ha proclamado hoy, la conocida parábola de la vid y los sarmientos. Si queremos dar fruto –nos dice el Señor-, debemos permanecer unidos a la vid. De lo contrario seremos como el sarmiento que está destinado a secarse. A este respecto, podríamos citar aquí páginas y páginas de los discursos del padre Hurtado. Es justo que en el ámbito civil se ensalce el aspecto humanitario de la obra gigantesca del padre Hurtado. En el ámbito eclesial, nosotros queremos hoy recordar el aspecto religioso de su obra, que era la consecuencia de su vida interior. ¡Que Dios sea glorificado por este gigante de santidad!

Su gran amor a Cristo y a la Iglesia, ha finalizado diciendo el cardenal Sodano de san Alberto Hurtado, le impulsó a llevar, como un río caudaloso, continuas ayudas a todos los miembros del Cuerpo Místico de Cristo, sobre todo a los más pobres y los que sufrían. En esta perspectiva ha de comprenderse su labor social. Éste es el mensaje que nos dirige una vez más nuestro santo. Reunidos aquí en oración ante la tumba del apóstol Pedro, queremos prometer al Señor que lo haremos nuestro, para que en la patria chilena, que él tanto amó, se difunda cada vez más el Evangelio de Cristo, transformando las mentes y los corazones, y construyendo así un futuro cada vez más luminoso para toda la Nación.







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