UNESCO-Santa Sede: “la libertad sin la justicia lleva al desenfreno de los intereses
privados”
Martes, 11 oct (RV).- «La Iglesia quiere dar su contribución al servicio de la comunidad
humana, iluminando siempre profundamente la relación que une a cada hombre con el
Creador de toda vida y que es cimiento de la dignidad inalienable de todo ser humano,
desde su concepción hasta su muerte natural». Con estas palabras de Benedicto XVI,
el Observador Permanente de la Santa Sede intervino ayer ante la 33 sesión de la Conferencia
General de la UNESCO, que se celebra en París.
Mons. Francesco Follo evocó
el Mensaje enviado por Benedicto XVI a la UNESCO con motivo del 25 aniversario de
la visita de Juan Pablo II a este organismo de la ONU, reiterando que la Iglesia católica
seguirá participando en las reflexiones y compromisos de la misma UNESCO y que lo
hará «movilizando todas sus fuerzas, que son ante todo de naturaleza espiritual, para
contribuir al bien del hombre en todas las dimensiones de su ser».
Tras renovar
la exhortación del Papa a «movilizar las energías de la inteligencia para que se reconozcan
por doquier los derechos del hombre a la educación y a la cultura, especialmente en
los países más pobres», Mons. Follo expresó satisfacción por la atención que en el
último informe sobre las actividades de la UNESCO se dedica «al tema de la pobreza,
considerado como un tema transversal, y a la insistencia en la educación de las niñas,
que será una contribución importante para el desarrollo de algunas regiones del mundo».
La
Delegación de la Santa Sede ha querido hacer hincapié en lo que se refiere a «la bioética,
como exigencia moral, y su incidencia en el respeto del ser humano y de su dignidad
intrínseca». Tras destacar que «es imposible negar que la biología y la medicina contribuyen
a mejorar las condiciones de vida del hombre», Mons. Francesco Follo advirtió sobre
el riesgo de que en la actualidad los mismos seres humanos «pueden poner en peligro
el destino de toda la especie humana, tratando a los hombres como simple material
de laboratorio».
«Por una parte, el hombre afirma que quiere ser curado y llevar
una vida humana digna, pero, por otra, sabemos muy bien que la falta de médicos, de
estructuras médicas y de medicamentos niega estos derechos a la gran mayoría de los
habitantes del planeta» señaló el Observador Permanente de la Santa Sede ante la UNESCO,
añadiendo luego que «ante los nuevos desafíos, es necesario que el hombre siga manteniendo
siempre su peculiaridad de ser humano, a lo largo de toda su vida hasta su muerte
natural». Recordando que «el aspecto biológico es una de las dimensiones de nuestro
ser, por lo que reducir al hombre a esta dimensión sería como realizar una mutilación»,
el prelado destacó la necesidad de tutelar la «bioética».
Mons. Follo destacó
también la importancia de conjugar justicia y libertad, impulsándolas al unísono.
«La libertad sin la justicia lleva al desenfreno de los intereses privados. Y la justicia
sin la libertad es una justicia formal, como la de los totalitarismos y de las dictaduras
en general».
Sin olvidar la necesidad de tutelar la verdad, como cimiento
para el desarrollo de las relaciones humanas en la libertad y en la justicia, el prelado
volvió a insistir en la importancia de la educación y del desarrollo integral del
ser humano, contemplando todas sus dimensiones.