2005-10-05 17:14:09

Día Internacional de las Personas de Edad


Miércoles, 5 oct (RV).- El mundo está envejeciendo. En los próximos 50 años se va casi a cuadriplicar el número de personas de edad, pasando de unos 600 millones a casi 2.000 millones. Hoy día una de cada 10 personas tiene 60 años o más y para 2050 se estima que una de cada cinco personas será una persona de edad por lo que se prevé que para 2150 una tercera parte de la población del mundo tenga 60 años o más.

Ante estas cifras, la Asamblea General de Naciones Unidas, designó el 1 de octubre Día Internacional de las Personas de Edad, para solicitar contribuciones destinadas al Fondo Fiduciario de las Naciones Unidas para el Envejecimiento, el cual apoya proyectos en beneficio de los ancianos en países en desarrollo. El Fondo Fiduciario se estableció como parte de la aplicación del Plan de Acción Internacional sobre el Envejecimiento, aprobado en la Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento celebrada en Viena en 1982.

Precisamente, Benedicto XVI hizo un llamamiento a los jóvenes de todo el mundo para que no dejaran solos a los ancianos durante su homilía del domingo 21 de agosto en la explanada del Campo de María de Colonia (Alemania) con motivo de la XX Jornada Mundial de la Juventud. “Existen hoy muchas formas de voluntariado, modelos de servicio mutuo, de los cuales justamente nuestra sociedad tiene necesidad urgente –señalaba el Papa en aquella ocasión- No debemos, por ejemplo, abandonar a los ancianos en su soledad, no debemos pasar de largo ante los que sufren. Si pensamos y vivimos en virtud de la comunión con Cristo, entonces se nos abren los ojos. Entonces no nos adaptaremos más a seguir viviendo preocupados solamente por nosotros mismos, sino que veremos dónde y cómo somos necesarios –exhortaba el Santo Padre- Viviendo y actuando así nos daremos cuenta bien pronto que es mucho más bello ser útiles y estar a disposición de los demás que preocuparse sólo de las comodidades que se nos ofrecen”.

A través de estas palabras el Obispo de Roma quiso dar un mensaje de solidaridad al mundo de hoy, en el que los jóvenes son la gran esperanza, sobre todo teniendo en cuenta que ellos son el futuro del mañana.

Sobre la realidad que presenta el mundo de los ancianos, el Pontificio Consejo para los Laicos publicó en 1998 un documento titulado “La dignidad del anciano y su misión en la Iglesia y en el mundo”, en el que se ponía de relieve algunos de los problemas de los ancianos, como son la soledad, la asistencia, la ocupación, la formación y la participación”. En las conclusiones del dicho documento se señalaba el deber de todos de “caminar con los ancianos, tenerlos en cuenta”. En este sentido se ponía como ejemplo a Juan Pablo II, “gran testigo, también en esto, para el hombre actual”. El Papa –se lee en el documento del Pontificio Consejo para los Laicos- vivía su vejez con extrema naturalidad. Lejos de ocultarla, la puso al servicio de los ojos de todos. Con serena sencillez, dijo de si mismo: “Soy un sacerdote anciano”, viviendo la propia vejez en la fe, al servicio del mandato que le fue confiado por Cristo.

Y es que, el camino que tienen que recorrer los ancianos, si está acompañado de una pastoral atenta a las distintas necesidades y carismas, abierta a la participación de todos y dirigida hacia la valorización de las capacidades de cada cual, representará una riqueza para toda la Iglesia.







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