Benedicto XVI subraya a las Conferencias Episcopales de Europa que en los últimos
decenios ha crecido la convicción del indispensable deber de la evangelización del
continente
Sábado, 1 oct (RV).- El Santo Padre ha enviado un mensaje a Mons. Amedée Grab, presidente
del Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa, que desde el jueves y hasta
mañana reúne a los 34 presidentes de las Conferencias Episcopales Europeas, en el
Salesianum de Roma, para profundizar en el tema del ‘Concilio Vaticano II y Europa.
Indicaciones para el futuro’. El cardenal Secretario de Estado Angelo Sodano, en nombre
de Benedicto XVI, les trasmite el saludo del Papa y que el Pontífice se hace presente
en la Plenaria con algunas reflexiones, presentes en el mensaje.
En primer
lugar, el 40 aniversario de la clausura del Concilio Ecuménico Vaticano II, escribe
el Papa, invita a reflexionar sobre la actualidad de las lecciones conciliares en
el hoy de la Iglesia y de la sociedad en Europa. Volviendo a leer la admirable homilía
que el siervo de dios Pablo VI pronunció el 7 de diciembre de 1965, uno se queda conmovido
ante su vibrante espíritu profético, capaz de recoger en profundidad el mensaje que
el Concilio dirige al mundo sobre Dios, sobre el hombre y sobre la Iglesia. Cuando
Pablo VI se refiere al contexto cultural en el que se celebró el Vaticano II, un contexto
marcado por el secularismo, el laicismo y por el irracionalismo, ¿cómo no pensar en
la Europa de hoy?
Sin olvidar que estas tendencias han continuado difundiéndose,
hay que constatar como propia la benéfica influencia conciliar, secundada por los
Sumos Pontífices a lo largo de estos años, preservando a la humanidad y a la misma
Iglesia de una crisis, que al final del segundo milenio, hubiera podido ser mucho
peor. Ahora nos corresponde a nosotros recoger y llevar a cabo la herencia conciliar
para no perder la orientación que el Señor ha indicado a su Iglesia.
En segundo
lugar, dice el mensaje de Benedicto XVI a los participantes en la plenaria del Consejo
de las Conferencias Episcopales de Europa, reflexionaréis sobre la evangelización
y la fe en Europa. En los últimos decenios ha crecido el convencimiento de que el
deber de la evangelización es cada vez más indispensable para este continente. La
caída del telón de acero ha estimulado la asunción de responsabilidades, respecto
a las poblaciones del Este, marcadas por el régimen ateo, así como el reavivarse del
compromiso ecuménico, necesario para que el anuncio evangélico resuene más fuerte
que nunca. En Europa ha aumentado, además, el pluralismo religioso, con un fuerte
crecimiento de la presencia de los musulmanes.
En este contexto, subraya el
Papa en su mensaje, es todavía más importante y urgente para los cristianos concienciarse
del hecho de que el Evangelio no se puede retener para uno mismo. Después está la
responsabilidad de Europa para la evangelización del mundo. Todo ello presupone una
profunda renovación espiritual, para que cada programa pastoral esté bien enraizado
en Cristo conocido, amado, imitado.
En tercer lugar, escribe el cardenal Sodano,
en nombre de Benedicto XVI, que el Papa ha acogido con gusto el que la Asamblea examine
el tema de la evangelización y el diálogo. Éste es un binomio que vuelve a la mente
teniendo en cuenta los distintos ámbitos pastorales llevados a examen por este organismo
eclesial. Entre otros, consideraréis los espacios ofrecidos a la catequesis, la escuela
y la universidad así como los medios de comunicación. En el mensaje se alude a la
herencia de los Papas Pablo VI y Juan Pablo II, que supieron unir de manera extraordinaria
el empuje misionero y la incansable apertura al diálogo.
A la luz de estos
ejemplos, grandes testimonios del siglo XX, el Santo Padre Benedicto XVI, exhorta
a afrontar sin temor los actuales desafíos pastorales, prontos a anunciar a todos
el Evangelio de la esperanza. El Evangelio es la lámpara confiada, también a los cristianos
del tercer milenio, para que mediante un anuncio valiente y un testimonio creíble,
alumbre a toda la casa.