Audiencia general: Dios no abandona a su pueblo, sino que interviene continuamente
en la historia manifestando su amor y su rostro redentor que libera a sus elegidos
de la esclavitud
Miércoles, 28 sep (RV).- El amor de Dios se hace “concreto” “en las vicisitudes ásperas
y gloriosas de la historia. La liturgia tiene la ''tarea'' de hacer que estén siempre
''presentes” y sean “eficaces” los dones divinos. Así lo ha manifestado Benedicto
XVI durante la Audiencia General dedicada a la primera parte del salmo 134, que se
abre con una “apasionada” invitación a alabar el Señor. El Papa ha pedido a Dios “paz
y concordia para todo el mundo” al final de la catequesis, que ha terminado leyendo
un texto de san Clemente Romano.
Este miércoles, el papa Benedicto XVI ha celebrado
la Audiencia General en la Plaza de San Pedro en la que han participado más de treinta
mil peregrinos procedentes de todas las partes del mundo. El Santo Padre en su catequesis
ha reflexionado sobre el salmo 134: “Alabad al Señor” que hace maravillas. La primera
parte del salmo, ha manifestado el Papa, es un himno de índole litúrgica, tejido de
alusiones, de reminiscencias e indicaciones de otros textos bíblicos.
La liturgia
en efecto muchas veces construye sus textos inspirándose en el gran patrimonio de
la Biblia, rico repertorio de temas y de oraciones que sostienen el camino de los
fieles. Siguiendo esta trama sobre la vía del orante, en esta primera sección, ha
indicado el Pontífice, se abre luego una amplia y apasionada invitación a alabar al
Señor. El llamamiento se dirige a los “siervos del Señor que están en su casa, en
los atrios de la casa de nuestro Dios”.
Estamos por lo tanto, en la atmósfera
viva del culto que tiene lugar en el templo, lugar privilegiado y comunitario de la
oración. Después de la invitación a la alabanza, una voz solista proclama la expresión
de fe que comienza con la formula “Yo soy”. Este Credo, constituirá la sustancia de
todo el himno que se revela como una “proclamación de la grandeza del Señor, manifestada
en sus obras maravillosas”.
Luego, Benedicto XVI, siguiendo el texto del salmo,
ha recordado que la Omnipotencia Divina se manifiesta continuamente en todo el mundo.
Pero es, sobre todo, ha subrayado, otro aspecto de la actividad divina el que se celebra
en esta profesión de fe. Se trata de la admirable intervención en la historia, donde
el Creador muestra el rostro de Redentor de su Pueblo y de Soberano del mundo. El
amor Divino se convierte en amor concreto, se hace experimental en la historia, con
todas sus vicisitudes ásperas y gloriosas. La liturgia tiene como finalidad hacer
cada vez presentes y eficaces los dones divinos, sobre todo en la gran celebración
pascual que es la raíz de toda solemnidad y constituye el emblema supremo de la libertad
y de la salvación.
Benedicto XVI ha finalizado su catequesis en italiano recogiendo
el espíritu del salmo y de su alabanza a Dios, proponiéndolo a través de la voz de
San Clemente Romano como resuena en la oración conclusiva de su carta a los Corintios.
El Papa ha pedido a Dios “paz y concordia para todo el mundo”. San Clemente Romano
observa como en el salmo 124 se manifiesta el esplendente rostro de Dios Redentor,
así como su protección, concedida ya a los antiguos padres y que ahora llega a nosotros
en Cristo.
Este ha sido el resumen que de su catequesis ha hecho el Santo
Padre en español, para los peregrinos de nuestra lengua presentes en la audiencia
de la plaza de san Pedro:
Queridos
hermanos y hermanas: El Salmo que hemos escuchado es una gran
invitación a alabar al Señor en su templo, en el cual se manifiesta su presencia viva
entre nosotros. Dios no abandona a su pueblo, sino que interviene continuamente en
la historia manifestando en ella la omnipotencia de su amor y su rostro redentor que
libera a sus elegidos de la esclavitud y les otorga en herencia la tierra prometida. En
la historia, el amor divino es concreto, se hace visible y casi se puede experimentar.
Esta realidad, vivida ya por el pueblo de Israel, se manifiesta de un modo totalmente
nuevo y especialmente elocuente en Jesucristo, en el misterio de su muerte y resurrección,
que es la máxima expresión de la libertad y de la salvación.
El Santo
Padre, dirigiéndose a los peregrinos de lengua italiana, ha saludado de manera particular
a los participantes en el Congreso Internacional dedicado a “Los signos del Espíritu
del siglo XX. Una relectura histórica: los relatos de los testimonios”. “El pasado
siglo, ha dicho Benedicto XVI, lleno de páginas tristes de historia, ha estado, impregnado
al mismo tiempo, de maravillosos testimonios de resurgir espiritual y carismático
en todos los ámbitos de la vida y del comportamiento humano. Deseo que el Espíritu
Santo encuentre cada vez mayor acogida en el corazón de los creyentes, y se difunda
la “cultura de Pentecostés” tan necesaria en nuestro tiempo.
Como siempre,
Benedicto XVI después de haber saludado en varias lenguas se ha dirigido a los enfermos,
a los recién casados y a los jóvenes. A todos les ha invitado “a ser siempre fieles
al ideal evangélico para recomenzarlo cada día experimentando de esta manera la alegría
de la presencia de Cristo.
El Santo Padre, después de la audiencia se ha trasladado
al apartamento del palacio apostólico del Vaticano, tras haber permanecido en la residencia
de Castel Gandolfo durante el verano.