Llamamiento de la Santa Sede para que entre en vigor el Tratado de Prohibición Total
de Pruebas nucleares
Viernes, 23 sep (RV).- La Santa Sede ha unido su voz al llamamiento a los Estados
que aun no han ratificado el Tratado de Prohibición Total de Pruebas nucleares y cuya
firma es necesaria para que entre en vigor. El arzobispo Celestino Migliore, Observador
Permanente de la Santa Sede ante la ONU, intervino ayer en la cuarta conferencia
de estados miembros del Tratado de Prohibición Total de Pruebas nucleares (CTBT) quienes
están intensificando su presión para que los once países que no lo han ratificado
lo hagan, y despejen el camino para su entrada en vigor.
La razón por la que
el CTBT todavía no es efectivo es la negativa a ratificarlo de once países: Estados
Unidos, China, Pakistán, India, Corea del Norte, Israel, Colombia, Vietnam, Egipto,
Irán e Indonesia. Esos países forman parte de un grupo más amplio, de 44 naciones,
que cuentan con programas nucleares militares, comerciales o de investigación, y cuya
ratificación es obligatoria para que el convenio surta efecto y pueda aplicarse el
tratado, firmado hace ya nueve años.
En su intervención, el arzobispo Celestino
Migliore subrayó que “la erradicación total de la proliferación de las armas nucleares”
demostrará una valerosa toma de posición y un alto sentido de responsabilidad política
para avanzar en una cultura de la paz basada en la primacía de la ley y el respeto
de la vida humana.
Además, el Prelado describió “la disuasión nuclear como
una realidad habitual tras la Guerra Fría, que es cada vez más inaceptable aunque
se haga en nombre de la seguridad colectiva. Es una amenaza para la existencia de
distintos pueblos del mundo y termina por ser un pretexto convincente para aumentar
la capacidad nuclear”. “Debemos responder a esos peligros crecientes –manifestó Monseñor
Migliore-, incrementando nuestra determinación para construir un organismo legal internacional
que defienda un mundo libre de armas nucleares”.
El arzobispo recordó además
que “no obstante el siglo haya comenzado con la explosión del terrorismo global, no
debemos olvidar los principios del derecho humanitario internacional, ni el hecho
de que el uso de las armas puede ocasionar males y desastres más graves que los que
se pretendían eliminar”.