2005-09-26 16:45:37

Llamamiento de la Santa Sede para que entre en vigor el Tratado de Prohibición Total de Pruebas nucleares


Viernes, 23 sep (RV).- La Santa Sede ha unido su voz al llamamiento a los Estados que aun no han ratificado el Tratado de Prohibición Total de Pruebas nucleares y cuya firma es necesaria para que entre en vigor. El arzobispo Celestino Migliore, Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU, intervino ayer en la cuarta conferencia de estados miembros del Tratado de Prohibición Total de Pruebas nucleares (CTBT) quienes están intensificando su presión para que los once países que no lo han ratificado lo hagan, y despejen el camino para su entrada en vigor.

La razón por la que el CTBT todavía no es efectivo es la negativa a ratificarlo de once países: Estados Unidos, China, Pakistán, India, Corea del Norte, Israel, Colombia, Vietnam, Egipto, Irán e Indonesia. Esos países forman parte de un grupo más amplio, de 44 naciones, que cuentan con programas nucleares militares, comerciales o de investigación, y cuya ratificación es obligatoria para que el convenio surta efecto y pueda aplicarse el tratado, firmado hace ya nueve años.

En su intervención, el arzobispo Celestino Migliore subrayó que “la erradicación total de la proliferación de las armas nucleares” demostrará una valerosa toma de posición y un alto sentido de responsabilidad política para avanzar en una cultura de la paz basada en la primacía de la ley y el respeto de la vida humana.

Además, el Prelado describió “la disuasión nuclear como una realidad habitual tras la Guerra Fría, que es cada vez más inaceptable aunque se haga en nombre de la seguridad colectiva. Es una amenaza para la existencia de distintos pueblos del mundo y termina por ser un pretexto convincente para aumentar la capacidad nuclear”. “Debemos responder a esos peligros crecientes –manifestó Monseñor Migliore-, incrementando nuestra determinación para construir un organismo legal internacional que defienda un mundo libre de armas nucleares”.

El arzobispo recordó además que “no obstante el siglo haya comenzado con la explosión del terrorismo global, no debemos olvidar los principios del derecho humanitario internacional, ni el hecho de que el uso de las armas puede ocasionar males y desastres más graves que los que se pretendían eliminar”.








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