Relación entre Caridad y Eucaristía, tema central del último Ángelus desde Castel
Gandolfo
Domingo, 25 sep (RV).- Benedicto XVI se ha despedido de toda la comunidad de Castel
Gandolfo en el que ha sido el último Ángelus desde allí pronunciado, tras haber transcurrido
dos meses de reposo en esta localidad cercana a la capital italiana. En su alocución
previa al rezo mariano del Ángelus, el Santo Padre ha reflexionado una vez más sobre
la importancia del Misterio eucarístico, en particular, sobre la relación existente
entre la Eucaristía y la caridad. “‘Caridad’ –en griego ágape,
en latín caritas- no sólo significa el acto o el sentimiento benéfico –ha explicado
el Pontífice- sino también, se trata de un don espiritual, el amor de Dios que el
Espíritu Santo infunde en el corazón humano y que le lleva a donarse a la voluntad
de Dios mismo y del prójimo (Rm 5,5)”.
En este sentido Benedicto XVI ha recordado
cómo la propia existencia terrena de Jesús –desde su concepción, hasta su muerte en
la cruz- fue un acto de amor en sí mismo, de tal forma que podemos resumir nuestra
fe con las palabras: “Jesus Caritas, Jesús Amor”. El Papa ha proseguido su
alocución previa al Ángelus poniendo de relieve el ejemplo supremo de amor dado por
Jesús, cuando en la última cena, “sabiendo que había llegado su hora” (Jn 13,1), lavó
los pies a cada uno de los discípulos, dejándoles una gran herencia, la Eucaristía,
en la que se concentra todo el misterio pascual, como lo recordaba Juan Pablo II en
su Encíclica Ecclesia de Eucaristía.
“En la Eucaristía –ha proseguido
el Papa- el Señor se nos entrega en cuerpo, alma y divinidad, y nosotros nos transformamos
en una sola cosa con Él y entre nosotros. Nuestra respuesta a su amor tiene que ser
concreta, se debe expresar en una auténtica conversión al amor, en el perdón, en la
recíproca acogida y en la atención a los más necesitados”.
Para poder realizar
esta conversión a la caridad, Benedicto XVI ha puesto varios ejemplos de cómo se puede
ayudar al prójimo en la vida de cada día, para que la Eucaristía se transforme en
manantial de energía espiritual que renueva al mundo en el amor a Cristo. Los ejemplos
de este amor incondicional son los de los santos que “a través de la Eucaristía han
encontrado la fuerza de una caridad operosa y no heroica”, ha subrayado el Papa.
El
Pontífice ha recordado la figura de san Vicente de Paúl -de quien pasado mañana se
celebra la memoria litúrgica- y de la beata Madre Teresa de Calcuta, fundadora de
las Misioneras de la Caridad, que “encontraban en los más pobres el amor a Cristo”.
“Pero antes de todos los santos –ha exclamado Benedicto XVI- la caridad divina ha
colmado el corazón de la Virgen María. Recemos para que cada cristiano, nutriéndose
del Cuerpo y de la Sangre del Señor, crezca siempre en el amor a Dios y en el servicio
generoso a los hermanos”.
Y tras el rezo del Ángelus y el responso por los
fieles difuntos, el Santo Padre ha recordado la celebración, la próxima semana, de
la Jornada Mundial del Turismo y la Marítima Mundial, y ha saludado en varias lenguas
a todos los presentes en el patio del Palacio Apostólico de Castel Gandolfo. En inglés,
el Pontífice ha dirigido su pensamiento a todas las personas afectadas por los desastres
naturales en Estados Unidos y en todo el mundo, al igual que lo ha hecho en español,
este ha sido su saludo: “Saludo a los peregrinos
de lengua española llegados a Castelgandolfo, así como a los reunidos en la Plaza
de San Pedro y a cuantos siguen el rezo del Ángelus a través de la radio y la televisión.
Ante las catástrofes que afligen a tantos seres humanos, tened sentimientos de solidaridad
y fraternidad colaborando eficazmente, con espíritu generoso y caridad cristiana,
a mitigar el dolor y superar las adversidades. ¡Gracias!”.