2005-09-04 14:25:01

Conclusión de la XXVII semana dedica a la historia religiosa de Serbia y Bulgaria


Domingo, 4 sep (RV).- En 1979, el obispo Carlo Columbo, presidente de la Fundación Ambrosiana Pablo VI, dio inicio a una serie de encuentros semanales al año en los que se delineaba el cuadro de la historia de las religiones en Europa, con el fin de favorecer el encuentro entre los pueblos a través de la formación, sobre todo entre los jóvenes, de una nueva mentalidad europea basada en un conocimiento serio y documentado de los hechos religiosos y culturales que caracterizan a cada país.

La idea provino del discurso que el entonces arzobispo Giovanni Battista Montini pronunció en 1958 en ocasión de la bendición de la estatua dedicada a “Nuestra Señora de Europa”, en la casa alpina de Motta: “El día que circule un pensamiento de amistad y de cultura común, que una a los distintos pueblos que componen esta Europa tan mal compaginada, se producirá una unidad espiritual. Necesitamos que un alma única componga a Europa, para que de verdad su unión sea fuerte, coherente, consciente y benéfica”. (Homilía del 12 de septiembre de 1958 en el Alpe Motta de Campodolcino).

La primera semana europea, en septiembre de hace 26 años, estuvo dedicada a Italia, y desde allí cada año se ha repasado la historia y tradiciones de cada uno de los países de este continente. En el ámbito del trienio 2004-2006 dedicado a la Europa de los Balcanes, el Congreso se ha detenido este año en la historia religiosa de Serbia y Bulgaria, desde su primera evangelización, a la obra de los misioneros bizantinos, a la época contemporánea, poniendo especial énfasis a las relaciones de las dos naciones con Bizancio, la Santa Sede, Moscú y Grecia, así como la significativa influencia ejercitada entre los siglos XI y XIV.

Esta semana, que hoy ha llegado a su conclusión, ha afrontado temas tan importantes para el catolicismo occidental como; las relaciones de la Santa Sede con las dos Iglesias ortodoxas de Serbia y Bulgaria; la existencia, en los dos países, de comunidades y jerarquías católicas de rito romano y griego; y el diálogo entre confesiones. Especial importancia se ha dado a la historia de la santidad: la de los monasterios de Athos, de Serbia y de Kósovo, de Bulgaria y de Macedonia; la de los príncipes y los obispos santos; y la de los mártires de la fe, que constituyen la secreta vida interior de la Iglesia.

No ha sido fácil dar, en una semana, un mosaico de cómo es la lengua, la cultura y la religión en la zona de Europa Balcánica, ya que su diversidad de este país en cuanto a influencias recibidas es amplísima, por lo que para poder dar una muestra de cómo es, se han explorado las diferentes identidades nacionales. De ahí que la primera semana de este tríptico –que afronta en tres años la historia religiosa de eslovenos, croatos, serbios, albaneses, macedonios y búlgaros, además de bosnios, herzegovinos y montenegros- haya estado dedicada a la historia religiosa de Serbia y Bulgaria.








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