Continúa la visita “ad Limina” de los obispos mexicanos. Entrevista con el arzobispo
de Chihuahua y el obispo de Culiacán
Sábado, 3 sep (RV).- Los obispos mexicanos que se encuentran en Roma en vista “ad
Limina Apostolorum” coinciden en destacar, tras los encuentros que el Papa mantiene
con ellos desde el pasado 1 de septiembre, la cercanía humana del Pontífice y el interés
de éste hacia cada una de las diócesis, preguntando en cada audiencia privada que
mantiene con cada uno de ellos cuál es la realidad de cada una de las regiones.
Precisamente
nuestra emisora ha entrevistado a dos de estos obispos que ya han sido recibidos por
Benedicto XVI. En primer lugar hemos contado con el testimonio del arzobispo de Chihuahua,
monseñor José Fernández Arteaga, quien nos ha explicado la importancia de estos encuentros,
poniendo de relieve la visita que hicieron al Pontificio Consejo para la Familia.
En los mismos
términos se ha expresado el obispo de Culiacán, monseñor Benjamín Jiménez Hernández,
hablando para nuestra emisora sobre el encuentro mantenido con el Papa en Castel Gandolfo.
El mismo obispo
de Culiacán tuvo también unas palabras de aliento para las víctimas que ha dejado
a su paso el huracán “Katrina” por la costa sur de Estados Unidos, devastando completamente
la ciudad de Nueva Orleáns. Así pide que se les ayude.
Precisamente
a la ciudad de Nueva Orleáns, la más afectada por el huracán “Katrina”, están llegando
las primeras ayudas. Desde la Conferencia Episcopal estadounidense se hizo un llamamiento
pidiendo ayuda a todas las asociaciones católicas ya que la situación era y es, de
extrema gravedad, dado que el agua que ha inundado la ciudad y que saca a flote cada
vez más cadáveres, puede convertirse en foco de infecciones.
A este llamamiento
se ha unido la Conferencia Episcopal de Obispos Católicos de Canadá (CECC), expresando
-a través de una carta enviada por el arzobispo de San John y Presidente de dicha
conferencia, monseñor Brendan O’Brien, a su homólogo estadounidense, monseñor William
Skylstad- el apoyo de todos los canadienses al pueblo de Nueva Orleáns ante la “devastación”
causada por el huracán “Katrina”.
Y es que, precisamente, la zona más dañada
fue territorio perteneciente a la diócesis de Québec a principios de 1674, encontrando
refugio en estas tierras muchos canadienses tras las deportaciones producidas en el
siglo XVIII. “Esta región suscita grandes emociones para un gran número de nuestros
compatriotas, sobre todo católicos –escribe monseñor O’Brien-. Le pedimos que transmita
nuestras oraciones a todos nuestros hermanos obispos”, finaliza la misiva, señalando
por último que desde la Conferencia Episcopal canadiense se enviará ayuda económica
a través de Cruz Roja y de la Conferencia Episcopal estadounidense.
Mientras,
la situación mejora de forma muy lenta. Decenas de helicópteros trabajan sin descanso
para poder trasladar a los cientos de evacuados a un hospital de campaña y desde ayer
empiezan a llegar los primeros alimentos a la población que vive desde hace 6 días
sin agua potable y sin luz.