2005-08-26 14:27:30

XXVII Aniversario de la elección de Juan Pablo I


Viernes, 26 ago (RV).- El 26 de agosto de 1978, tras el fallecimiento del Papa Pablo VI, el entonces Patriarca de Venecia, cardenal Albino Luciani, era elegido Sucesor de Pedro. Lo fue durante 33 días, hasta el 28 de septiembre de ese mismo año en que falleció repentinamente. Evocando a este Pontífice que precedió a Juan Pablo II, recordamos unas palabras del radiomensaje Urbi et Orbi que Papa Luciani dirigió al mundo un día después de su elección.

Manifestando su anhelo de entregarse al servicio de la misión universal de la Iglesia, es decir al servicio de la humanidad, de la verdad, de la justicia, de la paz, de la concordia, de la colaboración entre las naciones y entre los pueblos», Juan Pablo I se dirigía a los «hombres, hermanos de todo el mundo».

Subrayando que «todos estamos comprometidos en la obra de elevar al mundo hacia una justicia cada vez mayor, hacia la paz estable, hacia la cooperación sincera...», el Papa Luciani exhortaba a todos los hombres, de todo orden social – desde los más humildes hasta los líderes responsables de cada pueblo - a «ser instrumentos eficaces y responsables de un orden nuevo, más justo y sincero».

En este mismo radiomensaje, al comenzar su misión, como «humilde Vicario de Cristo»... lleno de trepidación y confiando en Dios, Juan Pablo I se ponía enteramente a disposición de la Iglesia y de la sociedad civil, sin distinción de raza o pertenencia alguna, para asegurar al mundo un amanecer más sereno y dulce... La Iglesia – destacaba el Papa Luciani - «convocada y constituida por Dios para que sea sacramento visible de la unidad salvífica, para todos y cada uno, rebosando todos los límites de tiempos y de lugares, entra en la historia humana con el anhelo de extenderse a todas las naciones», testimoniando a «Jesús, autor de la salvación, y principio de la unidad y de la paz».







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