Desde la CEE se valora muy positivamente la experiencia vivida en Colonia y se ve
con gran alegría la elección de Sindey
Martes, 23 ago (RV).- Poco a poco, los jóvenes de todo el mundo van regresando a sus
países tras haber participado en la XX Jornada Mundial de la Juventud. Un acontecimiento
en el que se ha marcado la unión entre la Iglesia y los jóvenes, no sólo a través
de la Santa Misa celebrada en la explanada de Marienfield, o por el Vía Crucis que
vio como miles de jóvenes tomaban parte en este acontecimiento, sino porque a través
de las palabras de Benedicto XVI se ha transmitido un mensaje de regeneración, un
mensaje en el que el Santo Padre ha pedido a la Iglesia que esté cerca de los jóvenes,
y a éstos, el Papa les ha alentado a seguir de cerca a la Iglesia no dejándose tentar
por modas efímeras que dejan de lado a las personas en los momentos de necesidad.
Y
quién mejor nos podía hablar de cómo se han desarrollado estas Jornadas, si no el
Director del Departamento de Juventud de la Conferencia Episcopal Española, Víctor
Cortizo. Víctor, vosotros habéis vivido en primera persona estas Jornadas, has visto
cómo los jóvenes se emocionaban, cantaban y recibían las palabras del Papa con solemnidad.
¿Cuál sería la valoración que tú harías sobre el desarrollo de esta XX edición de
la Jornada Mundial de la Juventud?
Ciertamente,
una de las cosas que me imagino que también habrá sido recibida con gran alborozo
habrá sido el anuncio de que Benedicto XVI quiere continuar celebrando estas Jornadas
Mundiales de la Juventud y ha señalado que en 2008 será Sydney, Australia, el lugar
elegido para esta reunión entre los jóvenes y el Santo Padre. ¿Cómo se han tomado
los jóvenes esta noticia?.
Y con este
mensaje de esperanza, de llamamiento a la unidad entre los jóvenes y la Iglesia, se
ha puesto el broche de oro a una semana de celebraciones que verá su proseguimiento
dentro de tres años, porque la Iglesia quiere ser joven, como señaló el propio Benedicto
XVI.